Un extraño baile

GUADALAJARA, JALISCO (11/AGO/2013).- Machos eran los de antes”, dirían las abuelas. En vano, por supuesto, dado que ya nada puede detener el avance de lo que en Argentina se llama “Tango Queer” y que no es otra cosa más que la famosa danza del 2x4 ejecutada por personas del mismo sexo.

Más allá de la demostración de lo mucho que han cambiado tantas cosas en nuestros tiempos, el asunto no deja de ser una curiosidad si se tiene en cuenta la virilidad de cliché siempre representada en el tango y la milonga, géneros donde el hombre lloraba por el amor perdido, la mujer era una malvada sin corazón y los machos resolvían sus cuestiones a punta de cuchillo.

La danza fue reflejo de ese “amor apache” entre el hombre y la mujer, una guerra de sexos donde predominan la sensualidad y el cortejo a altos grados de temperatura, constituyéndose, sobre todo en Europa y en Estados Unidos, en un tópico de acrobacia inaudita y poco cercano a la realidad.

Sin embargo, los que bailan tango saben que se trata de un juego corporal donde el entendimiento en la pareja es sustancial. No vale levantar la pierna ni tirarse al suelo en forma histérica, sino llevar el ritmo y sentir los compases.

No parece fácil, pero eso no ha sido obstáculo para la gran expansión de una danza que se practica en todo el mundo y que las nuevas generaciones adoptaron con veneración.

La historia cuenta que en el 1900, cuando comenzó a surgir el tango, los que lo bailaban “eran los más valientes y diestros, no sólo con los pies, también con el cuchillo.

Se aprendía a bailar tango a puro ensayo y error y se practicaban los pasos para mostrar en público. Después, el aprendizaje pasó a la familia y, por en los sesenta, los padres enseñaban a sus hijos, los hermanos mayores a los menores y se ejercitaban entre primos o tíos”.

Qué es el Tango Queer

El Tango Queer define la práctica del baile del tango entre personas del mismo sexo, sin excluir por ello a los heterosexuales.

“Usar la palabra ‘queer’ (extraño) para autodenominarse supone una apropiación del término y la resignificación de su connotación peyorativa y esto implica la subversión de un orden”, explica la página argentina www.tangoqueer.com.

“Al ubicar todo aquello que denota fuera de la norma, el término incluye a todas las personas indistintamente, sin fijarlas dentro de un orden estático, sino fundando su convivencia en la diversidad”, agrega.

Las lesbianas, bisexuales, transgénero, tienen cuestionado el rol social desde su dinámica erótico sensual y social, y de esta manera se facilita la posibilidad de explorar, a través de la danza, nuevas formas de comunicación, aseguran los aficionados a esta práctica.

“En este espacio nadie presupone tu orientación sexual ni tu gusto por ocupar un rol u otro al bailar tango. Lo “normal” aquí es lo diferente, y cuando bailas lo hagas con quien quieres y en el rol que quieres”, afirman.

En el marco del concepto Tango Queer se realizan fiestas y actividades culturales durante el año y el espacio forma parte de la organización del Festival Internacional de Tango Queer de Buenos Aires que se realiza desde el año 2006 en dicha capital sudamericana.

La disciplina tiene gran repercusión y trasciende sus fronteras de origen, al punto de que existe en México un grupo aficionado a la especialidad y que organizaron el Tercer Festival Internacional de Tango Queer, que se desarrolló el pasado mes de julio en la capital del país.

El festival busca romper convenciones y honrar la práctica de una disciplina sin acendrar los roles dispuestos históricamente y ya perimidos.

“Y el malevaje extrañao me mira sin comprender”, reza la milonga Malevaje, muy popular en el género. Hermosa y divertida paráfrasis para celebrar con humor el cambio de los tiempos, el avance de la tolerancia y la evolución de paradigmas que tanto daño han hecho en el campo de las relaciones humanas.