Suplementos | Reflexiona sobre cómo estás educando a tus hijos ¿Qué tipo de madre eres? Una incertidumbre continua sobrevuela a muchos padres y madres cuando se platean cómo están educando a sus hijos Por: EL INFORMADOR 26 de junio de 2013 - 18:48 hs Descubre tu punto débil y tu mayor fortaleza en tu relación con tu hijo. ARCHIVO / GUADALAJARA, JALISCO (26/JUN/2013).- Queremos que nuestros hijos alcancen todos los hitos correspondientes a su edad, incluso, si es posible, que los superen antes de tiempo. Sin embargo, podemos mostrarnos demasiado exigentes o autoritarios. En otras ocasiones puede que nos mostremos demasiado laxos. Una incertidumbre continua sobrevuela a muchos padres y madres cuando se platean cómo están educando a sus hijos. Aquí te presentamos las 15 opciones más habituales. Seguro que no te identificas solo con una... Sin embargo, podrás descubrir tu punto débil y tu mayor fortaleza en tu relación con tu hijo. Por lo demás, sólo queda relajarte y disfrutar de la experiencia. 1.- Controladora: Figura tradicional que muestra una persona obsesionada por el control, trata de solucionarlo todo y es muy intervencionista. Esto provoca el agotamiento personal y de los hijos que se sienten abrumados y carentes de privacidad. Un entrenador colabora, muestra, permite la experimentación, establece pautas y directrices, pero no corre junto al atleta, sino que le permite disfrutar se la carrera. Así que para un instante, reflexiona respecto a esto y permite que tu hijo o hija camine solo, aún a riesgo de que tropiece. Debemos dar espacio a nuestros hijos para que puedan adoptar sus propias decisiones sin sentirse perdidos y ganen día a día autonomía. 2.- Exigente: Cada niño tiene su propio desarrollo personal que es diferente al de otro niño nacido el mismo día, incluso a la misma hora. La consecución de hitos o de los logros académicos tiene que ver, no sólo con las capacidades cognitivas, sino con la motivación, la inteligencia emocional o el interés. Algunas madres son muy exigentes con sus hijos, pretendiendo que alcancen hitos muy por encima de su grado de madurez, lo que provoca frustración en los pequeños. Sin embargo, no plantear retos a los niños es también contraproducente, ya que, del mismo modo que la hiperexigencia, puede desmotivar a los niños. 3.- Protectora: Todos queremos que nuestros hijos pasen por el mundo sin sufrimiento y procuramos ayudarles, escucharles en sus preocupaciones y mostrarnos sensibles ante sus inquietudes para que se sienta querido y protegido incondicionalmente. Los niños necesitan estar y sentirse protegidos, esto colabora en el desarrollo de su autoestima y como en todo, sólo su exceso o su defecto pueden acarrear consecuencias negativas. Un niño sobreprotegido no se enfrenta a los problemas para solventarlos de forma madura, sino que espera que su madre lo solucione. 4.- Creativa: La creatividad, la espontaneidad y la imaginación de la madre estimula a los hijos y, además, les divierte. Una madre creativa tiene gran capacidad de improvisación y se muestra flexible a los cambios y suele ser abierta y receptiva a las iniciativas que presentan los pequeños. La creatividad tiene numerosas ventajas que se pueden aprovechar desde en todos los ámbitos de la vida. Sin embargo, eso no significa eliminar la rutina de nuestras vidas. Más allá, la rutina es imprescindible también para la educación de los niños para un crecimiento saludable en el que se respeten las horas de sueño y de alimentación ya que eso dará a tus hijos seguridad. 5.- Voluntariosa: El trabajo y la constancia los las características principales de tu carácter y eso hace que alcances con éxito todo lo que te propones. En este sentido transmites a tu hijo la importancia del empeño, de la dedicación y de la disciplina. Es una figura contrapuesta a la creativa ya que se basa en las rutinas para la consecución de objetivos. En este caso, cabe destacar que introducir la flexibilidad en el desarrollo de tu hijo le hace enfrentar mejor los imprevistos, favoreciendo la capacidad de resilencia o adaptación al cambio. Las madres voluntariosas y conseguidoras deben prestar atención a cómo proyectan ese deseo de alcanzar los objetivos en sus hijos para respetar sus propios ritmos y mostrarles su apoyo y reconocimiento tanto cuando aciertan como cuando se equivocan o no llegan a conseguir lo que se habían propuesto. 6.- Cómplice: ¿Eres la mejor amiga de tus hijos? Hubo un tiempo en el que ese era el mejor halago que podía recibir una madre. Sin embargo, con el tiempo se ha demostrado que los niños necesitan, por un lado, a sus madres, y por otro, a sus amigos. Las madres guían, protegen, establecen límites y quizás a su pesar, 'saben más por viejas que por diablas'. Por eso buscar una comunicación sana y fluida con nuestros hijos no significa ser sus mejores amigas o que nos revelen todos sus secretos. Las madres pueden ser cómplices en ocasiones, pero no como norma ya que han de ser referente para los hijos. Un 'valor refugio' sólido al que poder acudir siempre. 7.- Perfeccionista: Muchas veces nos descubrimos paralizados utilizando la excusa de la perfección, como cuando no presentamos ese proyecto porque aún no está perfecto o cuando no empezamos una nueva actividad porque aún no estamos suficientemente preparados. La perfección es muchas veces una trampa y con la excusa de buscar lo mejor para nuestros hijos podemos llevarles a la decepción o a la frustración. Esos sentimientos les van a producir inseguridad cuando empiecen algo nuevo. Los niños no se paran ante las dificultades, son osados en el mejor sentido de la palabra por lo que lo importante no es fijarnos en el resultado final, sino poner el acento en el proceso. Equivocarse es también un modo de aprender y de mejorar. De hecho, el método científico se basa en el ensayo- error y esa es la mejor manera de que nuestros hijos descubran el mundo que les rodea. Por eso debemos permitirles equivocarse. Esto no significa que dejemos que los niños hagan mal las cosas, sino que hay que reconocer el esfuerzo y el interés mostrado, fomentando el amor por las cosas bien hechas. 