Viernes, 29 de Noviembre 2024
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Rincón de Guzmán

Una paradisiaca postal cerca de la ciudad. Un recorrido que ofrece un paisaje ideal para el descanso visual

Por: EL INFORMADOR

El cañón. La senda la marca el río Verde, que se embellece gracias a las paredes de vegetación y el clima que genera.  /

El cañón. La senda la marca el río Verde, que se embellece gracias a las paredes de vegetación y el clima que genera. /

GUADALAJARA, JALISCO (08/JUL/2012).- Cerca de los linderos del municipio de Jalostotitlán, con el de Mexticacán, en su lado oeste, por donde se localizan la mesa Grande y la Chica, se fueron levantando casas fuertes, para conformar un bizarro poblado, nombrado, “Rincón de Guzmán”.

Pasando "Jalos", me encaminé rumbo a Teocaltiche y a pocos kilómetros me desvié a la izquierda por el sendero a Santa Isabel, luego pasé por Santa Rosalía de la Cueva y Los Tepozanes, recorrí unos potreros y viré a la derecha, la brecha fue bajando y de pronto se abrió el horizonte con un hermoso cañón, y en una de sus laderas aprecié unas casas fuertes, entre gruesos mezquites.

Llegué a la plaza de Rincón, un tanto delimitada por fincas de adobe, de fachadas ciegas, “casas fuertes”; había una con bancas a los costados de su puerta azul, un pequeño segundo piso sobresalía, con una almena piramidal en cada esquina. En un claro miré la garganta del arroyo "El Carpintero", después, escuche unas maquinas de coser, detrás de ellas, unas afanosas y amables señoritas.

Bajé en dirección al cañón y observé preciosas casas fuertes, una con alta cimentación de piedra, de un metro y medio, luego le seguían los adobes, otras más añejas, eran las casas madres, con su atractivo segundo piso que las caracterizaba, destinado para guardar granos, casas comprendidas dentro de un potrero demarcado con lienzo de piedra y animado por gruesos mezquites, de donde se ve el espectacular cañón y de algunos, el río, una de las casas mejor conservadas es la de la familia Sandoval Delgadillo, su zaguán liga con un cuarto a cada lado y al fondo, con el patio.

Del Rincón, continué por el camino de tierra con dirección sur, fue descendiendo y después de un recodo miré el sorprendente cañón, con su cautivador Río Verde, más adelante me entristeció ver, no una draga, sino tres, llenando volteos gigantescos, y más adelante otros volteos eran cargados por piedras. ¡Increíble!, que se permita lesionar un fantástico lecho, que duró millones de años en formarse, al dragar el lecho se pierde su permeabilidad, filtrándose el agua, líquido que simplemente sustenta todos los tipos de vida aledaños. Todo lo que nos rodea requirió o requiere de agua.

La Zona Metropolitana de Guadalajara tendrá agua potable garantizada por tres lustros, muy poco tiempo, y será gracias al esplendido Río Verde, que llenará la presa El Zapotillo y la presa derivadora El Purgatorio, pero si lesionamos los lechos , será más difícil reunir el vital liquido.

Enseguida de presenciar el ecocidio, seguí un encantador sendero a la vera del río, alegrado por un insólito bosque de encinas, los árboles que delimitaban el río me fueron mostrando sus atractivas raíces, de diversos grosores, que serpentean y se tejen con gracia, reflejando su belleza en el sosegado espejo. Las raíces mostraban el nivel de aguas crecidas, más de un metro del de estiaje.

Recorrí lentamente y gozoso, ese encinal espejeado, hasta llegar al punto denominado “La Junta”, sitio donde desemboca  el río La Laja, que viene de la hacienda Vieja, un caudal que baja sigilosamente por un túnel natural, para fundirse al Verde.

Continué mi andar, río abajo, y admiré unas cercetas canela y otras aliverde, disfrutando del ancho río y su bosque, el aire lo surcaban unas garcetas azules. Mi avance era pausado, no dejaba de contemplar cada rincón. Más adelante miré unas paredes con huizaches, nopales y órganos. Un mapache con sus crías se dejó ver.

Mi emoción iba creciendo paulatinamente al adentrarme al paraíso del Verde. El espejo lo hondeaban bagres que emergían o el sumergir de las tortugas. Aprecié unas pequeñas sabinas, que surgían de troncos añejos y mutilados, nutrientes de vida. Pinos, sauces y bambús se hicieron presentes en el paisaje, contrastando los follajes. La brecha subió unos metros, brindándome otra perspectiva, después el sendero se obscureció por la tupida vegetación, abajo, el verdor del río se perdía.

El bizarro cañón se estrechó y el camino se bifurcó, subiendo a la derecha a un rancho, una vacada lo anunciaba, y a la izquierda a la Mesa de Barredas. El tramo de Rincón de Guzmán es el tramo más bello del expresivo río,  deberíamos de proteger todos los ríos, por simple solidaridad con nuestra única y maravillosa morada llamada Tierra.

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Cómo llegar

Carretera Federal Guadalajara - Lagos de Moreno. Ubicar el poblado entre Jalostotitlán y Teocaltiche.

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