Lunes, 25 de Noviembre 2024
Tecnología | Debido a que es considerado el primer robot submarino que cruzó el Atlántico

El ‘Sputnik’ se convierte en parte del Museo de Historia Natural

El 4 de diciembre en 2009 el parecido a un cohete amarillo con una longitud de dos metros, se presentó en las costas de Baiona viajando durante 221 días

Por: EFE

Se aprecia a unos investigadores subiendo a un bote al 'Caballero Escarlata', nombre con que se conoce al primer robot submarino. EFE  /

Se aprecia a unos investigadores subiendo a un bote al 'Caballero Escarlata', nombre con que se conoce al primer robot submarino. EFE /

WASHINGTON, ESTADOS UNIDOS (10/DIC/2010).- El primer robot submarino no tripulado que cruzó el Atlántico se convirtió en pieza de museo en Washington, un año después de llegar a Galicia en una hazaña dirigida por científicos españoles que muchos comparan con la del satélite pionero Sputnik.
El 4 de diciembre de 2009, un robot con aspecto de cohete amarillo, de poco más de dos metros de longitud, arribó a las costas de Baiona, en Galicia, tras 221 días de viaje y siete mil 400 kilómetros recorridos.

Un año más tarde, el "Caballero Escarlata", como lo bautizaron sus creadores en la Universidad de Rutgers (Nueva Jersey, EU), forma ya parte de la colección permanente del Museo de Historia Natural de Washington, situado simbólicamente cerca del primer avión que surcó el Atlántico en 1927, el "Spirit of Saint Louis".

Una de las singularidades del aparato es que no utiliza energía contaminante, sino que se mueve impulsado por las propias corrientes marinas y por una pequeña batería, que genera una potencia equivalente a la de tres bombillas de un árbol de Navidad.

La travesía, en la que el robot recogía datos del océano como la densidad del agua, la salinidad y la temperatura, llegó a su fin gracias a los científicos de la Facultad del Mar de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, que corregían día a día la trayectoria del artefacto con un sistema de inteligencia artificial.

Tras una primera misión frustrada, en la que sus monitores perdieron la pista de un robot que se dirigía a las islas Azores, controlar el viaje del "Caballero Escarlata" desde Nueva Jersey fue para el equipo dirigido por el científico español Antonio González Ramos "una experiencia impresionante".

"La Marina de EU nos daba un 5 por ciento de posibilidades de lograrlo, y lo logramos", dijo González a Efe en la inauguración de la exposición, a la que acudió junto a su compañero Jorge Cabrera y a Enrique Álvarez, representante de Puertos del Estado, del Ministerio de Fomento español.

"Fue la primera vez que se navegó el océano en tres dimensiones, como hacen los aviones en el espacio aéreo, y todo ello con la energía contenida en medio litro de gasolina", añadió.

El planeador submarino, conocido como "glider" en inglés, se movía a unos 15 centímetros por segundo, entre 20 y 140 metros de profundidad, y hacía tres inmersiones al día. Cada ocho horas, volvía a la superficie para enviar datos sobre su posición, explicó González.

Aunque el equipo minimizaba el tiempo en la superficie para evitar colisiones, el robot sufrió desde ataques de calamares que chocaban contra su parte posterior hasta una invasión de percebes que "se adherían a la nave y la desviaban hacia la derecha", dijo.

Aquel viaje inaugural llenó las mentes de los científicos de nuevas ideas, y González no duda de que "en cuestión de 20 o 30 años", el que muchos de ellos ya llaman el "Sputnik del mar" habrá abierto una puerta tan importante como la de ese primer satélite lanzado en 1957.

Para el investigador canario, cabe "incluso la posibilidad de volar aviones submarinos en el océano" en un futuro, gracias a las pequeñas alas de las que dispone el robot y a "una pequeña bomba que permitiera introducir agua para aumentar el peso o reducirlo".

En cambio, la posibilidad de convertir el pequeño aparato en un sistema de transporte marítimo no convence tanto al líder del proyecto en la Universidad de Rutgers, Scott Glenn, que cree que su mayor potencial está precisamente en colocarlo en "lugares demasiado complicados para enviar a personas", según dijo a Efe.

Esa misma idea motivó a la Agencia Nacional del Océano y la Atmósfera estadounidense (NOAA, por sus siglas en inglés) a enviar tres robots muy similares al "Caballero Escarlata" a las aguas del Golfo de México, como parte de la respuesta al vertido del pozo averiado de BP.

"Colocamos los aparatos alrededor de la zona afectada, y usamos sus sensores para medir el nivel de hidrocarburos en el agua, para poder reaccionar si el petróleo se extendía también a esas áreas", indicó a Efe Zdenka Willis, de la NOAA.

El uso más probable de los robots submarinos está, para Willis, en la meteorología, dado que "pueden colocarse bajo huracanes sin ningún problema", y en "la medición del cambio climático", una idea que comenzará a aplicarse en los próximos meses en la Antártida.

Sea como sea el futuro, los científicos de Las Palmas no olvidarán las connotaciones históricas de la primera misión, cuyo recorrido fue prácticamente el mismo que el que trazó Martín Alonso Pinzón en su vuelta de América en 1493 a bordo de "La Pinta".

"Ambas misiones tenían el mismo destino: o bien desaparecer en el océano, o pasar a la historia. Y ambas acabaron igual", recordó González.

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