Villanueva

GUADALAJARA, JALISCO (26/JUN/2016).- Al Oeste del Cerro el Picacho, se encuentra la preciosa población zacatecana llamada, “Villanueva”. La Real Audiencia de Guadalajara mercedó tres caballerías de tierra al señor Diego Hernández de Proaño, en la región que se denominó “Santa Cruz”. Con el tiempo se fue poblando el asentamiento, sus moradores quisieron llamarlo con otro nombre, y pensaron que por agradecimiento al gobernador de la Nueva Galicia, Alfonso Ceballos Villagutierre y al alcalde mayor de Juchipila, Pedro de Salazar Águila, bautizarlo, “Villagutierre del Águila”.En 1691 solicitaron legalizar el nombre, y el 7 de noviembre del mismo año, fue autorizada la petición. Los comarcanos empezaron a referir al poblado de nuevo nombre como “Villanueva”, el otro nombre era largo, y se le fue quedando hasta registrarlo como tal.

De Tayahua, seguimos rumbo a Zapoqui, pasando Tenango vimos El Picacho y en breve estábamos admirando hermosas fincas, la vivienda del conde de Santiago de la Laguna, de vistosos balcones, uno con peculiares troneras a sus costados. La Joyería Diamante, con dos bizarros balcones. Una construcción con balcón corrido y dos puertas arqueadas. Una morada nos mostró un atractivo marco en su puerta, remate arqueado con volutas y en su friso, ramas con flores. Una esquina nos cautivó por su buena altura (de dos niveles) y su balcón corrido con tres puertas. La planta baja comprende la tienda de cuatro puertas, arriba se lee: “LAS TRES BBB”, la puerta aledaña, sube a la planta alta, que era la casa, hoy consultorio médico. La edificación vecina también goza de balcón corrido y la siguiente cuenta con un portal de cuatro arcos en medio punto y en su segundo nivel, dos balcones sencillos. Las tres últimas edificaciones miran al jardín, comprendido por rejas, con entradas arqueadas y rematadas por un frontón y almenas, animado por cipreses, fresnos y palmeras, que rodean al admirable kiosco, alto, conformado por delgadas columnas cuadradas con capiteles toscanos, que reciben con garbo dieciséis arcos florales, de exquisita talla, y una suave cúpula con linterna.

Por otro costado, la presidencia también se asoma al espacio verde, su portal fue delimitado por siete arcos dóricos, arriba, cuatro balcones y sobre el cornisamento un reloj de caratula redonda y con tres caras. Otra edificación vecina del jardín, es la parroquia de San Judas Tadeo, la fachada principal con puerta rematada en arco un tanto trilobulado, con cortes escuadrados, sobre capiteles dóricos, enmarcada por medias columnas de estrías curveadas con capiteles dóricos, entre ellas nichos enconchados con santo. Arriba de la cornisa, la ventana coral, con rosetón. Las medias columnas se repitan, pero lisas, y los nichos también, pero con diferente santo. Sobre el cornisamento, un reloj abrazado por balaustradas y rematado por el santo patrono. Del costado derecho sobresale el elaborado campanario, de un cuerpo y de planta cuadrada, con dos vanos arqueados por cara, cúpula de ocho gajos con azulejos y linterna. La puerta lateral, arqueada, con emblema en su clave, en la cornisa, un nicho con el santo venerado y media almena por lado, comprendidos por volutas y una cruz. La planta arquitectónica, en cruz latina, con cúpula en el crucero, de tambor octagonal, con una ventana cuadrada en cada cara, en el altar, San Judas.

A unos pasos apreciamos La Merced, data de finales del siglo XVIII, de puerta arqueada, enmarcada por columnas jónicas, que soportan un frontón truncado, su abertura da paso a la ventana coral, vertical. Remata con barbicana curveada con cruz. Del lado derecho se levantó el expresivo campanario, de un cuerpo y de planta cuadrada, con un vano arqueado por cara, con medias columnas jónicas, la cúpula sube con gracia, formando la linterna, mágica fusión, coronada con veleta. Un andar pausado entre bellas casas de altos vanos arqueados, y llegamos a La Soledad, con una flor en la clave de su puerta arqueada, embellecida por columnas jónicas y cornisa dentada. La ventana coral circular y el remate con almenas.