Explorando el mundo

GUADALAJARA, JALISCO (23/MAY/2010).- Las motivaciones para hacer un viaje, pueden ser diversas, desde por ir a conocer un lugar específico, a visitar a un familiar, asistir a un evento en particular y… en fin, por múltiples razones más que el viajero puede encontrar en su vida.

Pues resulta que una de las motivaciones más simples y eficaces es la de divertirse, tan sencillo como buscar distraerse a base de pasar un momento agradable viviendo una experiencia muy particular. Y es el caso de ir a Disneylandia. Cuántas personas y familias han ido a este centro sólo para divertirse juntos. Tan sólo reflexionemos lo que se busca en el fondo cuando vamos a las Vegas, aunque parezca que a apostar, en realidad lo que se busca es diversión.

No podemos negar que los museos son atractivos y que han captado el interés de miles de turistas, al igual que la visita a los sitios históricos más famosos del mundo.

Pero hoy en día la diversión rebasa a las demás dentro de las motivaciones para viajar. Tampoco podemos dejar de reconocer que buscar el descanso y el gozo de una hamaca y el palpitar de las olas, es una de las más importantes motivaciones para viajar; sin embargo, buscar la diversión sigue siendo la más codiciada de todas.

Hace poco un grupo de estudiantes de secundaria, fue a la Ciudad de México en una visita cultural, visitaron museos, zonas arqueológicas, centros comerciales y desde luego al Zócalo, pero lo que más disfrutaron es el parque de diversiones al que fueron. Ahora ya sabemos que su deseo de regresar a la capital no es para volver a un museo, sino a divertirse de nuevo en “Six flags”.

Y es que el mundo actual encuentra el aburrimiento muy fácil, las tediosas horas sin que nada nos entretenga pueden ser odiosas. La sal de la vida es esa emoción tan especial, que sólo la puede dar una experiencia que movilice los sentimientos y haga sumamente atractivo el momento. Si la industria turística no incluye la diversión en su propuesta, otras actividades serán mucho más atractivas.