En mi maleta

GUADALAJARA, JALISCO (16/ENE/2011).-  Luego del llamado turismo de incentivos, es decir, aquel en donde las empresas mandan a sus trabajadores como premio a conocer lugares y ciudades por su buen desempeño laboral, y en ocasiones sus altos volúmenes de ventas, está el turismo de negocios.

Claro, hablo en el estricto sentido de la derrama económica que los visitantes dejan en los sitios a donde llegan y que mejor comportamiento tienen en esos destinos, tanto con el medio ambiente como con los propios lugareños.

Las autoridades federales se han dado cuenta ya de ello, y ahora, en los albores de este 2011 le podrían apostar a este segmento o como se dice en la calle, “le van a echar toda la carne al asador” para tratar que los congresos, las convenciones, las ferias y exposiciones vengan a nuestro país y no solamente a las ciudades que tradicionalmente están acostumbradas a recibir a los turistas de negocios como México, Guadalajara o Monterrey, sino que van a tratar de poner en la vitrina mundial a ciudades o incluso pueblos como San Cristóbal de las Casas en Chiapas o el Puerto de Veracruz, por mencionar sólo algunos.

Este es un segmento clave para impulsar una alicaída actividad turística en México, toda vez que estamos hablando por ejemplo de una derrama cercana a los 500 millones de dólares que actualmente ingresan a nuestro país, exclusivamente con estas actividades de negocios.

Por supuesto que varias ciudades de la República Mexicana tienen la infraestructura suficiente para recibir congresos y convenciones de gran tamaño, recintos feriales con instalaciones comparables a cualquiera en el mundo; ofrecen no solamente servicios de gran calidad, sino también una serie de valores añadidos como los atractivos propios de cada localidad, gastronomía regional y tradiciones envidiables por cualquier nación.

En datos que ofrece la Asociación Internacional de Congresos y Convenciones –ICCA por sus siglas en inglés– en el mundo se llevan a cabo 18 mil congresos mundiales, de los cuales, en 2009 –ultimo año oficial–, México recibió 107 de estos con alrededor de 124 mil asistentes.

Líneas arriba comentaba que la actividad turística se mantiene en una alicaída situación, esto, debido a los graves, más bien gravísimos problemas de inseguridad pública que viven varias ciudades de nuestro México lindo y querido. La verdad es que los esfuerzos que realizan las autoridades federales y estatales por tratar de atraer a visitantes a las ciudades, ya sea por congresos o por placer, debe ser titánica y a contracorriente, convenciendo a las personas en los diferentes foros en los que se presentan de que en este país no sucede gran cosa y que es seguro venir aquí a relizar cualquier tipo de congreso o convención.

Inicia el 2011, las expectativas en cuestiones de turismo son muchas. Ya sólo faltan dos años para poner a México en un quinto lugar en recepción de turismo mundial como lo prometió el Presidente al inicio del sexenio. La inseguridad pública es una gran piedra en el camino que se está atravesando no solo para cumplir esta meta, sino para que nosotros mismos podamos vivir en paz y disfrutar nuestros propios atractivos.

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