Los voladores de Papantla

GUADALAJARA, JALISCO (27/MAY/2012).- El programa del Festival de la Pitaya Amacueca, me invitó a ir el jueves pasado a contemplar a unos voladores. La leyenda totonaca cuenta que se vivió un profundo estiaje que reflejó una severa carencia de frutos y cinco intrépidos jóvenes optaron por manifestar un pedimento de lluvia a Xipe Totec, el dios de la fertilidad. Se adentraron al bosque para buscar el árbol más alto y derecho a la vez. Al hallarlo sonrieron, pernoctaron al pie del tronco, se abstuvieron de alimento y le pidieron al árbol que les apoyará en su angustia. Invocaron el palo, lo talaron y lo cargaron con la ayuda de otros compañeros a su poblado, cuidando de que no rosara el suelo, hasta llegar al sitio indicado para el ritual.

Escarbaron un agujero para afirmarlo y que quedará derecho, posteriormente los cinco personajes se emplumaron como aves para capturar la atención de Xipe Totec, treparon a la cresta del palo, cada uno se amarró una soga a la cintura, exceptuando el quinto, que sopló fuerte un caracol y aquellos pájaros humanos se lanzaron al aire suplicando fervientemente agua, y sólo agua, a su querido dios.

Después de los fantásticos vuelos, las nubes empezaron a cerrar el cielo, se fueron tornando grises y la lluvia empezó a caer intensamente, la comunidad se alegró por el regalo de su dios y le dieron las gracias con danzas y cantos. El ritual se hizo tradición, tradición que se difundió en aldeas vecinas. Afortunadamente la tradición no se perdió, trascendiendo de generación a generación.

La totonaca población de Papantla data de 1230, papán, pájaro cantador, tlan, lugar, por lo tanto significa “lugar de papanes”, poblado veracruzano ubicado en la Sierra Papanteca,

Se llegó el jueves 24 del presente mes, aniversario de Amacueca, estaba animada la plaza a pesar de una ligera llovizna, pasadas las seis de la tarde tocó la banda de guerra para hacer honores a la bandera, luego se evocó el nacimiento del municipio hace 189 años, en 1823, siendo alcalde Felipe Chávez; regidor, Victoriano de Aguilar y secretario, José María Chávez; se recordó a Benjamín Pérez Chávez, enseguida, el presidente municipal, Efraín Ramírez González, entregó la presea “Gavilán de Bronce” al maestro Felipe Santana Fajardo. Después fuimos invitados a presenciar a los voladores de Papantla, a la plaza aledaña.

El caporal Lorenzo Hernández sopló su chirimía y sonó su tamborcillo, haciéndolos vibrar con enjundia, dando las pautas de la danza, y los voladores: Felipe Pérez, Gabriel Valencia, Arnulfo Cano y Lorenzo Hernández iniciaron su preciosa danza, todos con coloridas vestimentas blancas y coloradas, con elaborados bordados, botas negras y un llamativo tocado con cresta, bailaban como alegres pájaros; inclinados, cruzando los pies, zapateando y con los brazos extendidos y algo abiertos, daban giros sobre su eje y enseguida más giros en torno al grueso (35 centímetros) y alto palo (unos 15 metros), haciendo pausas en cada punto cardinal, invocando aparte del agua, a la tierra, al viento, a la luna y a el sol, puesto que son los elementos que generan vida.

Al terminar la danza, los voladores fueron trepando, uno por uno, aquel imponente palo, y se fueron acomodando en un carrete, fueron enrollando sus sogas al palo, cuando giraban el carrete y cada uno se amarró a la cintura, excepto el caporal, que danzó como ave sobre la punta implorando a Xipe Totec, mientras sus compañeros alistaban sus cuerdas.

Al terminar el caporal, los voladores se tiraron al vacío, girando a la derecha y extendiendo sus brazos, como mágicamente, pidiendo agua del Sur, girando a la derecha y perdiendo altura, 13 vueltas por cuatro voladores, dan 52 años siglo sol, resurgimiento de una nueva vida y resurgimiento con nuestra madre naturaleza.

A un curioso perro grande le inquietaron los voladores y cuando casi tocaban suelo, se acercó, provocando un simpático choque, que lo hizo correr…

Con broche de oro cerró el evento, cuerdas y metales interpretaron Guadalajara, Sobre la montaña, Morena mía, Alejandra, Rancho Grande, Honor y patria, Sobre las olas, el Huapango de Moncayo, y otra más; era la fabulosa Orquesta Típica de Guadalajara. Polkas, valses y huapangos avivaron aquel bello rincón de pitayos, nogales, cafetos y, parroquianos gentiles.

Toma nota

Cómo llegar

Tome la carretera hacia Zacoalco de Torres, y de ahí siga por la ruta hacia Techaluta de Torres, un poco más adelante se encontrará con Amacueca.