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San Agustín
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Una de las construcciones más hermosas que presume la capital potosina. EL INFORMADOR / V. García Remus
GUADALAJARA, JALISCO (17/ENE/2016).- La avenida Universidad de San Luis Potosí conduce al hermoso templo de San Agustín. Martín Ernesto García Muños refirió: “Los agustinos: por indicación de Juan de Oñate, decidieron establecer una casa en el pueblo San Luis Minas del Potosí, en 1599, en un terreno aledaño a la ermita de la Santa Veracruz y, al no estar de acuerdo los diputados, se optó por otro terreno al suroriente del pueblo que, a manos de fray Pedro de Castroverde y a pesar de los problemas que tuvieron para su asentamiento, establecieron primero su iglesia y luego el convento, fundándose oficialmente en 1603 y quedando bajo su tutela la parroquia del pueblo San Sebastián que se fundó ese mismo año. El templo agustino se levantó oficialmente en 1615; según el cronista fray Diego de Basalenque, éste se encuentra remetido de la calle por el problema que se tuvo con los franciscanos y que los obligó a iniciar las obras en forma clandestina. El sencillo templo de cruz latina posee una portada de clara austeridad perteneciente al barroco sobrio”.
Del templo de San Miguelito, regresamos por Vallejo, giramos en Abasolo y apreciamos el Teatro Alarcón, proyectado en 1827 por Tresguerras. En su friso se lee: “TEATRO ALARCON” y arriba de la cornisa luce un bonito mascarón, comprendido por líneas que delimita una rueda, una cara se inclina al elemento, arriba un medio circulo con hojas de laurel y a los costados medias columnas jónicas. Por remate, una balaustrada con almenas y un frontón al centro.
A unos pasos del teatro se dejó ver el elaborado y gigantesco campanario. Juan Ledezma S. anotó; esta corporación está gobernada por un superior que se llama General. La orden religiosa está formada por Provincias… está regida la provincia por un superior que se llama Provincial. Una provincia está integrada por conventos”. Al acercarnos al templo nos dimos cuenta que el enorme campanario no corresponde al tamaño del recinto, ni a la época, que su campanario original, es el pequeño, que guarda una proporción armoniosa con el templo. El marco de la puerta principal está conformado por columnas dóricas y un arco en medio punto, enmarcado por dos medias columnas por costado, del mismo orden, entre ellas un nicho, uno con San Agustín y el otro con San Nicolás. Arriba, la ventana coral, vertical y con labrado marco a base de hojas. A los costados, dos medias columnas estriadas y jónicas, con nichos entre ellas, el primero con Santa Mónica y el segundo con Santa Rita. El remate, circular, comprendiendo un nicho enmarcado por medias columnas, donde posa, San Atenógenes, patrono del convento. La fachada corresponde con el siglo XVII y la nave con el XVIII.
Del lado izquierdo se adosó el primitivo campanario, de planta cuadrada y de un solo cuerpo, con un vano arqueado por cara, cubierto por cúpula con tambor octagonal, ocho gajos sostienen una torrecilla con veleta, en cada esquina de su desplante, una almena. Y del lado derecho se adosó un inmenso campanario, se cree que se edificó entre 1750 y 1770. Su pie presume de una cruz labrada, “con hojas que le dan vuelta en movimiento helicoidal” (Lajous). La gran torre es de planta cuadrada y de tres cuerpos, con dos vanos arqueadas por lado, enmarcados por columnas barrocas, con estípites en los cuerpos superiores, fue cubierto por cúpula de ocho gajos con esbelta torrecilla y almenas por doquier.
La puerta lateral, dórica y en arco de medio punto, sobre la cornisa tres nichos enconchados, el central fue enmarcado por columnas salomónicas y los laterales, rematados por volutas. El interior, fue cubierto por bonitas bóvedas en arista y una señorial cúpula con tambor octagonal y labrada linterna. En el altar mayor se encuentra una Virgen del Socorro, de mediados del XIX. La sacristía presume de águilas bicéfalas en sus bóvedas.
Más tarde saboreamos unos capuchinos en “El Café de Sofí”, en el atractivo andador Zaragoza.
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