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Entre las piernas

La bella Martina

Por: EL INFORMADOR

Escena de la obra Martina y los hombres pájaro que se presenta en el Teatro Guadalajara del IMSS.  /

Escena de la obra Martina y los hombres pájaro que se presenta en el Teatro Guadalajara del IMSS. /

GUADALAJARA, JALISCO (25/FEB/2012).- Pocos minutos antes de las 13:00 horas, padres con niños e hijos con adultos se instalaron en el lobby del Teatro Guadalajara del IMSS a la espera de que se abriera el acceso a la sala; mientras, una pareja tuvo un espotáneo ímpetu por tirarse al suelo y dar un mini espectáculo de elasticidad. Todos miraron atentos y aplaudieron a los “espontáneos”. Después, las cortinas de acceso a la sala se abrieron y las butacas comenzaron a ocuparse.

Martina y los hombres pájaro es una obra de títeres, de esos que tan bien maneja (y hace) Luna Morena; una historia de personajes mágicos que están muy cercanos a las personas que vemos todos los días. Para los adultos no es una “obrita” de “monos”, aunque Martina sea una enorme muñeca –que a veces se hace chiquita– cuya voz, pensamiento y actos están regidos por Karina Hurtado (principalmente), Meztli Robles, Ana Elisa Fernández y Andrés David. Nada de eso. Es un trabajo escénico cuyo mensaje se clava en el corazón y sí… la verdad es que hasta algunas lagrimitas alcanzan a salir.

Para los niños tal vez es distinto; habría que ser uno para entender cómo perciben a esa niña de madera (como Pinocho) que está sobre el escenario y sufre de tanto esperar a su padre que se ha ido a otra parte en busca de dinero, como un pájaro que a principios del año emigra a otras tierras para regresar a la propia tiempo después.

Me queda claro que hay un entendimiento sobre lo que significa la ausencia del padre y la pena de la pequeña, así como las respuestas que los adultos le dan para hacerle entender por qué él no ha vuelto: una bruja lo hechizo y le hizo olvidarlas a ella y a su madre.

“Ella es Martina. Su papá es Martino. ¿Dónde está su papá? ¿Lo va a rescatar de la bruja?”, decían algunos niños (al menos los que alcanzaba a escuchar) en la función del domingo pasado. Enseguida, volvían a clavar la vista en el escenario, siguiendo los pasos de la niña que se lanzó a la búsqueda de su padre.

La obra es hermosa: las luces, la música, los muñecos, las máscaras y las aves  de luz que vuelan en un fondo negro. Los actores... ¡bueno!, llega un momento en que uno ya ni siquiera puede verlos, pues Martina y el resto de los personajes parecen hacerse carnales.

“Mi parte favorita fue la de la señora que se quedaba con las plumas de los pájaros”, dijo mi hijo dos días después de haber visto Martina y los hombres pájaro. Para entonces, yo ya ni me acordaba de eso; sin embargo, creo que tiene razón, es una de las más bellas de la puesta en escena.

La obra se presenta los sábados y domingos, a las 17:00 y 13:00 horas, respectivamente.

Tapatío

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