Sábado, 11 de Octubre 2025
Suplementos | La rica arquitectura del recinto se destaca en la ciudad

Templo del Carmen

La rica arquitectura del recinto destaca en la ciudad, al tiempo que se ha transformado en una estampa de la misma

Por: EL INFORMADOR

Absoluta paz. El majestuoso Templo del Carmen domina el horizonte potosino. EL INFORMADOR / V. García

Absoluta paz. El majestuoso Templo del Carmen domina el horizonte potosino. EL INFORMADOR / V. García

GUADALAJARA, JALISCO (09/AGO/2015).- La calle potosina de Othón se pavonea de una expresiva edificación del barroco estípite, el esplendido Templo del Carmen. Martín Ernesto García Muñoz, nos dice: “El barroco mexicano demostró una gran calidad, creatividad y aportación en el desarrollo de los tres siglos del virreinato, en las siguientes modalidades constructivas: El plateresco en el siglo XVI. El barroco sobrio, 1580-1630. El barroco salomónico, 1630-1730. El barroco estípite o churrigueresco, 1736-1775.

El barroco anástilo de fines del siglo XVIII y principios del XIX. Y las modalidades de carácter decorativo como: Alfarjes y artesonados. Lacería y vegetación. Azulejos de Talavera y ladrillo… Este conjunto arquitectónico es una sorpresa de grandes obras de arte barroco entre las que destaca el camarín de la Virgen, una pequeña capilla o sagrario adosada en la parte norte del templo del Carmen. Este espacio muestra un retablo dorado rematado con una concha, el cual parece encontrarse en un espacio queriendo transmitir, como todos los barrocos, la interpretación terrena y estípite-churrigueresca, que logra con elegancia y exuberancia, uno de los edificios religiosos más bellamente realizados”. 

Del Museo del Virreinato dimos unos pasos para admirar el hermoso templo del Carmen, se inició en 1749 y se terminó para 1764. La fachada principal fue conformada por tres cuerpos, el primero, con la puerta principal en arco de medio punto sobre capiteles dóricos, el peculiar arco con siete flores en sus dovelas, en la clave, el símbolo del profeta Elías, un brazo con una espada de fuego. El vano fue enmarcado por dos columnas por costado, salomónicas con capiteles corintios, las basas con conchas y caras de ángeles, preciosas tiras decoradas caen con gracia de los capiteles. Entre las columnas, nichos enconchados, el izquierdo con el profeta Elías, con su espada de fuego y, el derecho, Eliseo con su libro.

El segundo cuerpo con la ventana coral, arqueada y emplomada, enmarcada por columnas estípites, dos similares columnas se manifiestan a cada lado pero de mayor escala y con capiteles corintios y entre ellas nichos enconchados, uno con Santa Teresa de Ávila y otro con San Juan de la Cruz. El tercer cuerpo, resguarda en un nicho y al centro, a la Virgen del Carmen. Las columnas del segundo cuerpo se repiten pero a menor escala, al igual que los nichos, uno con Santa María Magdalena y el otro con San Pedro Tomas, a los extremos el escudo de los carmelitas descalzos: el monte Carmelo con cruz patente y tres estrellas. El remate, de forma piramidal, embellecido por angelitos, sobre la cornisa y al centro, San Miguel y tres almenas por costado.

Del lado derecho se levantó el campanario, de planta cuadrada y de dos cuerpos, el primero con dos vanos arqueados por cara, enmarcado por columnas salomónicas con capiteles corintios. El segundo, octagonal, con cuatro vanos arqueados y cuatro nichos con santos, columnas salomónicas los separan. Fue cubierto por un cono octagonal y en su cresta, posa un santo. La puerta lateral, fue enmarcada por columnas salomónicas con capiteles corintios, arriba, hay un nicho con San José entre estípites dobles.

El interior, en planta de cruz latina, la cúpula de tambor octagonal con ángeles y linterna. El retablo mayor fue retirado en 1824, sustituido por uno neoclásico de Tresguerras, donde luce la Virgen con el Niño. Del lado izquierdo cuelgan las pinturas de los patrocinadores, Fernando de Torres y señora. Los dos retablos laterales son de cantera gris.

Al acercarnos a la capilla del Carmen, fuimos sorprendidos por el retablo de Los Siete Príncipes, que enmarca y embellece su entrada, toda una obra de arte, de labradas columnas, dos de mayor grosor, con tres príncipes cada una, el séptimo, al centro y de mayor escala, angelitos por doquier. El retablo original se quemó en 1957, el actual es una buena replica. Frente al camarín se encuentra la Puerta de Gracia, con una virgen estofada. El coro arropa pinturas de Vallejo.

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