GUADALAJARA, JALISCO (30/JUL/2017).- Muy grato fue encontrarme con un Santiago distinguido, ordenado, limpio y progresista, pese a los augurios y opiniones de algunos amigos que habían estado en el lugar; o incluso de las recomendaciones de algunas agencias de viajes con quien había consultado para esta ocasión. No. Me decían… Santiago no vale mucho. Basta un día o dos para hacer una escala a otra ciudad. Nada más falso que eso.Si bien es cierto el dicho de que “cada quien habla de la feria como le fue en ella” nosotros tuvimos la suerte de ser bienvenidos, atendidos y paseados por la interesante, impecable y elegante ciudad, acompañados de la cortesía y amabilidad de cuanta persona con quien tuvimos la dicha de tener contacto, ya fuera por algún motivo en particular o por algún encuentro ocasional.El hotel en donde teníamos reserva, y a donde nos llevó por treinta y cinco dólares el cortés y elegante taxista que contratamos en el aeropuerto, era precisamente el tipo de hotel que a toda costa procuramos evitar. Grande, lleno de lujos brillantes, de dorados estridentes, mármoles, luces decorativas y muchos etcéteras que completaban el aparatoso nombre de Intercontinental de no sé qué. (Si digo que del gusto de Trump, seré más descriptivo). Sin embargo, nuestro cuarto… normal, sobrio, tranquilo, aunado a la amabilidad del personal, nos hicieron olvidar las estridencias que nos asediaban.Más tarde, fue muy grato realizar que nos encontrábamos nada menos que en medio de la zona a la que le llaman “Sanhattan”, al mezclar el nombre de Santiago (la ciudad) con Manhattan (su vocación financiera) y ser uno de los puntos estratégicos del mundo financiero y de los negocios, rodeado además por más de cincuenta grandes edificios comerciales y oficinas, además de decenas de elegantes tiendas y restaurantes de los más variados.No muy lejos de ahí, está el recientemente inaugurado (2014) “Costanera Center”, el enorme centro comercial que forma parte del conjunto de la “Gran Torre Santiago”, que es el edificio más alto de América Latina; una bella maravilla de arquitectura y de ingeniería de nada menos que 300 metros de altura, con dos hoteles de lujo, 62 pisos disponibles para oficinas y 24 elevadores de alta velocidad, con tres montacargas presurizados para emergencias. Fue diseñada por Cesar Pelli y asociados, junto con prestigiados despachos de ingenieros y arquitectos chilenos y canadienses. Habiendo sido terminada de construir después de muchas vicisitudes y contratiempos, a la fecha no ha podido ser ocupada en su totalidad ante la negativa de las autoridades hasta satisfacerse los requerimientos de vialidad previstos y prometidos al llegar al momento de estar completamente ocupada. Desde el impresionante mirador en las alturas de los pisos 63 y 64, se aprecian vistas de 360° de la bella ciudad rodeada de montañas nevadas, no sin el desafortunado smog que se acentúa con los vientos de baja presión que descienden de los Andes. Muy cerca se encuentra la también enorme (y bella) Torre Titanium, de 194 metros de altura y 55 niveles disponibles que, así mismo cuenta con un buen número de elevadores que incluyen a los de emergencia; y está igualmente preparada para resistir sismos hasta de 8.5 grados Richter, habiendo permanecido intacta ante el de 8.8 sucedido en el 2010. En el bonito edificio, también cercano, del World Trade Center (donde logramos una imagen con el reflejo de los edificios aledaños) es el lugar en donde, naturalmente sucede el maremágnum de los negocios internacionales de la siempre inquieta Sanhattan chilena.El Río Mapocho lleno de historias, y cruzado por más de 40 puentes que dan vida y vialidad a las dos hermosas y bien construidas avenidas que corren a sus lados, viene a ser tanto el corazón sentimental de la ciudad, como el flujo inquieto de la vitalidad que brota eufórica por toda la ciudad de más de seis millones de sus habitantes que lo atestiguan. Es considerada -según criterios internacionales de la vivienda- como una de las ciudades ideales de mayor seguridad y calidad de vida. Museos, restaurantes, avenidas, centros comerciales, parques hermosos dentro de la ciudad, y sobre todo cero mendicidad (visible), podrán coincidir con las gratas impresiones que tuvimos mientras vivíamos la ciudad y convivíamos con su gente.pedrofernandezsomellera@prodigy.net.mx