Miércoles, 04 de Diciembre 2024
Suplementos | El interior abraza un elegante viacrucis y jardines

Santuario de Guadalupe

El interior abraza un elegante viacrucis y jardines, en uno, la escultura de la virgen con cuatro caras

Por: EL INFORMADOR

La fachada, hermosa y expresiva, barroca, exquisita, compleja y llena de maravillosos detalles. ESPECIAL /

La fachada, hermosa y expresiva, barroca, exquisita, compleja y llena de maravillosos detalles. ESPECIAL /

GUADALAJARA, JALISCO (05/MAR/2017).- La población de Guadalupe, Zacatecas, se enorgullece de su Santuario. En Valencia, España, el 16 de agosto de 1657, nació Antonio Margil, quien optó por tomar el hábito franciscano en su terruño, siendo ordenado a sus 25 años, llamándose de Jesús. Fue enviado a la Nueva España, llegó en junio de 1683, a Querétaro, luego evangelizó la zona meridional de México hasta Guatemala. En 1685, con fray Melchor López, incursionaron en América Central, donde no fueron bienvenidos, pero su nobleza apaciguó a los naturales. Para 1697, se le nombró guardián del Colegio de Santa Cruz, en Querétaro. Cuatro años después, fundó el Colegio Apostólico Cristo Crucificado en Guatemala, posteriormente lo llamaron el Apóstol de Guatemala. Impulsó la misión de Nicaragua. En 1706 se le pidió fundara el Colegio Apostólico de Propaganda Fide de Nuestra Señora de Guadalupe en Las Huertas de Melgar, Zacatecas, el cual fundó el 12 de enero de 1707, 90 años tomó edificarlo. El poblado de Las Huertas fue cambiando de nombre paulatinamente por Guadalupe. Margil, luego predicó en tierras coras y huicholas, donde fracasó y decidió continuar su labor apostólica en Nuevo León, Coahuila y Tejas, después, en comunidades de Guadalajara, Valladolid y Querétaro. El 8 de agosto de 1726, falleció en la ciudad de México por una afección pulmonar. Fue recordado como el “Santo Andariego” por “sus continuas y largas correrías apostólicas”, gran sembrador del Evangelio. En julio de 1836, el papa Gregorio XVI manifestó: “venerable siervo de Dios, Margil de Jesús, ejercitó en grado heroico las virtudes teologales y cardinales”.

Estando en el restaurante El Recoveco, nos refrescamos y admiramos a la vez el sensacional jardín de Guadalupe. Posteriormente nos acercamos al Santuario, el atrio de muros altos y con una gran puerta rematada en arco escarzano, enmarcada por columnas con santo, sobre la cornisa, almenas y entre ellas una barbicana con almenas, volutas y una basa con cruz. El interior abraza un elegante viacrucis, y jardines, en uno, la escultura de la virgen con cuatro caras, en otro, la cruz del atrio y cerca, un monumento del fraile fundador, quien misionó a pie desde Panamá hasta Luisiana. A la derecha del templo, una arcada y a la izquierda una magnifica puerta, con labradas columnas, rematada con flores, hojas y un medallón. La fachada, hermosa y expresiva, barroca, exquisita, compleja y llena de maravillosos detalles. La puerta, rematada en escuadra a 45°, la clave con un ángel, enseguida San Francisco sosteniendo a la Virgen Morena, en lugar del ángel. A la izquierda, San Lucas pintando a la Virgen y abajo, San Juan. A la derecha la madre Agreda y Juan Duns. La puerta fue enmarcada por dos columnas tritóstilas con capiteles corintios por lado, entre ellas un nicho con santo. Las primeras columnas se repiten en el segundo cuerpo, encuadrando la ventana coral, que fue rematada con el Creador, rodeado por ángeles y nubes. Sobre la cornisa, dos almenas y entre ellas una cruz trebolada con volutas. A los extremos sobresalen los campanarios, el sur es de un solo cuerpo, de planta octagonal y con un vano arqueado por cara, entre columnas salomónicas con capiteles jónicos, por cubierta, una cúpula con linterna. El norte, del siglo XIX, contrasta con el conjunto, pues es mudéjar, esbelto y de dos cueros.

El santuario se pavonea de la capilla de Nápoles, de esplendidez neoclásico, edificada por fray Juan Bautista Méndez, en el siglo XIX, fue dedicada, a la Virgen de la Inmaculada Concepción, la imagen fue regalada por Isabel Farnesio, princesa de Nápoles y reina de España. En el altar principal, la Virgen Guadalupana entre columnas corintias. La cúpula de ocho gajos sobre tambor octagonal, con un vano por cara. La puerta lateral abre a un bonito corredor gótico, su muro largo con columbario, una fuente en el patio con cáliz y hostia, al fondo una arcada trilobulada, que liga con la casa sacerdotal.

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