GUADALAJARA, JALISCO (22/ENE/2017).- La finca vecina al templo zacatecano San Agustín, alberga al vibrante Museo Manuel M. Ponce. La edificación fue la antigua Casa de Ensaye. “Este edificio se construyó en el año de 1824 por el Alarife Don José María Vázquez, para las oficinas de la Casa de Fundición y Ensayes de particulares… El ensaye es la comprobación de los metales que contiene una mina, y también es el análisis de la moneda para descubrir su ley. El 30 de Septiembre de 1912 se clausuro el Ensaye. Y a partir de ese año ha tenido diversos usos, fue Escuela de Odontología, Secundaria de la Universidad Autónoma de Zacatecas y Casa del Estudiante.Después de haber mirado las cúpulas del templo San Agustín y la fachada del Congreso, bajamos por el callejón San Agustín y a la primera cuadra viramos a la izquierda, en la esquina de la Casa de Ensaye, Su fachada, de dos niveles, en el primero: dos ventanas verticales y arqueada, luego una puerta arqueada con frontón en arco rebajado, enseguida una pequeña ventana, otra puerta y dos ventanas similares.La segunda puerta anuncia: Museo Manuel M. Ponce. En el segundo piso, románticos balcones. El zaguán nos llevó a un patio de cuatro corredores, delimitados por columnas redondas con capiteles toscanos y arcos en medio punto, los corredores se repiten en el segundo nivel, al cual subimos.“El maestro Carlos Vázquez, discípulo de Manuel M. Ponce, dedicó su vida al piano y a dar a conocer la música de su maestro, labor que hizo con gran empeño, amor y pasión… todos los objetos, pianos y partituras que el maestro Carlos Vázquez recibió de Ponce, fueron donados al pueblo de México. Es gracias a él que tenemos la oportunidad de conocer parte de nuestra historia e identidad”.Al entrar al museo, una fotografía del virtuoso Manuel, acompañado de las siguientes palabras: “A lo largo de su vida Ponce recibió múltiples premios y homenajes. En su archivo personal atesoró tanto grandes reconocimientos como son el Premio Nacional de Artes y Ciencias que recibió del Presidente de la República hasta recortes de periódicos y muchos otros recuerdos, entre éstos se encuentran los dibujos que le dibujaron los alumnos de la escuela México, durante su viaje a Argentina e inclusive regalos de sus pequeños alumnos de los jardines de niños. Este cumulo de documentos y objetos refleja el reconocimiento social y la calidad humana del artista”. Otra foto del creativo músico dice: “Durante toda su vida Ponce tuvo estrecho vínculo con la enseñanza”. En el ambiente flotaba la música de su creación y a la vez apreciamos parte de su álbum fotográfico digital, comprendido por cuatrocientas imágenes. Vimos un comedor y a un costado, un tocadiscos, un piano de media cola y en la pared vecina, un cuadro del mismo piano, haciéndolo vibrar su antiguo compañero. En un vitral, un maniquí con un elegante traje del artista. Miramos una gran fotografía de Clementina Maurel Villagran 1891-1966, “En 1912 conoció a Manuel M. Ponce en una recepción de la Embajada de Francia donde el maestro fue invitado. Se casaron en la iglesia de Nuestra Señora de Lourdes en la Ciudad de México el 3 de septiembre de 1917. Clema era una refinada cantante y había cursado estudios en el Conservatorio y colaboraba con Ponce en la ardua tarea de copiar su música”. “Algunas de las piezas representativas fueron: Danza del sarampión. Malgre tout… Gaviota, Preludio y fuga sobre un tema de Händel; de Bach, Scherzino mexicano. Dos rapsodias mexicanas, Guateque, Preludio cubano, suite cubana, Rapsodia cubana; Scherzino maya, Dos Intermezzi, Preludios encadenados, Cuatro piezas para piano (Suite bitona), veinte piezas fáciles, varias Mazurkas en diferentes años; Balada mexicana… una serie de Evocaciones y una Metamorfosis de concierto sobre su popular Estrellita. Miramos otro piano animado por cuadros, con fotografías del músico con su esposa y con otros personajes. También había bustos de músicos clásicos.