El cerebro puede procesar datos visuales sin conexión con los ojos

CIUDAD DE MÉXICO (01/MAR/2013).- Uno de los grandes retos en materia de trasplantes es entender cómo el cerebro y el cuerpo se adaptan a grandes cambios en la organización. Para entender lo anterior científicos norteamericanos llevaron a cabo un experimento que en teoría podría sonar extraño, pero sin duda, representa un paso importante para nuevas investigaciones en esta rama.

Un grupo de biólogos de la Escuela de Artes y Ciencias de la Universidad de Tufts lograron trasplantar ojos de una rana en la cola de un renacuajo, pudiendo conferirles visión sin una conexión directa neural en el cerebro, según publicó el Journal of Experimental Biology.

De acuerdo con Douglas J. Blackiston, autor principal del artículo, la investigación pone en evidencia “la notable capacidad del cerebro, o plasticidad, para procesar datos visuales procedentes de los ojos fuera de lugar, incluso cuando se encuentran lejos de la cabeza.”

Las posibilidades de este tipo de trasplantes no se centran en la curiosidad que representa un órgano insertado caprichosamente en alguna zona insospechada del organismo, como el caso de las colas de los renacuajos, sino en los resultados arrojados en la capacidad de reacción de estos. En este caso los ojos.

Michael Levin, profesor de Biología y director del Centro de Biología Regenerativa y de Desarrollo en dicha universidad ubicada en Medford, Massachusetts, señala que “El objetivo principal de la medicina es algún día ser capaz de restaurar la función de las estructuras sensoriales dañadas o faltantes mediante el uso de piezas de recambio biológicas o artificiales.”

En el experimento se extirparon quirúrgicamente ojos de un embrión donante y se injertaron en la región posterior de embriones receptores, lo que indujo al crecimiento de ojos ectópicos, y eliminó los ojos naturales de los receptores, quedando únicamente aquellos donados. Las observaciones posteriores revelaron distintos patrones de inervación pero ninguno de los animales desarrolló una red neuronal que conectara los ojos ectópicos con el cerebro o la región craneal.

Más de 19% de los animales con los nervios ópticos conectados a la columna vertebral demostró respuestas aprendidas a estímulos luminosos. La respuesta de éstos a las luces, obtenida durante los experimentos, no fue diferente de la de un grupo control de renacuajos con ojos naturales.

“Esto nunca se ha demostrado antes. Nadie se hubiera imaginado que los ojos en el flanco de un renacuajo podían ver, sobre todo cuando sólo están conectados a la médula espinal y no al cerebro”, dijo Levin, confirmando con esto que los ojos ectópicos realizan la función visual.

Estos resultados indican una notable maleabilidad en la capacidad del cerebro para incorporar las señales de varias regiones del cuerpo en los programas de comportamiento desarrollados con un diseño corporal específico y diferente.

El cerebro reconoce los datos visuales de los ojos que inciden en la médula espinal, aunque aún hay que determinar si esta flexibilidad en el cerebro de los vertebrados se extiende a otros órganos ectópicos o apropiados en las distintas especies.

Sin embargo, aún hay muchas implicaciones de este estudio, pero el principal desde un punto de vista médico es que no sea necesario hacer conexiones específicas del cerebro en el tratamiento de trastornos sensoriales como la ceguera, para facilitaría este tipo de procedimientos.

Con información de Agencia Sinembargo.mx