GUADALAJARA, JALISCO (05/FEB/2017).- Dudé muchísimo para escribir este relato sobre lo que es efímero. Se me empezó a trabar la lengua y comencé a decir unas costras por ostras al tratar de explicarlo; y nada, que ya se me olvidó lo que les iba a platicar… quizás por lo efímero que era; pero bueno, para acabar pronto, “efímero” es algo que dura muy poco; la vida es un buen ejemplo; una flor; una palabra dicha al viento; una nota musical, o el endredo de las ideas morednas que se decsurebiron druante un etsduio, en dodne se decía que no improta el odren en le que las letars estén escriats; y que la úinca csoa impotratne es que la primirea y la utlima ltera estén en la psiocion corretca. El odren, peude etsar totlamnete mal, y aún aís pordás lerelo sin problmea. Esto es pquore no lemeos cada ltera en si mimsa, proque la palbara es un todo. ¡A mi etso me pearse icrneilbe! Y si las pablaras, por cuehcas que etsén y el mesnaje sea tan improtante ¡Efímeras son!Ahora, si así son los tropiezos con las palabras, los tropiezos con las piedras, siempre han sido para mí un reto y a la vez una aventura. Tratar de apreciar las formas, colores, texturas, olores, temperatura, y hasta los sabores escondidos en esa dura belleza muda, estática e ignorada, que por casualidad encuentras tirada en la montaña, puede ser -si así lo sientes- una experiencia única.¿Por qué es un reto y una experiencia? me preguntarán.Pues por el hecho de poder descubrir la belleza en donde aparentemente no la hay.Y ¿Por qué es una aventura?Porque al tratar de balancear esa piedra en la posición más inusual posible, y con ella hacer una escultura efímera que muy pronto se volverá a perder entre el monte, eso creo que es una poética aventura personal. Sé que todo esto parece una locura, una demencia, o quizás una tontería para unos, pero para otros, estoy seguro de que encontrarán en ello una pizca de inspiración, un cachito de arte, un encuentro, o quizás tan solo un sueño. Pero ¿qué la vida no tiene un poco de todo esto?¿No es una aventura dejar salir al niño que traemos dentro para dejarlo correr entre las letras, las piedras y las montañas, y que su imaginación se desborde entre las cosas bellas, sutiles y efímeras que desgraciadamente son pasadas por alto por la mayoría?¿No es una aventura meterse entre las rocas, tocarlas, sentirlas, disfrutar de sus formas, sus colores, sus olores, sus texturas y su balance?¿No es poesía decir algo que sea más bello que el silencio? ¿O poder agregar a la naturaleza algo insólito bello y efímero sin lastimarla?¿No es impresionante tener una piedra entre las manos… sentir sus formas, su peso, su textura, y realizar cómo la fuerza de la gravedad actúa sobre ella en la extraña posición en que se quiere colocar?¿No es maravilloso realizar la manera en que las manos -al tratar de balancearla- mandan al cerebro informaciones instantáneas y precisas sobre las fuerzas gravitacionales que afectan a la roca en esa inusual posición? ¿y cómo el cerebro devuelve a las manos los millones de impulsos para lograr que la roca se mantenga en esa postura inverosímil?Intenten hacerlo. Sé que la van a gozar.Muy impresionante es la sensación que se experimenta al realizar el momento en que tu cerebro ordena a las manos dejar en paz a la piedra porque ¡ya se quedó ahí parada! ¡es increíble! ¡no se mueve ni se cae!¡Estate quieto! ¡lo lograste! ¡disfrútalo!Te vas y sigues caminando engolosinado con la escultura que hiciste con las informaciones que tus manos recibieron de tu mente… y un poco después… volteas y fuuum ¡ya no está tu escultura! Un suave viento la tiró y la montaña vuelve a quedar intacta. ¿No es eso poesía?