Miércoles, 04 de Diciembre 2024
Suplementos | Fuimos cautivados por una porfiriana edificación de tres niveles

Teatro Calderón

Al llegar a la esquina opuesta del mercado, fuimos cautivados por una porfiriana edificación de tres niveles

Por: EL INFORMADOR

Una joya de la arquitectura zacatecana. ESPECIAL /

Una joya de la arquitectura zacatecana. ESPECIAL /

GUADALAJARA, JALISCO (30/OCT/2016).- Sobre la calle Hidalgo de Zacatecas, frente a la Plaza Francisco Goitia, se localiza el señorial Teatro Calderón. Comenzamos otro inolvidable día en el fabuloso café-restaurante “Acrópolis”, ubicado en la esquina noroeste del Mercado González Ortega. Nico pidió unos huevos Acrópolis, estrellados en tortilla de maíz, salsa de chile con jitomate, queso blanco, crema y chile chipotle; y yo, huevos revueltos a la zacatecana, servidos con asado de boda, platillos que acompañamos con un delicioso café. Al salir adquirimos unos libros respecto a Zacatecas y una bonita tasa de Acrópolis, con un portal griego, conformado por cuatro columnas dóricas, rematadas por un frontón triangular, ciudadela de la antigua Atenas, acompañada de una pintura de Rufino Tamayo, el “Gimnasta”.

Al llegar a la esquina opuesta del mercado, fuimos cautivados por una porfiriana edificación de tres niveles, el primero con cinco puertas de buen claro, con marcos en medio punto y claves salientes. A los extremos, medias columnas rectangulares con capiteles dóricos y entre cada puerta, medias columnas redondas, arriba de las puertas, un elaborado emplomado, de colores vivos y de formas un tanto abstractas. En el segundo nivel, los vanos, y emplomados se repiten, pero con ventanas y balaustradas. Las medias columnas redondas, arriba de los capiteles cambian a rectangulares y con vistosos adornos: perros, musas y flores. El friso con un barbado serio, una máscara sonriente y una guapa dama. El tercer nivel, muestra dos ventanas verticales por claro. El cornisamento dentado y arriba de las ventanas centrales, un frontón triangular, que pregona: “TEATRO CALDERÓN”, a los costados, balaustres circulares comprendidos por basas con almenas en forma de copa.

Subimos siete peldaños por la puerta central y admiramos el vestíbulo con columnas de fierro estriadas, las paredes adornadas por volutas, con espejos que reflejaban más luz, en el techo colgaban candiles y las escaleras con pilastras jónicas de madera, con guerreros sosteniendo una bombilla. A un costado del vestíbulo apreciamos la exposición, “Todos santos”, de Ángel Solano, “reflexión acerca de la relación que existe entre lo festivo y la muerte, su analogía con lo mítico y místico arraigado con la fe y la existencia humana vinculada con el dolor, tomando como premisa el acercamiento al texto El laberinto de la soledad de Octavio Paz”. Un cuadro con una cama ardiente y un paciente congojado, otro con la virgen guadalupana, un perro con cara de chamuco y un animal rodeado de piernas. Entramos a la sala y ocupamos unos asientos e imaginamos a Ángela Peralta en el escenario interpretando, Lucía.

El primitivo teatro se terminó en 1834, brindando espectaculares obras. Lamentablemente, para 1889, se suscitó un incendio, a pesar de ello, los ánimos de los zacatecanos no menguaron y el 5 de mayo de 1891 se comenzó un nuevo teatro, el escudo de armas dice: “LABOR VINCIT OMNIA”. Al recinto se le nombró: “CALDERÓN”, en honor al dramaturgo y poeta, Fernando Calderón, quien nació en la Perla de Occidente en 1809, considerado el primer poeta romántico de México. Señaló los abusos y grandes errores del dictador Santa Anna, por ende fue hecho prisionero y desterrado de su querido país. Se evocan los siguientes dramas en verso: Reinaldo y Elena; El torneo; Ana Bolena; Hernán (1842); y la comedia, A ninguna de las tres. En 1845, a la edad de Cristo, falleció en tierras zacatecanas, en Ojocaliente. El proyecto afrancesado fue de George King, la obra se concluyó en 1897, abriéndose el telón por emocionantes ocasiones. En los albores del siglo pasado, en 1902, se llevó al teatro un proyector de cine, y se improvisó una pantalla, causando profundos asombros por aquella fotografía en movimiento y a gran escala. En el tercer piso se dan clases de danza y también se imparten talleres de poesía y literatura dramática. El espacio cobija una colección francesa de animales disecados y la pinacoteca de la Universidad Autónoma de Zacatecas, institución que resguarda el edificio.

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