Viernes, 03 de Enero 2025
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¿Quién es mi prójimo?

Toda la ley se resume en un solo verbo: Amar

Por: EL INFORMADOR

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• Una oración

Señor Jesús, hoy recordamos a tu santo mártir, san David Galván, que fue arrestado por auxiliar a heridos y moribundos…  fue víctima del odio y la violencia.

Por su memoria te pedimos la paz para nuestra Patria, para el mundo y para cada uno de nosotros. Que en cada corazón reine tu amor y un ideal de bondad hacia nuestros prójimos.

María Belén Sánchez, fsp

• ¿Quién es mi prójimo?


El tema de atención en este domingo décimo quinto ordinario, es la vida y la duración de la vida. En el tiempo se mide la vida en años, meses y días. Esa es la vida del tiempo. Mas el hombre no está hecho sólo para el tiempo, busca vivir más allá de éste, porque el tiempo está dentro de la tierra, cuyo girar sobre su eje son los días, y el torno al sol son los años.

Más allá de la tierra está la vida eterna, que el hombre se gana o no se gana y para lograrla el hombre pone en juego su inteligencia, su voluntad y sus obras de todos los días, porque el ser humano es un árbol plantado en el huerto del señor, para dar frutos en abundancia.

Un doctor de la ley, —de la de Moisés— le preguntó a Cristo qué debía hacer para conseguir esa vida después de la vida.

Como era doctor de la ley, a la misma lo remitió el Señor. Le preguntó: “¿Qué está escrito en la ley?”. Aquel le contestó: “Amarás al Señor, tu Dios, con todas tus fuerzas y toda tu mente, y a tu prójimo como a ti mismo”. Cristo repuso: “Bien respondido, haz esto —es decir, ama— y vivirás”.

Toda la ley se resume en un solo verbo: Amar. Mas la ley de Cristo es amar por amar; es amar al prójimo por Dios; es amar a Dios —a quien no ven los ojos— en el prójimo que sufre, éste sí es visible, audible, tangible.

La iglesia del siglo XXI, sacramento de la unidad salvífica, tiene que hacer visible el amor mediante la caridad fraterna. La respuesta de todos los bautizados es una exigencia a la que se ha de llegar con un testimonio de amor hecho servicio. Mucho predicó, sin hablar, la madre Teresa de Calcuta.

Eso es predicar con el ejemplo.

El amor a Dios no puede separarse del amor al prójimo. El máximo ejemplo de amor lo da Cristo. Muchos creyentes y no creyentes han seguido su ejemplo. Descubra el hombre del siglo XXI  a su prójimo; con una mirada de amor; así, sin barreras, sin discriminación por el color de la piel, la ideología, las costumbres y la situación en que vivan.

Descubrir al prójimo es salir del yo, para ir al encuentro del otro; luego viene la decisión de él, si necesita ayuda.

¿Quién es mi prójimo? Ése, allí cercano.

José R. Ramírez M.

 • "Amar a Dios"

El primer mandamiento para nosotros es que debemos amar a Dios con todas nuestras fuerzas. De este mandamiento se deriva todo en nuestra vida; es decir, que hagamos lo que hagamos en el nombre de Dios, debe ser porque lo amamos profundamente.

Tengo un amigo que ha dedicado más de 12 años para servir a la gente más necesitada en un país de África. Él y su familia han sufrido múltiples enfermedades, han gastado sus fuerzas y su dinero por estar ahí, en medio de diversas oposiciones; con todo, si su primera motivación no es amar a Dios, entonces no están cumpliendo con la esencia del mandamiento más importante.

Tengo otro amigo que ha dedicado más de 15 años para servir a los huérfanos, y a aquellos niños que sus padres no han podido o no han querido cuidar. Él y su familia han gastado toda su energía en hacer un trabajo, que un grupo mediano de personas podría hacer solo con un gran esfuerzo; con todo, si no hacen esta obra motivados por el gran amor a Dios, apenas están haciendo lo estrictamente necesario para ser considerados servidores.

Cuando Jesús respondió a la pregunta de un doctor de la Ley, le hizo notar que la manera de aplicar prácticamente el mandamiento, era amar y ayudar al prójimo, especialmente a aquel que no podría devolver el favor, o que no lo iba a agradecer, pero la razón más profunda aún de hacer esto, debe ser el gran amor a Dios.

Es lo mismo con nosotros: hagamos lo que hagamos, la verdadera razón por la cual Dios espera que hagamos las cosas, es porque lo amamos a Él.

Angel Flores Rivero  

iglefamiliar@hotmail.com

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