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Motor de arranque

Fiat y Chrysler. Jekill and Hyde

Por: EL INFORMADOR

GUADALAJARA, JALISCO (15/MAY/2010).- La estadounidense Chrysler no estaba muy convencida de aliarse a la italiana Fiat, pero no tuvo más remedio. Cuando se vio obligada a entrar en el capítulo 11 del código de bancarrota estadounidense, su estado financiero era tan precario, que el gobierno de Barack Obama le impuso la alianza como condición para otorgarle ayuda. Nació así una alianza que sólo no suena extraña debido a que todos aún tenemos fresca en la memoria la que hubo entre alemana Daimler y la misma Chrysler. Como antes, no se trata exactamente de una alianza, sino de una compra. Que nadie se equivoque: entre Chrysler y Fiat, quien manda, es Fiat. Pero aquí es donde entra el conocido dicho: “Como México, no hay dos”, que se aplica perfectamente en el caso de la alianza ítalo-estadounidense ya que, en suelo nacional, el “jefe”, es Chrysler.

Chrysler en México y Fiat en Brasil, son las dos mayores fortalezas de esas respectivas empresas fuera de su territorio de origen. En Brasil los italianos llegaron en 1976 y son líderes de mercado desde hace algunos años. Y estamos hablando de un mercado que fue de 3.1 millones de vehículos nuevos el año pasado y debe terminar este 2010 con 3.4 millones de unidades comercializadas, lo que probablemente ponga a Brasil como el cuarto mayor mercado del mundo, debajo sólo de China, Estados Unidos y Japón. Fiat detiene casi 23 por ciento de ese jugoso pastel. La marca vendió cinco millones de vehículos en toda América Latina durante 2009. Fiat Brasil es tan importante, que una de las divisiones italianas de la marca, Ferrari, tiene siempre un piloto brasileño en la Fórmula Uno. En este momento, Fiat Brasil paga las pérdidas de Italia. México, en cambio, sólo contribuyó con poco más de tres mil  vehículos para la venta total de Fiat en 2009. Aquí, Fiat pasa casi desapercibida. Porque este, es territorio Chrysler.

La fuerza de Chrysler en México la ubica como la cuarta mayor armadora en el país, vendiendo más de 110 mil vehículos y, lo que es mejor, ganando dinero. Esto reverte la posición de comando mundial de Fiat, que naturalmente pone a Brasil como administrador de sus negocios en América Latina. Con esto, empiezan muchos contrastes y se abren muchas dudas a futuro.

Entre los contrastes se destaca la forma de comunicarse con clientes, proveedores y público en general, a través de los medios de comunicación. Fiat es un verdadero campeón de la extroversión, probablemente fruto de su alma ítalo-brasileña. Sus fiestas de lanzamiento de nuevos productos son espectaculares. Quien vio el estreno del Cincuecento en Turin, lo compara con la apertura de una Olimpiada. En Brasil, cuando del lanzamiento del Línea, contrataron a Caetano Veloso y Roberto Carlos, dos de los artistas mejor pagados de Brasil y del planeta. Particularmente pienso que nadie hace eventos como Fiat. En todo el mundo.

En el extremo opuesto está Chrysler en México. La marca es la imagen de la austeridad absoluta. Para ella, un boletín de prensa enviado por correo electrónico parece sonar a desperdicio de recursos. Compararla con Fiat es como ver “El médico y el monstruo”.

Más importante que los contrastes, empero, es el futuro inmediato de Chrysler y Fiat en México. En este momento, ya hay un acuerdo firmado con SK Bergé para terminar su periodo como importador oficial de Fiat a México. Habrá un periodo de transición, comenzando ahora, que debe terminar antes del final de este año, aunque este plazo no es oficial. A partir de entonces, Chrysler decidirá sobre el futuro de Fiat en territorio azteca.

Chrysler gana dinero en México más que nada debido a dos acuerdos que, en teoría, no deben renovarse. El primero es con Mitsubishi. El segundo, con Hyundai. Ambos terminan en 2012. Entre las dos marcas se encuentran cerca de 40 por ciento de las ventas totales de Chrysler en México. Fue una herencia que recibió Joseph Schamasrour, el Presidente de la empresa en el país. El ejecutivo tuvo la fortuna de llegar al lugar correcto en el momento exacto. A esto se debe su poder actual en la alianza Fiat Chrysler. Adecuados para este momento, los acuerdos de distribución de Mitsubishi y Hyundai deben herir intereses futuros de Fiat y de Chrysler, en la medida en que sus productos compitan con los japoneses y coreanos. Hay que esperar, sin embargo, para tener una visión más amplia del tema.

Lo único cierto es que los Fiat comenzarán a ser vendidos en los distribuidores Chrysler a principios de 2011. La gama será chica, porque los autos vienen de Europa o de Brasil y en ambos casos, el cambio no es favorable a México. La excepción, el 500 hecho en México, no puede hacerse popular porque fue diseñado para ser de nicho, no exactamente barato.

¿Qué pasará con los actuales distribuidores de vehículos Fiat? Cambiarán de marca, cerrarán o aceptarán trabajar bajo las condiciones dictadas por Chrysler.

¿Cómo percibirá el público mexicano a este nuevo cambio de Fiat? Seguramente muy mal. Porque la marca llegó primero con GM, luego se fue, luego volvió con un importador que hoy en día, tiene sólo cuatro autos en su gama. Y hasta que comience a ser vendida por Chrysler, cambiará de nuevo sus talleres, ubicación de puntos de venta, etcétera. Y esto que no hablamos de Alfa Romeo, cuyo caso es aún más grave y que también volverá en 2011.

Fiat y Alfa necesitarán de toda la capacidad de comunicación y extroversión de la que Fiat es capaz para reconstruir su imagen. Lo malo, es que estarán en las manos, ooops, de Chrysler.

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