Rafael Buelna Tenorio es una figura desterrada de la “Historia oficial” y de los discursos políticos nacionales. Uno de los muchos héroes anónimos en el movimiento gigantesco que fue la Revolución Mexicana. Su pensamiento y su rebeldía contra los grupos dominantes en esa lucha, que luego se transformaron en la casta que controló el sistema de gobierno del país, fueron incómodos. No se entendió con Obregón, no se entendió con Carranza, y no se entendió con Villa. En cambio, sí reconoció la validez de la causa de Zapata, y respaldo su participación en la Convención de Aguascalientes. En palabras del escritor Martín Luis Guzmán: “Buelna no irradiaba el entusiasmo de la Revolución, sino su tristeza”. Esa misma perspectiva adopta Cazals al seguir al personaje. Le interesan sus ideas, y cómo ese joven periodista, convertido en general apenas con 20 años, se da cuenta que los principios fundamentales que impulsan la sublevación armada no están claramente señalados, y que se está perdiendo el rumbo.A muchos parece frustrar que la película no esté cargada de un ánimo reivindicador muy llano y grandioso, que ponga el acento en la imposible épica hollywoodense de las batallas, sobre todo sabiendo que el personaje fue a su corta edad un consumado estratega militar. Eso sería tanto como atender nada más la acción superficial, la que ofrece la pura actividad física de lo que sucede. Cazals en cambio se concentra en una modalidad diferente de la acción, la que ocurre en las palabras, el movimiento intelectual que refleja la identidad del personaje más allá de su aspecto externo, qué dice, qué exige, en qué no cede Buelna.El ciudadano Kane (1941) era el análisis, emprendido por Orson Welles, del capitalista arquetípico que apuntala el sistema social estadounidense. En obvia referencia a ese clásico cinematográfico, Cazals retrata en su nueva cinta, no a un concepto, sino a un hombre que habla y piensa, que pudo cambiar el curso de los acontecimientos, pero que al final quedó convertido en un símbolo, el de aquéllos cuyos ideales fueron aplastados por la fuerza implacable de la historia.El ciudadano Buelna no tendrá el ritmo ni la intensidad sensorial de lo que muchos espectadores juzgan divertido, acostumbrados como están a ciertas rutinas del espectáculo. Propone, en cambio, poner atención a cosas menos frecuente en las películas: la crítica de las ideas.Ciudadano Buelna, México, 2012; Dirección: Felipe Cazals; Guión: Felipe Cazals, Leo Mendoza; Actuación: Sebastián Zurita, Marimar Vega, Damián Alcázar, Jorge Zárate, Tenoch Huerta, Gustavo Sánchez Parra.
