GUADALAJARA, JALISCO (08/ENE/2017).- Ahora que estamos tratando de poner un poco en claro las cosas que sucedieron en nuestro país en tiempos de la infame y fratricida guerra llamada Revolución, sirva esta columna para expresar los sentimientos que nos inquietaron mientras viajábamos por las lejanas tierras del sureste, que alguna vez se hicieron llamar ‘La [hermana] Republica de Yucatán’, que contaba con su propia bandera. En aquellos años del mil ochocientos cuarenta y tantos, las haciendas henequeneras y azucareras estaban creciendo a costa de las tierras comunales de los mayas, causando el desplazamiento y el empobrecimiento de su población, obligada a pagar altos impuestos, diezmos y cargas del trabajo realizado en las “propiedades” de los blancos. Como en el ambiente ya se sentía que la rebelión era la única forma de salvar la subsistencia y la autonomía de las entidades mayas, surgió una revolución a la que se le llamó ‘La Guerra de Castas’: nombre que no es muy adecuado, ya que más bien fue una guerra inter-étnica: pero guerra al fin. En el curso de las protestas y las revueltas, varios de sus valientes fueron ejecutados. Sin embargo, al ser asesinado Antonio Ay, su cabecilla principal, otro líder comunitario llamado Cecilio Chi fue quien encabezó la rebelión, considerándola una causa tan justificada que ni las negociaciones ni la represión militar habían podido controlar.Años más de guerras y revoluciones que terminaron por agotar las energías tanto de los ejércitos como de las guerrillas, fue el momento en que los amos de las haciendas henequeneras se dedicaron a hacerse de tierras comunales, desplazando a sus ancestrales y legítimos propietarios mayas. Los hacendados sentían que el henequén (Agave fourcroydes), cuya fibra era utilizada para hacer cuerdas y fuertes tejidos, iba a convertirse en la panacea del comercio mundial, se asentaron con firmeza en las tierras dolosamente adquiridas. En esos tiempos, para planchar la prosperidad que ya se vislumbraba para los ‘propietarios’, un tal Ignacio Bravo emprendió una cruenta campaña contra los ‘Cruzoob’, mayas que habían tomado “La Cruz Parlante” como su religión, bandera y amuleto protector, dedicándose a liquidar a cuanto líder rebelde encontrara. El hambre y la escasez de municiones hicieron que los cruzoobs dispersos, se internaran en la selva. Posteriormente, y no habiendo tenido otra opción… amparados por la Cruz Parlante, se juntaron en el poblado de Chan Santa Cruz (hoy Carrillo Puerto) para declarar su rendición y terminar así con la Guerra de Castas.Un mundo ideal fue lo que construyeron en Chan Santa Cruz en torno al símbolo de la cruz; una cruz ideal; una cruz de ellos; una cruz hecha a la medida; una cruz como ellos la querían. Justo Sierra, en uno de sus escritos apunta… “Lo único que hicieron las guerras de conquista, fue convertir a los idólatras paganos, en idólatras cristianos”.A partir de la aparición de una supuesta misteriosa marca de tres cruces labradas en un árbol, que la consideraron milagrosa, surgió el “verdadero” culto a La Cruz Parlante. Erigieron una capilla para custodiar a una gran cruz de madera flanqueada por dos más pequeñas que, con la ayuda de un ventrílocuo les hablaba a los ‘cruzoob’. Esta cruz pasaría a ser el símbolo de la unión, la fuerza, la esperanza y el aliento que llegaba desde una única voz de mando que descendía desde los cielos. ¿En que religión hemos oído de algo como esto?Desde ese entonces los cruzoob se organizaron en una sociedad militarista basada en una sola imagen, bajo el mando de un jefe supremo y… alrededor de la cruz parlante se constituyó en la comunidad de Chan Santa Cruz, un estado ‘teocrático’, y santuario y bastión de los rebeldes. Bien decía aquel fraile de tiempos de la conquista que… “La única forma como podemos introducir nuestra religión ante los infieles, es por medio de los mitos, las leyendas… y las armas, desde luego”. Los mayas fueron desplazados de sus tierras y los poderosos y los demagogos, hasta la fecha siguen haciendo lo mismo, orgullosos de sus hazañas temporales y mezquinas, destruyendo cenotes, arrecifes y manglares.N.B: Se solicita ventrílocuo, con cruz incluida- para hablarles a estas gentes. pfs@telmexmail.com