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Paseo con paisaje agavero

Un viaje que brinda belleza y conocimiento sobre la exquisita industria del tequila

Por: EL INFORMADOR

Jimador. Visita la hacienda y el museo del Tequila de José Cuervo, por El Cuervo Express.  /

Jimador. Visita la hacienda y el museo del Tequila de José Cuervo, por El Cuervo Express. /

GUADALAJARA, JALISCO (29/JUN/2014).- Por su nombre completo, la zona que comprende “El Paisaje Agavero y las Antiguas Instalaciones Industriales de Tequila”, en Jalisco, significa una muestra representativa del patrimonio cultural mexicano, material e inmaterial, en donde se conjuntan valores culturales y de identidad con el legado material e histórico, haciendo de esta región del país, uno de los destinos más importantes para el turismo cultural.

La zona comprende varios municipios conocidos como el valle de Tequila (cerca de 36 mil 658 hectáreas) —Magdalena, Amatitán, El Arenal, Tequila y Teuchitlán—; singular y emblemática, se desarrolló y creció a la par de procesos importantes para la historia del país y la región; así, esta denominación como “paisaje” forma parte de la vida interna de lo que han sido las haciendas productoras de tequila, desde hace más de dos siglos. Un panorama que ha trascendido a la escena mundial, para agregar una distinción más a las que ya ostenta la conocida bebida jalisciense con denominación de origen.

En julio de 2006 esta región obtuvo su designación como Patrimonio Mundial, en la categoría de Paisaje Cultural por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco); se trataba de la primera vez que México presentaba una candidatura en este rubro al comité de Patrimonio Mundial, de acuerdo con el cual los “paisajes culturales” son resultado del trabajo conjunto entre la naturaleza y el ser humano, además de ser expresión de una prolongada e íntima relación entre la gente y el entorno natural a lo largo del tiempo.

Su designación se sustentó en que se trata de un baluarte de un proceso cultural, que se ha desarrollado desde la época prehispánica, además del mestizaje que une las antiguas formas mexicanas de fermentación con las técnicas de destilación que llegaron de Europa; este intercambio de valores humanos se dio en el campo de la cultura y se manifiesta en la arquitectura, los métodos de conocimiento y el desarrollo industrial.

Legado de una bebida

A lo largo de estas poblaciones se conservan las antiguas instalaciones industriales, campos de agave, destilerías, haciendas y poblados que se erigen como vestigios históricos y reflejan el crecimiento de la destilación del tequila como actividad productiva durante casi 250 años; por ello esta región vincula con la historia al visitante, lo mismo que con usos y costumbres ancestrales que perduran hoy día, por lo que se considera que el Paisaje Agavero se constituye como un motor de memoria, cultura, desarrollo y sustento.

De esta forma, la zona agavera es un ejemplo de un itinerario cultural para una región que se distinguen por una identidad arraigada y tradicional en nuestro país; además, se consolida el tequila como una bebida netamente mexicana —por su denominación de origen—, gracias a que sus métodos de producción vienen desde la época prehispánica y sólo son posibles en México.

Bajo su título genérico, la región incluye los cultivos de agave azul, destilerías, factorías, tabernas, destilerías clandestinas de la época colonial, asentamientos urbanos de Tequila, Amatitán y El Arenal, además de los vestigios arqueológicos de Teuchitlán, sitio conocido tradicionalmente como Los Guachimontones.

En su larga historia, el tequila tiene antecedentes en el cocimiento de las piñas del agave, el mezcla que degustaron los antiguos pobladores como dulce o golosina, disponible en mercados de la región, incluso en la Ciudad de México a mediados del pasado siglo; cuando los españoles se dieron cuenta que estas pencas tenían azúcares con los que se podía elaborar alcohol, emprendieron la tarea de cocer las piñas para fermentar después sus jugos, obtener el mosto y luego destilarlo. Así se produjo el “vino mezcal” que ahora llamamos tequila.

Un viaje para todos los sentidos

Para hacer el paseo y conocer de cerca el Paisaje Agavero, basta alejarse unos 60 kilómetros al oeste de Guadalajara para que aparezcan los primeros campos de agave (que invaden ya los acotamientos de carreteras y autopistas); con la propagación global de la fama del tequila, de igual forma aumentó el interés por conocer los detalles de su producción.

Cuando la demanda nacional hizo insuficiente la producción, se impulsó a partir de los años ochenta a niveles que la proyectaron al mundo entero; hoy, esto hace que la región se haya convertido en un fenómeno cultural que atrae miles de visitantes que deciden tomar la carretera número 15 y descubrir las comunidades de la zona tequilera original.

Entre los numerosos atractivos, se debe visitar la Barranca de Tequila, conocer las historias de Santo Toribio Romo, mártir de la Cristiada, pasar por el Museo Nacional del Tequila o bien cubrir la ruta desde Guadalajara en tren, abordando el famoso Tequila Express, que brinda servicio los sábados y domingos para llegar directamente a las fábricas más importantes; asimismo, se recomienda acompañar la tradicional bebida de agave con la tradiconal cocina jalisciense; sea una birria original, un pozole o unas tostadas regionales.

 A pesar de que basta con arribar a Guadalajara (por avión o por tierra) y tomar la carretera 15 para en cerca de 30 minutos apreciar el paisaje, vale también aprovechar el Tequila Express, tren que consta de cuatro vagones para 68 personas que parte de la Perla Tapatía los sábados y domingos, de 10:00 a 20:00 horas (los boletos se adquieren en la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de Guadalajara, en la delegación Centro Histórico, Chapala, Cocula y Tequila, o a través del sistema Ticketmaster; pero se recomienda comprarlos con un mes y medio de anticipación).

TOMA NOTA

Para comer...

Los Jilgueros


Ubicado en el municipio de El Arenal, ofrece al visitante lo mejor de la cocina regional (en Lázaro Cárdenas 52, sobre la carretera); entre sus especialidades se encuentra el chamorro en adobo o la lengua en salsa de tomate; asimismo, hay embutidos, queso y crema que se elaboran en el lugar (gasto aproximado por persona: 200 pesos).

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