Explorando el mundo

Definitivamente es muy incómodo que un prestador de servicios turísticos, te salga con que las cosas no se hacen porque son políticas de la empresa.

Es indiscutible que las susodichas políticas deben existir en un negocio, pero decírselo al cliente. Es ya distinto.

Es habitual comprender que hay cosas que no se pueden conceder, como sistemas y métodos que son inmodificables. Sin embargo, en todo momento, el cliente es primero.

Silvia desea llevarse una almohada de su cuarto a un camastro de la alberca y el policía en turno se lo impide, cuando ella lo cuestiona, no sale otra respuesta que la más molesta de todas, son políticas de la empresa.

Juan entra al bar del hotel con un envase de agua que porta consigo. De inmediato el supervisor le impide ingresar con su recipiente, al preguntar por qué no se lo permiten. Responde con frialdad la misma frase.

Es muy necesario que se enseñe al personal de los hoteles a que responda con otra idea muy distinta y mucho más amigable, que el cumplimiento de las políticas de la empresa y no de la atención al cliente.

Psicológicamente es muy diferente, que al menos traten de darte respuestas llenas de cortesía y que tomen en cuenta las necesidades del cliente, y no tan tajantemente que se antepongan las de la empresa.

Un negocio que trasmite esa lógica, a sus empleados y estos a sus clientes, lo único que demuestran es que su negocio es primero, sin importarles lo que opinen de él. En cambio, los que están enfocados en el cliente, tratarán de cuidar hasta sus mínimos pensamientos.
El sector turístico es muy sensible a este tipo de actitudes.

La amabilidad y la capacidad de resolver tus problemas durante los viajes, es muy importante para cualquiera. Si te ayudan, te sientes muy bien. En cambio si dejan de atenderte, por cumplir con su deber. Te quedas con mal sabor de boca.

La mejor política de una empresa es cuidar la satisfacción de sus clientes.

No cuidar a la empresa a costa de sus clientes.
Hasta la próxima