8.- Competitiva: Es una de las más difíciles de reconocer pero también existe y asumirlo es el primer paso para eliminar todos sus aspectos negativos. Normalmente se da de forma inconsciente fruto de la obsesión por la juventud o la belleza. Algunas madres quieren sentirse jóvenes, modernas, bellas y cómodas a lado de las amigas o amigos de sus hijos e hijas, lo que puede convertirse en una competición o, directamente en un enfrentamiento. Si es tu caso, ha llegado el momento de respirar profundamente y tomarte unos minutos para reflexionar. Tú también tuviste tus años de adolescencia y juventud en los que querías y necesitabas tu propio espacio. No significa que tengas que ser una madre abandonada estéticamente y con ropa anticuada, sino de encontrar tu propio espacio permitiendo a tus hijos el suyo. 9.- Autoritaria: Se trata de una combinación en la que se exacerban don de los perfiles anteriormente referidos, concretamente, el de controladora y el de exigente. Lo cierto es que no se trata de una madre 'ogro' que no se preocupe de sus hijos, sino por el contrario, es habitual encontrarnos con una madre que busca que sus hijos trabajen bien y tengan buenos resultados por lo que se muestra especialmente exigente. Para conseguirlo intenta controlar todos los comportamientos de sus hijos y suele imponer las acciones, con una pobre comunicación familiar, que en muchos casos es fruto de la falta de tiempo para explicar a nuestros hijos por qué deben comportarse de un modo u otro. Si notas que te estas convirtiendo en una madre 'sargento' es importante que busques tiempo para hablar con tus hijos, mejorar la comunicación es clave para una relación fluida entre las madres y sus hijos. No permitas que el cansancio o el estrés afecte te limite el afecto que le des a tus pequeños. 10.- Permisiva: Normalmente se trata de madres que tienen buena comunicación con sus hijos y que se muestran cariñosos. Sin embargo, su umbral de exigencia es bastante bajo y confían en la capacidad de sus hijos para adoptar sus propias decisiones o para elegir sus acciones, con muy poco control sobre los pequeños. En este sentido es importante recordar que los niños no tienen las herramientas para tomas decisiones que condicionen el resto de su vida o que puedan afectar a su salud. Necesitan de la supervisión paternal y de los límites para sentirse seguros. 11.- Democrática: Las madres democráticas dan una preponderancia fundamental a la buena comunicación con sus hijos, mostrándose especialmente cariñosas y procurando un entorno de apego y afecto con sus pequeños. Es una postura equilibrada en la que se tienen en cuenta las opiniones y deseos de los menores del hogar para que se sientan partícipes de las decisiones que se toman y protagonistas de su propia vida. A esto se suma un nivel de exigencia alto y un grado de control equilibrado en el que se acuerdan los objetivos permitiendo que los niños comprendan cuáles son y por qué han de alcanzarlos mientras la madre es una acompañante y un apoyo en este transcurso. 12.- Indiferente: Lo más común es encontrar este perfil en familias desestructuradas. En estos casos los niveles de control son bajos, al igual que los de exigencia. Pero no existe tampoco una compensación con un entorno afectuoso o con una comunicación adecuada materno-filial. Los niños se sienten desprotegidos y tienen carencias de afecto que repercuten en todos los aspectos de su vida y condicionan su comportamiento y su rendimiento escolar. 13.- Tradicional: La madre tradicional tiene una concepción de su papel muy estereotipada. Podemos imaginarla como las esposas americanas de los años 50 con sus galletitas en el horno. Diferencian mucho las funciones del padre y de la madre, dejando para él el autoritarismo y los castigos utilizando aquello de 'se lo digo a tu padre' como táctica educativa. Ella es la encargada de la comunicación y del afecto en el hogar. La que da los abrazos y seca las lágrimas. Esta separación de roles en casa puede confundir a los niños que observan en el colegio cómo los padres también van a las reuniones y a las tutorías o cómo las madres adoptan decisiones, trabajan y son cabeza de familia. 14.- Moderna: La relación entre los progenitores es igualitaria y los dos son corresponsables de la educación de sus hijos. El afecto se exterioriza en casa sin ninguna cortapisa en un entorno comunicativo. Esta relación es equilibrada y hace que los niños entiendan que su papel en el mundo no está condicionado por razones de género, criándose en un ambiente de igualdad. Los niños se sienten protegidos por ambos progenitores y respetados como individuos. 15.- Activa: Hay tantas cosas que podemos hacer con nuestros hijos... excursiones, recetas, talleres, cuentos, teatros, deportes... Hacer planes con nuestros pequeños, jugar con ellos y disfrutar con su compañía es muy positivo para los niños y para fomentar la comunicación familiar. Sin embargo, es importante tener varias cuestiones en consideración. De un lado, los niños tienen que elegir qué actividades les gustan y en cuáles quieren participar. Además, ellos necesitan también jugar con sus iguales y tener tiempo para el juego libre, sin ninguna guía de adultos y sin su intervención para que puedan desarrollarse personalmente. Proponer infinidad de actividades en familia para nuestros hijos puede llegar a saturarlos y a agotarlos. Fuente: www.mujerhoy.com EL INFORMADOR / ROBERTO CONTRERAS Temas Mujeres Hijo Niños Calor de hogar Lee También Pensión Mujeres Bienestar: ¡Mañana! 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