Entre las piernas

GUADALAJARA, JALISCO (26/NOV/2011).- En los bonitos y “poquísimos” años que tengo trabajando en esto del abarrote periodístico, sin lugar a dudas mi evento (sí, sé que no es un evento algo que se ha repetido durante 25 años, pero de todas formas así lo llamaré) favorito es la Feria Internacional del Libro (FIL) que este año trae como país invitado a Alemania que, por cierto, también representa la cultura que más me gusta en el mundo –además de la mía, por supuesto–.

Por eso creo que hasta me brillan los ojitos de sólo pensar que hoy comienza el encuentro librero en el que seguramente seremos muchos los que no entenderemos absolutamente nada de lo que dirá la gente venida de aquellos lares, pero ¡qué importa!

Sin embargo, me pone profundamente triste que esta vez no estaré allá, en la helada Expo Guadalajara, nido de bichos y bacterias que viajan de un lado a otro a través de los ductos del aire acondicionado y que significan para los reporteros, fotógrafos y todos aquellos que “viven” en ese sitio durante nueve días, la posibilidad de enfermarse y contribuir al esparcimiento de esos bichos y bacterias que –parece– también son protagonistas de la FIL.

Eso sí... no dudaré en darme una vuelta de vez en vez y lucharé contra la adversidad –aunque quizá no pueda ganarle– para poder estar ahí y escuchar a alguno de los grupos que se presentarán en el escenario del Foro Expo, porque si hay algo que me emociona como las artes escénicas, sin duda es la música, elemento que considero esencial para vivir bien, ser felices y tener algo de qué hablar –o no– con otros habitantes de este mundo.

Y ya que puse mi pensamiento en esas cosas que me ponen triste, debo decir que hay un asuntillo en esta FIL que no me ha hecho nada feliz –espero que se note que mi amargura alcanza también aquello que me encanta–, y tiene que ver con el hecho de que Alemania solamente ha insertado en su programa cultural (más allá de los libros, los autores y la música) una obra de teatro que –pa’ colmo– ni siquiera tendrá un miserable actor alemán, porque a mí –con la pena– me hubuera gustado ver algo más germánico, como en 2008 que este mismo país fue invitado de honor en el Festival Cultural de Mayo y trajo un espectáculo de danza contemporánea que fue verdaderamente impresionante e inolvidable.

Eso sí, reconozco que Martín Acosta, director de Gotas de agua sobre piedras calientes, de Rainer Werner Fassbinder (él sí, alemán), es una las figuras más importantes del teatro en México, y por supuesto no debemos perdernos este montaje, pero...

Tampoco se puede todo, ¿verdad? Porque si el asunto hubiera sido hacerme feliz, seguramente estaría en el Foro Expo uno de mis grupos musicales favoritos, And One, y yo podría cantar (mal, por supuesto) y bailar feliz y encantada de la vida –como pocas personas me han visto alguna vez–: “Aus dem Tal der Vergangenheit / Vergessen, doch stets bereit / Kam sie, um sich zu feiern / Bis in alle Ewigkeit...”.

En fin... la FIL comienza hoy y vamos a bebernos y saborear la cultura alemana –y otras que se suman a esta fiesta– durante nueve días.