Explorando el mundo

GUADALAJARA, JALISCO (23/ENE/2011).-  Recientemente escuché la noticia de que había una convocatoria para ir de viaje a colonizar Marte con un boleto de ida, pero sin regreso. Me pareció curioso que estemos pensando en viajar y quedarse en ese planeta, cuando el simple traslado tomaría varios años en realizarse.

Independientemente del hecho, lo que más me llamó la atención es saber que sales de tu casa para jamás volver. Eso sí se me hizo motivo de reflexión.
Muchos aventureros han hecho exactamente lo mismo, salir de su tierra con boleto de ida y no saber si algún día habrá un retorno. De hecho los que emigran a otro país en busca de mejores oportunidades de vida, están haciendo lo mismo.

Para muchos estudiosos de las fobias a los barcos y  aviones, el tema de subirte a una nave implica sentir que vas a tener un accidente y que por lo tanto no vas a volver a tu hogar. Hay una sutil angustia de viajar con la sensación de que ya no volverás.

También muchas personas, al despedirse de un ser querido en el aeropuerto, se quedan con la sensación de que ya nunca más los volverán a ver. Es un viaje de ida sin vuelta.

Parece extraño, pero si lo pensamos bien a fondo, descubrimos que en realidad todos queremos viajar con un boleto de ida y regreso, son muy pocos los que se animan a pensar en que no hay retorno. Si te vas, quieres regresar. De hecho nunca olvidaré las palabras de mi abuelo que después de sus muy agradables visitas, pues vivían fuera del país, les decíamos sus nietos con lágrimas en los ojos “no se vayan”, y nos contestaba: “para volver, primero tengo que irme”.

Ese es el drama de la vida, nos vamos y tenemos miedo de nunca más volver, pues eso significa la muerte o el fin de una amistad o relación.
De cualquier manera los buenos viajeros tienen en mente volver, nos son emigrantes ni aventureros interplanetarios. Finalmente siempre está el deseo de retornar a casa.