Laberinto

GUADALAJARA, JALISCO (22/DIC/2013).- En la casa es una película sobre el acto de inventar ficciones. No es tema nuevo para el cine contemporáneo; La ventana secreta (2004), El gran truco, Más extraño que la ficción (ambas 2006), y Siete psicópatas (2011), más o menos circularon por igual rumbo.  Incluso el mismo director, Francois Ozon,  en una de sus cintas anteriores (Juegos perversos, 2003) abordó el asunto. Lo que resulta novedoso es que el juego entre realidad y ficción no queda relegado a una sorprendente revelación final, sino que se abre desde el inicio.

Todo empieza con un profesor de literatura y un estudiante de preparatoria. El docente descubre que la primera tarea del año escolar del alumno, además de ser un escrito aceptable, es un relato interesante. De ahí proceden todos los giros y la narración crece sobreponiendo capas; la que corresponde a la fantasía, la de la acción misma de contar, y la que refleja los hechos verídicos.

La moraleja queda circunscrita a la noción familiar del maestro engreído que acaba derrotado por el ingenio del alumno, pero no es de ninguna manera importante.  El realizador se nota más atento a la idea de cómo el relato manipula las emociones y el pensamiento del lector, y cómo existe una zona donde no se distingue tan claramente lo objetivo de lo subjetivo. Las escenas dan muestra de ello de distinto modo. A veces simplemente algunos personajes —en particular el profesor y su esposa— conversan sobre el sentido que va tomando lo que escribe el muchacho, o sobre el comportamiento de los protagonistas que utiliza, como haría cualquiera que comentara con otra persona los incidentes de una novela que está leyendo.

En otras ocasiones, la escena entremezcla a los personajes que están fuera del relato y a los que existen dentro, produciendo la sensación de que se interviene o se analiza el acto creativo en sí mismo. Las dimensiones y planos que eso forma confunden, y se llega a un punto en el que como espectador perdí toda esperanza de entender desde qué perspectiva miraba lo que pasa.

La cinta tiene como grandes virtudes el ritmo y el humor. Una vez que la intriga se echa a andar, los acontecimientos se conectan uno con otro con mucha agilidad y parece que la tensión crece. Incluso en distintas partes la música tiene, nada más, la función de comunicar urgencia y suspenso.
Del afán irónico dan constancia sobre todo los parlamentos.“ Lo veo pesimista”, dice al inicio la secretaria de la escuela, y el profesor responde: “Es que leí mucho a Schopenhauer”. Por supuesto se trata de humorismo intelectual, y francés, lo que en último término guarda cierto encanto y atractivo.

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Ficha técnica

En la casa (Dans la maison), Francia, 2012.

Dirección: Francois Ozon.

Guión Francois Ozon a partir de una pieza teatral de Juan Mayorga.

Actuación: Fabrice Luchini, Ernst Umhauer, Kristin Scott Thomas.