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Revolución e Independencia

Por: EL INFORMADOR

En 2010, los mexicanos celebran 200 años de su independencia y 100 años de la revolución. Son fechas de gran significado histórico, cuya celebración se hará en grande. Empero, hace falta algo similar en la industria automotriz mexicana, para que ésta siga como una de las tres más importantes fuentes de ingreso y empleo en territorio nacional.

La década que acabamos de terminar, fue prácticamente perdida para la industria automotriz nacional. Las ventas del mercado interno en 1999, apenas rebasaron las 650 mil unidades, mientras que las de 2009 –aún a falta de su cifra definitiva oficial- ha quedado apenas sobre las 750 mil, cuando ya habíamos llegado muy cerca de 1.2 millones de vehículos nuevos vendidos, en 2006.

Es muy fácil, en este momento, echarle la culpa a los factores externos. Que la crisis es mundial, que la paridad entre el euro, el dólar y el yen, etcétera. Pero la realidad es que todo es consecuencia de nuestros propios errores, de nuestra incompetencia para encontrar salidas, como otros encontraron.

Al igual que en la historia política mexicana de los dos más recientes siglos, necesitamos construir y conquistar la independencia. Porque México sigue casi completamente a la merced de lo que ocurra en Estados Unidos. Para allá va la mayoría de la producción nacional de vehículos. De allá viene la mayoría de los autos, nuevos o usados, que tenemos en nuestras calles. Como de allá vienen los dólares que representan la segunda mayor fuente de ingresos de la nación mexicana.

Esa dependencia de Estados Unidos nos deja al antojo de la suerte de nuestros vecinos. Si les va bien, nos tocan buenas “sobras”. Si les va mal, nos va peor. Los tratados comerciales con Japón, Europa y Mercosur, no han logrado librarnos de la adicción a los dólares. Ni siquiera cuando el euro pasa a ser, cada vez más, la moneda de referencia internacional.

Claro que no podemos desperdiciar la cercanía y el TLC con la todavía mayor potencia del planeta. Por supuesto que hay que hacer los autos que ellos quieren conducir en el norte. Pero tenemos en este momento, una moneda extremadamente débil, que nos serviría para abrir las puertas de cualquier mercado en el mundo,  y no lo aprovechamos. Casi no mandamos autos para América Latina, porque los modelos que fabricamos, son en su gran mayoría, hechos para el gusto estadounidense. Por el mismo motivo esos autos no van a Japón o Europa. Y esto es sólo el panorama del lado exportador. Porque cuando hablamos del mercado interno, el problema es aún más grave.

Ya nos cansamos de mencionar los programas de incentivo a la industria hechos por los gobiernos de Alemania, China o Brasil, por ejemplo, países cuya industria salió de 2009 más fuerte que entró. Las consecuencias de sus acciones, para ellos, son un parque vehicular más reciente, seguro y limpio, además de una industria más sólida, que generó más empleos e impulsó la economía como un todo.

Aquí, tuvimos un programa raquítico, que apenas logró vender mil unidades nuevas más. El programa es pobre desde el punto de vista de la oferta que hace al consumidor -15 mil pesos- ; del exceso de trámites que exigen –sólo les falta pedir el acta de defunción de nuestro bisabuelo- para que se pueda participar y de su difusión, mínimo, modesta.

¿Qué no habría sido más fácil simplemente bajar un impuesto, sea IVA, Tenencia o ISAN? Hasta parece que esto produce alergia a un gobierno que sólo encuentra una forma de aumentar su recaudación, tasando más fuerte a los que siempre hemos pagado.

¿Por qué un empresario hindú, como Rattan Tata, puede tener (y ejecutar) la idea de hacer un auto asequible como el Nano y revolucionar la historia, mientras nosotros, de nueva cuenta, sólo nos sentamos a aplaudir? ¿Necesitamos otro Francisco I. Madero, otro Zapata, otro Villa para la industria automotriz?

En 2010, ya lo sabemos todos, celebramos el centenario de la revolución y el bicentenario de la independencia. Pero en lugar de disfrutar los logros de los antepasados, vamos a pagar más impuestos y rezar para que Estados Unidos se recupere pronto de su gripa, porque nuestra pulmonía ya nos tiene preocupados.

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