Paraísos perdidos en el mar

GUADALAJARA, JALISCO (08/JUL/2012).-  Sus paisajes logran seducir. Las aguas cristalinas permiten contemplar el fondo marino donde se mueven los cardúmenes en perfecta sincronía, entre corales de tonos vibrantes. En tierra, sorprende su vegetación, la lava petrificada de formas extrañas y la vida misma. De todas, elegimos cinco islas volcánicas convertidas en reservas naturales o refugios del amor.

Moorea, Polinesia Francesa

Su silueta en forma de corazón se aprecia desde la ventanilla del avión. Las cumbres volcánicas que la rodean han formado, con el paso de los años, playas semivírgenes, las cuales fueron una fuente de inspiración para algunos escritores como el estadounidense Herman Melville.

Como muchas playas de la Polinesia, Moorea es uno de los rincones más visitados por lunamieleros, pero también por los amantes del surf y los buzos. Ellos quieren ser testigos de esos paisajes de playas blancas, palmeras, islotes y el agua de profundo color turquesa. Ya sea al asomarse a la terraza-muelle de un bungalow o sumergiéndose para ver cómo cada coral juega debajo del agua con la luz del sol para formar reflejos únicos.

Para conocerla es mejor entregarse en las manos de un guía. Los expertos sabrán llevarte en un todoterreno para apreciar sus cascadas, arroyos, sitios arqueológicos y plantaciones de piña. Otra opción: los sobrevuelos de 25 minutos en parapente o helicóptero.

Más en “www.tahiti-tourisme.cl”
Extensión de la isla: 133.5 kilómetros cuadrados.

Bartolomé, Galápagos

Es el escenario más visitado y fotografiado del archipiélago. Una lancha se encarga de acercarte a la orilla para admirar el Pináculo, formación rocosa parecida a un obelisco elevado al borde del océano. Aquí se pueden observar, a menos de un metro de distancia, los pingüinos de Galápagos, lobos marinos, tortugas marinas, flamencos, halcones y aves migratorias.

A través de senderos marcados se hacen caminatas en medio de un paisaje lunar. Las rocas cambian de color según la luz del día, alcanzando casi toda la gama de rojos posibles. Desde la cima, a unos 100 metros de altura, se divisa en la parte baja, dos bahías en forma de herradura, una junto a la otra, dejando un istmo entre ellas. La de la derecha remata en su extremo en dos extrañas formaciones basálticas: una en forma de cono y otra en forma de pluma de ave, espectacular por su esbeltez. También se puede practicar esnórquel.

Más en “www.galapagospark.org”.
Extensión: 1.2 kilómetros cuadrados.

Penghu, Taiwán

El archipiélago se compone de 64 islas. La pesca de sardinas, ostiones, caracoles, atunes, charales y róbalos es la actividad diaria.

El puente Arco Iris, con una extensión de tres kilómetros, conecta a sus dos principales isletas, Baisha y Xiyu. En medio se encuentra la Cueva de Ballenas, un acantilado formado por columnas basálticas.

Los tonos cafés y naranjas de las piedras contrastan con el azul intenso de su mar. En invierno, las olas alcanzan hasta los 20 metros de altura. La fuerza del agua formó, con el paso de los años, un hueco en la piedra. Para muchos es la silueta de una ballena, para otros es sólo un boquete.

A lo largo de la isla se encuentran varias playas de arena amarilla.

Más en “www.penghu-nsa.gov.tw”.
Extensión de la isla: 127 kilómetros cuadrados.

Bali, Indonesia

Se le conoce como la “isla de los dioses”. Es la provincia más pequeña de Indonesia que forma parte del mayor archipiélago del mundo, con cinco islas principales y 13 mil 777 menores.

El mayor atractivo son sus numerosos templos hinduistas y budistas erigidos en medio del mar y de lagos.

Los más emblemáticos son, además de Tanah Lot, los de Taman Ayun, en Mengwi, y el de Besakih. Si quieres tener la postal clásica, visita el Lago Bratan y su templo Pura Ulu Danau Bratan, muy solicitado como escenario de bodas.

Los más osados encontrarán en Ubud ríos de aguas bravas, como el Sungai Ayung, donde se organizan raftings (“www.baliglog.com”); salidas en todoterreno para descubrir comunidades, y excursiones para observar la fauna local, como la ruta Bali Bird Walk, en el parque ornitológico cerca de Celuk, o la del bosque de los monos Sanget.

El recuerdo por excelencia de Bali es el batik, una tela de seda tejida con hilos de oro y muchos colores; destacan los de la zona de Ubud, pero los hay por todo el archipiélago de Indonesia. También hay pinturas en vivos colores sobre telas y máscaras tradicionales. En Denpasar, el principal mercado es el Central. Al este de la capital, en Jalan Nusa Indah, se abrió el centro de Arte Werdi Budaya, que destaca por sus cuadros.

“www.balitourismboard.org”.
Extensión de la isla: 5 mil 636 kilómetros cuadrados.

El Hierro, Islas Canarias

Acantilados que rebasan los mil metros de altura, aguas cristalinas y un cielo soleado la mayor parte del año convierten a esta isla en la favorita del archipiélago, no importa que sea la más pequeña.

El suelo erosionado formó piletas naturales gigantes, donde los visitantes se bañan en aguas tranquilas, sin preocuparse de las violentas olas, esos sí, no se libran de la fauna marina. No hay necesidad de sumergir la cabeza para mirar los cardúmenes de peces tropicales, pues se pueden ver desde la superficie.

El Valle del Golfo fue el principal motivo para que la isla fuera nombrada Reserva de la Biósfera. Éste se conforma de caprichosos acantilados que se extienden sobre 14 kilómetros de litoral.

Aquí los miradores alcanzan una altura de mil metros sobre el nivel del mar, desde ellos se aprecia la vegetación característica de las Canarias: pequeños viñedos y los legendarios árboles “garoé”, cuyas hojas tienen la particularidad de almacenar el agua. Es necesario contratar los servicios de un guía.  

“www.turismodecanarias.com”.
Extensión: 278.61 kilómetros cuadrados.

TOMA NOTA

Para llegar

El costo de los vuelos a las diferentes islas varía entre los mil 500 y cuatro mil 500 dólares. Los más asequibles son los vuelos a Galápagos y los más caros son los vuelos a Taiwán. Hay variaciones según escalas.