GUADALAJARA, JALISCO (17/AGO/2016).- Una barda de su domicilio se reblandeció y le cayó encima. En marzo de 2015, Jesús Aviña perdió la movilidad de sus piernas porque los escombros de una pared en remodelación aplastaron sus vértebras y le causaron una lesión medular. Desde entonces se traslada en una silla de ruedas.Cuando sus extremidades le respondían era enfermero. Lo fue durante 21 años, pero prescindieron de sus servicios cuando entró en la silla de ruedas a pedir una oportunidad en el área administrativa. “Luché y luché, pero no me permitieron seguir laborando. Dijeron que era mucho riesgo… no me dieron el beneficio de la duda”.Así comenzó a buscar alternativas para facilitar sus traslados hasta que un amigo lo contactó con Norberto Velázquez, quien desde 2010 trabaja en un exoesqueleto cuya función es, precisamente, ayudar a las personas sin movilidad en las piernas a volver a caminar.Las terapias con esta herramienta, de manufactura tapatía, han facilitado la vida de Jesús. “El ponérmelo, el sentir de nuevo estar de pie, es una sensación maravillosa. Es muy bueno como rehabilitación porque no se descalcifican los huesos y circula mejor la sangre… es otro mundo”.“Proyecto Roki”. Ese es el nombre que tiene el exoesqueleto fabricado por Roki Robotics: una empresa que nació en la Universidad Panamericana y que, para ver la luz, recibió apoyos del Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología de Jalisco (CoecytJal).Según Norberto, la versión más novedosa del exoesqueleto puede levantar a una persona de hasta 95 kilogramos de peso, es desarmable para facilitar su transportación y es “el más accesible del mundo”, pues los 260 mil pesos que cuesta están por debajo del promedio en esta tecnología.José Antonio Aviña, coordinador de Investigación y Desarrollo Tecnológico e Innovación del Gobierno de Jalisco, indica que han impulsado el emprendimiento en temas tecnológicos desde un enfoque científico y académico. Por eso la robótica registra un auge entre los jóvenes.
