Sus detractores, que los hay, dirán que desde el Apple II Woz no ha movido un dedo. Bajo su mando —aunque el nunca quiso mandar en la compañía y de hecho sólo aceptó abandonar HP y fundar Apple a cambio de no tener que ocupar ningún puesto ejecutivo- es posible que muchos productos que han convertido a Apple en lo que es hoy en día no hubieran salido al mercado. Pero Apple necesita a Woz para recordar su lugar en la historia de la informática, que no es en absoluto pequeño aunque sean muchos los que creen que no existían manzanas antes del iMac o el iPod.