Martes, 26 de Noviembre 2024
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Jack el caza gigantes llega a la cartelera como una historia carente de maravillas

Por: EL INFORMADOR

Pantalla. Una lucha entre hombres y gigantes se desata por conquistar el mundo; el final, predecible. ESPECIAL /

Pantalla. Una lucha entre hombres y gigantes se desata por conquistar el mundo; el final, predecible. ESPECIAL /

GUADALARA, JALISCO (17/MAR/2013).- Como se sabe, Hollywood está en el negocio de las sensaciones rutinarias y reiterativas, donde uno de los objetivos primordiales es vender cosas adorables: adorablemente siniestras, adorablemente simpáticas, adorablemente trágicas, adorablemente grandiosas, adorablemente falsas.

Walt Disney exploró a fondo el concepto, y transformó leyendas y cuentos europeos en surtidores de cursilerías atractivas, melodiosas y coloridas, que dejan muy satisfechos a los consumidores. Por generaciones, niños y adultos fueron expuestos al bacilo Disney, sus efectos creativos y alcances comerciales, los podemos observar mejor que nunca en las tan innecesarias y triviales superproducciones estadounidenses de la actualidad.

Jack el caza gigantes es una cinta realizada por Bryan Singer con el auxilio de un gasto estimado en 195 millones de dólares. Se inspira en el antiguo relato anónimo –a veces atribuido a Hans Christian Andersen– del jovencito Juan y las habichuelas mágicas, sin mencionar en ninguna parte ese simple hecho.

En la pantalla, la historia tiene añadida una princesa genérica intercambiable que despierta el amor del mozalbete, mismo que no es para nada un chiquillo; y todo lo que ocurre parece un buen pretexto para la perpetración infeliz de imágenes con efecto de tercera dimensión y trucajes digitales. El director intenta complacer con su tratamiento visual y dramático a espectadores de diferentes edades.

En menor grado hay cosas pensadas para captar la atención  de los niños, como los gigantes que expelen flatulencias  y se hurgan la nariz constantemente; para mantener despiertos a los adolescentes se inyecta en diversas escenas un ritmo vertiginoso digno de videojuego o se incurre en toques de “oscuridad pop”, mientras que para la apreciación del público adulto queda si acaso aquellos pasajes más sensacionalistas de violencia y muerte brutales.

La película otorga la impresión de que todos sus creadores, empezando por el comité de guionistas, no querían más que completar un trámite a tiempo. A veces para la industria resulta más importante que un pastel se haga bajo ciertas condiciones, sin importar el sabor que resulte.

Singer, un director a quien muchos estiman por las películas de los X-Men, cada vez más va siendo un pastelero desabrido y descolocado, en ésta ocasión olvidó poner en el cuento el ingrediente clave cuando de maravillas se trata: un sentido auténtico de lo maravilloso. 

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