Nido portable

GUADALAJARA, JALISCO (13/JUN/2013).- Los rebozos, esa tela larga y angosta con flecos en los extremos se ha usado en la vestimenta desde la época prehispánica en México. Las primeras generaciones los utilizaron como parte de su atuendo y solución milenaria ante la necesidad del bebé de estar cerca de su mamá, como si fuera en sus brazos, y continuar con sus labores, hoy sigue vigente bajo esa premisa.

La fabricación de los rebosos ha variado en materiales como la manta de algodón, la lana, y la seda, los diseños también, han salido al mercado productos especializados para cargar al bebé, sobre todo cuando han surgido los estudios sobre los beneficios de utilizarlo en las primeras etapas de la vida.

La forma que da el rebozo es la de un nidito que de acuerdo con especialistas otorgará en las etapas posteriores los lazos fraternales y seguridad para el bebé.

El rebozo permite transmitir a los menores el latido del corazón de la madre y la respiración que lo acompañaron desde su gestación en útero. Dentro de un rebozo el bebé se siente acompañado, arrullado y calientito.

El rebozo es un capullo con las bases para crear un niño seguro y feliz. Está confirmado que los bebés que pasan largos ratos cargados suelen ser más tranquilos, dormir mejor y ser menos llorones que los que pasan mucho tiempo en sillas y carreolas, lejos del contacto físico de las personas que los aman.

Como recomendación, las primeras veces que se usa un rebozo se puede practicar con un muñeco para asegurarte de aprender a sujetar bien al bebé. Las tiendas especializadas en rebosos maternales sugieren también leer bien los instructivos y aplicar los seguros correctos.

EL INFORMADOR / PATRICIA PEÑA