Enrique Olvera, el sabor del éxito

GUADALAJARA, JALISCO (11/JUL/2011).- No fue desde niño cuando Enrique Olvera supo que quería dedicar su vida a crear fusiones de sabor y aroma que reflejaran la tradición gastronómica de México, en realidad se encontraba casi por finalizar la preparatoria cuando tomó la importante decisión que hoy lo distingue como uno de los más reconocidos chefs mexicanos.

“A los 19 años me fui a Nueva York a estudiar la licenciatura en Artes Culinarias en el Culinary Institute of America (Instituto Culinario de América), y más tarde trabajé en Chicago durante seis meses. Finalmente regresé a México cuando tenía 24 años, a finales de 1999, y ya estaba listo para abrir Pujol”, destaca.

Considerado entre los chefs más prometedores para la gastronomía mundial, según la revista Food & Wine, Olvera –de 35 años– destaca además como un profesionista exitoso, un joven emprendedor que ha sabido combinar su pasión por los sabores con los negocios, razón por la que el jueves pasado asistió a la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), para relatar a los estudiantes de la Escuela de Turismo y Hotelería, cómo fue el desarrollo y expansión del conjunto de empresas que dirige, el grupo Enrique Olvera, que cuenta con el restaurante Pujol, ubicado en una de las zonas más exclusivas de la Ciudad de México.

Además, en el evento titulado “Un día con Enrique Olvera”, también se llevó a cabo el panel “Entre emprendedores”, así como una exhibición gastronómica donde el chef demostró su técnica y dio a conocer los principales platillos del exquisito menú de Pujol.
“Considero importante que los jóvenes sepan que a ninguna carrera se debe ingresar por el tema económico. Honestamente creo que cuando algo te gusta, naturalmente te va a ir bien en los otros aspectos, porque sencillamente cuando eres bueno haciendo algo, lo demás llega solito. El gusto y la pasión son fundamentales para destacar profesionalmente”.

De México para el mundo
Desde el inicio supo que quería un restaurante en el que reinara la calidad por encima del lujo, donde se comiera delicioso y se cuidaran todos los detalles a la perfección. El concepto, por su parte, fue evolucionando con el tiempo, los clientes y el propio crecimiento de Olvera.
“El Pujol que nació en el año 2000 es un distinto al de este momento, yo diría que básicamente no tienen nada que ver”, sin embargo, uno es el que le dio vida y esencia al otro.

El “amor al detalle, la persistencia y la capacidad autocrítica”, son los elementos que han colocado a Pujol en la privilegiada posición en la que se encuentra: por primera vez un restaurante de comida mexicana aparece entre los 50 mejores del mundo. La exclusiva y rigurosa lista de San Pellegrino, cuya entrega se llevó a cabo el 18 de abril pasado en la ciudad de Londres, Inglaterra, ubicó al restaurante comandado por Olvera en la posición número 49 en el ámbito internacional. 

Este reconocimiento no sólo fue un logro importantísimo en la trayectoria del reconocido chef, además significó el reconocimiento de la cultura gastronómica mexicana y de las creaciones contemporáneas de Olvera, en cuya propuesta destaca la “cocina del presente, que mira al futuro a partir de un diálogo con el pasado”, es decir, la fusión de la creatividad con la tradición de México en todas sus etapas.

“Como chef, sencillamente me siento muy orgulloso, obviamente la falsa modestia no va conmigo, estoy muy feliz, pero al mismo tiempo muy consciente de que puedo dar mucho más, que todavía hay mucho camino por andar y que esto es sólo el principio de las grandes cosas que se pueden lograr con Pujol. Todavía no me siento realizado”.

Ingredientes en expansión
Entre los futuros planes de Olvera destaca la apertura, proyectada para noviembre, de un restaurante en el paradisiaco destino de Playa del Carmen. Si no ha ido más aprisa y aún no cuenta con sucursales, es porque su prioridad es la mayor calidad posible, elemento que –considera– es parte de su éxito.

“Para mí, ser exitoso no es tener 30 restaurantes en todo el mundo, sino tener uno muy bueno apoyado con líneas de negocios que complementen al primero, aquel que te dio nombre y vida”.

Además del éxito de su restaurante, Olvera asegura que no hay nada que lo emocione tanto como el hecho de que alguien le diga que le ha cambiado la vida. “Escuchar algo así es sumamente especial, a mí me cambió la vida un chef que se llama Eric Ripert y entiendo esa sensación de que a través de la comida se puede lograr un cambio de pensamiento, que a través de la gastronomía se puede cambiar la forma de ver el mundo entero”.