Viernes, 22 de Noviembre 2024
Suplementos | El parque principal de Jerez fue nombrado así en honor al primer edil de esa localidad

Jardín Rafael Páez

El parque principal de Jerez fue nombrado así en homenaje al primer edil de esa localidad

Por: EL INFORMADOR

Concurrencia. En este jardín conviven propios y extraños. Para los lugareños es un sitio digno de presumir. ESPECIAL /

Concurrencia. En este jardín conviven propios y extraños. Para los lugareños es un sitio digno de presumir. ESPECIAL /

GUADALAJARA, JALISCO (28/JUL/2013).- El corazón de Jerez es sin duda el hermoso Jardín Rafael Páez, donde late la alegría de los jerezanos. De San Felipe seguimos nuestro andar por Zacatecas, pasamos Arroyo Seco de Abajo, luego la Ermita de Guadalupe y a pocos minutos nos encontrábamos en el poblado de atractivas fincas, Jerez. Nos hospedamos en el agradable Hotel Jardín (teléfono 4949452026), con buena ubicación, monjil cocina, estacionamiento cercano, buenas recámaras (unas con vista al Jardín) y esmerada atención. Nuestro primer goce fue pasearnos por el encantador Jardín. La Plaza Mayor fue delimitada por los solares de los fundadores de Jerez de la Nueva Galicia, entre ellos: Pedro Carrillo, Cristóbal Caldera, Juan de la Torre y Pedro Caldera. Espacio que sirvió a los frailes para evangelizar a los chichimecas. Se levantó un kiosco de sillería y se pusieron bancas de cantera tipo sofá, posteriormente se realizaban tianguis los domingos y días festivos. Para 1887, el primer edil, de nombre Rafael Páez, decidió transformar la plaza en un atractivo jardín, para ello fue necesario construir un acueducto, el cual estuvo concluido a finales de dicho año, al comenzar el siguiente, el jefe político comentó: “…en el centro se está construyendo un kiosco, desde marzo se le formó un octágono de 48 columnas de piedra de cantería que formó el zócalo… en ese mismo mes comenzó a levantarse el pabellón de madera, fierro y zinc”. El contorno fue enlozado con piedra rosa y negra. Se pusieron 418 macetas con rosales y otras flores, también se plantaron naranjos por doquier. Para agosto de 1922, se optó llamar al verde espacio, “Jardín Rafael Páez”, a partir del 16 de septiembre del citado año.

Cruzamos la calle Guanajuato para apreciar el Jardín, delimitado por verdes verjas que se pierden en el follaje, con puertas al centro y en las esquinas, sobre el andador que abraza la plaza, vimos bancas y asientos techados para lustrar el calzado, dos tamboras sobre banquillos, promovían dos bandas: Banda Juvenil de don Cuco Escamilla y Banda la Milpa. Pasamos la puerta central oeste y fuimos sorprendidos por el kiosco porfiriano; en su zócalo bonitos vanos escarzanos, con ventanas de madera, espigadas columnas redondas sostienen la hermosa arquería en medio punto, embellecida por fundiciones de ramas, un toque art nouveau, el techo con cúpula. Elemento rodeado por un andador con bancas y prados con naranjos, banderas de España, y pinos. En un punto cardinal admiramos la bella fuente llamada La Primavera, guapa ninfa con nariz griega, fina piocha y firmes senos, fuente prestada por Villanueva, población que atesoró las otras tres ninfas, pero por poco tiempo, pues su cura las calificó de perversas. La Feria de Primavera se festejó con regocijo en el Jardín.  En los otros puntos vimos tres fuentes de fierro de tres copas, dos con garzas en su base y hojas en sus copas (art nouveau).

Caminamos lerdamente por esos andadores sombríos, por diversos follajes, de pinos, palmeras y secuoyas. Vimos un alto y elegante pedestal redondo con el busto de Candelario Huizar, y no distante miramos otro, con similar pedestal pero con Ramón López Velarde, inaugurado el 17 de diciembre de 1949, personaje que puso en tinta: “Plaza de Armas, plaza de musicales nidos… plaza en que se confunden un obstinado aroma lírico y una cierta prosa… fiel a tus fuentes cantantes y a tus prados umbríos… Dime Plaza de Armas, de las párvulas lindas y bobas”.

José Antonio Muños citó: “En una tarde del mes de mayo de 1945, cuando me encontraba en la mercería La Flecha, de don Jesús Sotelo… encontrábase también un señor… Quedé sorprendido al escuchar al referido señor: “¿Cómo es posible que las autoridades permitan que la gente tienda su ropa sobre los arbustos y plantas en lo que supongo es el jardín principal?”... cuál no sería la sorpresa de este señor al comprobar que… no era ropa tendida, sino gran variedad de rosas de Castilla enormes, de hermosos y variados colores”.

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