GUADALAJARA, JALISCO (07/AGO/2016).- Por la calle Del Vergel Nuevo se localiza el precioso Instituto Zacatecano de Cultura. De las salas de máscara del Museo Rafael Coronel, pasamos a mirar las figurillas prehispánicas y coloniales: mujeres con metate, comales, vasijas, venados, pájaros, conejos, lagartijas, perros, peninsulares a caballo, águilas, jaguares, burros y serpientes. Posteriormente entramos a la Sala de la Olla, observamos una increíble olla sobre los tobillos de un nativo hincado. Algunas con bizarras formas de animales: perros, conejos y puercos. Unas ollas con muertes y otras con imágenes de guerreros en relieve. Fabulosas ollas en forma de aves y unas figurando niños, verdaderas esculturas. Enseguida apreciamos Las Tandas de Rosete, títeres de Rosete Aranda, “en el escenario el títere es el personaje, su vida pende de hilos, sus movimientos son el resultado de la articulación de sus miembros, su voz la toma prestada”. Bailarines, viejitos, toros, toreros, rejoneadores, catrines, músicos, cirqueros, mariachis y soldados. En la sala contigua vimos figuras de Pantaleón Panduro: mariachis, matadores y zapateadores tapatíos. Seguimos un corredor que mira a un muro salpicado por contrafuertes arbotantes e ingresamos a la Sala Ruth Rivera, hija de Diego y madre de Juan Coronel. Magnificas piezas arqueológicas: vibrantes perros, expresivos mascarones y caras; naturales sentados, sonriendo y con las manos cruzadas. Unas figuras con los ojos jalados y mujeres desnudas.Al salir del museo pasamos por una pequeña plazuela con fuente y al fondo las cúpulas del museo. Y a una cuadra vimos la Plazuela de García, con fuente debajo de un arco y detrás, un portal arqueado. De la plazuela seguimos la calle De Jesús y después de una ligera curva empezamos a mirar el Templo de Jesús, que data de 1887, su puerta en arco de medio punto, enmarcada por columnas redondas con capiteles jónicos por costado. Arriba de la cornisa, la ventana coral, un elaborado rosetón que enmarca una custodia con una paloma. Las columnas se repiten, detrás de ellas, una ventana vertical. Sobre el cornisamento dentado, posa una barbicana curveada con un medallón religioso, y arriba una cruz de piedra. En las esquinas, lucen altos campanarios, de planta cuadrada y de dos cuerpos, con un vano por cara, en arco trilobulado, cubiertos en cúpula con linterna. La planta arquitectónica es en cruz latina, su cruce con cúpula de tambor octagonal, con tres ventanas por cara y linterna. En el altar principal, Jesús y en los laterales: La Virgen de Guadalupe y la Virgen María. Un altar fue reservado para San Martín de Porres, con varias escobas. El coro con órgano.Del templo bajamos a la calle Del Vergel Nuevo, pasamos por la casa de Pancho López y subimos un corto tramo para encontrar unas escaleras de piedra, animadas con hierba de pájaro y detrás de ellas se asomaba una señorial finca, de canteras rosas, delineando un estilo neoclásico. Llegamos a un pequeño plan, que nos brindó una fantástica vista a Zacatecas, a través de unos gruesos pirules, por el costado izquierdo, el Observatorio Meteorológico y por el derecho, las torres del Templo de Jesús. En el jardín aledaño, un letrero anuncia: INSTITUTO ZACATECANO DE CULTURA RAMÓN LÓPEZ VELARDE. Diez peldaños suben a su puerta, en arco de medio punto sobre capiteles dóricos, embellecida por cuatro columnas redondas, con nichos entre ellas. Cuatro ventanas verticales y arqueadas por costado, enmarcadas por medias columnas dóricas. En el segundo piso se repiten las columnas y en el eje de la puerta, una ventana vertical y rematada por un frontón de arco rebajado. Las ventanas también se repiten pero sin arco y rematadas con frontón triangular. Sobre el cornisamento, luce un reloj de caratula redonda, rematado con frontón triangular. Del zaguán apreciamos unas peculiares escaleras en zigzag al fondo del patio, en su centro, un nicho con el busto del poeta. El patio liga con varios cuartos, los del segundo nivel miran a un corredor con barandal.