Suplementos | Personaje. David Keene El señor de las armas La matanza en Connecticut coloca, nuevamente, en el ring la discusión sobre la regulación del mercado de armas en EU, en la que Keene defenderá “el supremo derecho de los americanos” a portarlas Por: EL INFORMADOR 22 de diciembre de 2012 - 19:31 hs David Keene, presidente de la Asociación Nacional de Rifle. / GUADALAJARA, JALISCO (23/DIC/2012).- No existe en Estados Unidos un “verdadero conservador” que no defienda el derecho de los ciudadanos a portar armas. David Keene, presidente de la Asociación Nacional de Rifle (NRA, por sus siglas en inglés) es precisamente ese inquebrantable escudero. Su discurso hace uso de elucubraciones y tonalidades bélicas: acecho, alerta, combate, guerra y libertad son parte de su vocabulario cotidiano. Cuando se trata de defender el derecho de los americanos a las armas, Keene tiene una licencia narrativa, la posibilidad de adoptar conceptos beligerantes y poner a todo el “pueblo” a la defensa de un derecho que quiere violar el invasor. “Estamos en alerta, sabemos que los portadores de arma somos uno de los blancos de guerra próximos de Obama, tarde o temprano querrá comenzar con sus regulaciones que él llama de sentido común (…) la justificación de todos aquellos que quieren violar la Segunda Enmienda, porque nosotros sabemos que la Segunda Enmienda no es sólo armas, sino sobre todo libertad”, señaló Keene en un programa de televisión de la NRA analizando los resultados electorales que significaron la reelección de Obama. David Keene es un símbolo del pensamiento conservador en Estados Unidos. No hay tema polémico que escape de sus consideraciones y calificaciones. Es un hombre convencido de la “contranaturalidad” de los matrimonios homosexuales, de la prohibición radical de la interrupción voluntaria del embarazo y cree en la auténtica desregulación y encogimiento del Estado. Al escuchar los argumentos de Keene a favor de los equilibrios de poder, el fortalecimiento de los ciudadanos a través de la libertad de posesión de armas para su defensa o la alarma por la introducción de ideas liberales del exterior que buscan desvirtuar la identidad fundacional de los Estados Unidos, no es difícil encontrar un símil con los líderes conservadores que marcaron a la Unión Americana a mediados del siglo XX. George Wallace, histórico líder conservador que fue ganando terreno en la opinión pública de los Estados Unidos en los sesenta, es un referente ineludible para analizar la vida de Keene. La alusión permanente de Wallace al “hombre medio” o el “ciudadano común”, su acalorada defensa de la “americanidad”, e incluso su satanización de la “élite liberal” de las grandes urbes del Norte, son características del populismo de derecha tan característico del pensamiento conservador de los Estados Unidos. Tejedor de redes Su trayectoria no deja lugar a dudas. Por más de medio siglo, Keene se ha movido como “pez en el agua” en el proyecto de fortalecimiento del aparato político del conservadurismo americano. Sus primeros pasos en la política en Washington los da de la mano de Spiro Agnew, vicepresidente de los Estados Unidos durante la presidencia de Richard Nixon. Y aunque Agnew no es considerado un “ultraconservador”, lo cierto es que la radicalización de Keene comienza cuando deja la oficina de Agnew. A partir de ahí, sus vínculos se consolidan con auténticos pesos pesados del conservadurismo norteamericano, por ejemplo cuando coordina la campaña de Ronald Reagan en el Sur de la Unión Americana. Keene, de 67 años, fue ascendiendo como un político que mezclaba con habilidad el discurso ideológico con el pragmatismo que exigen las negociaciones en Washington, un hombre que conoce a fondo el funcionamiento político de la capital con sus interminables cabildeos y chantajes, pero que al mismo tiempo sabe cubrir esos procesos políticos con referencias históricas e identitarias. Incluso, actualmente, se le cataloga, según el portal de análisis Politico.com, como “uno de los observadores políticos más astutos del país” y “como uno de los pocos republicanos con la capacidad de influir en los oídos de los presidentes y al mismo tiempo conservar su influencia en las bases del partido”. Años dorados Su paso por las oficinas de Gobierno fue solamente una cara de su hoja de vida. A partir de los ochenta, Keene se enfoca en fortalecer el aparato de cabildeo de los conservadores en Estados Unidos. En 1984, Keene se convierte en el presidente de la Unión Conservadora de América (ACU, por sus siglas en inglés), una organización política que cabildea por la defensa de los intereses de los grupos conservadores: armas, libertades, poca regulación, menos impuestos. Tan exitosa fue su gestión al frente de este lobby, que su dirección se extendió por más de dos décadas, hasta que en 2007 renunció a la silla máxima. Durante su gestión, la Conferencia de Acción Política Conservadora, una instancia de coordinación de múltiples tendencias del conservadurismo político y social de Estados Unidos, tuvo sus años de oro. Los conservadores comenzaron a ganar terreno no sólo en las instituciones políticas y de Gobierno, no sólo en el Partido Republicano, sino que también en universidades, medios de comunicación y empresas privadas. La “cruzada moral” de regeneración emprendida por Keene se combinaba con sus habilidades para negociar en la Casa Blanca. No han sido pocos los escándalos que han involucrados a su nombre y a su patrimonio, sin embargo las investigaciones no han arrojado pruebas contundentes. Su llegada a la presidencia nacional de la NRA fue la cúspide de un proceso de radicalización del conservadurismo americano. En 2011, fue electo por más de 71 mil personas que asistieron a la reunión anual de la NRA en Pittsburg y que vieron en él una personalidad fuerte con la capacidad de fungir de contrapeso a la intención de regulación del mercado de armas que los republicanos interpretan que está en la cabeza de Obama. “Esta es mi oportunidad de luchar por las libertades de la Segunda Enmienda”, señaló en su investidura como dirigente máximo de la Asociación. Su intervención en el proceso electoral fue fundamental. La NRA sigue siendo una de las instancias de cabildeo que más recursos económicos ponen a disposición de los candidatos republicanos cada elección. Su petición es simple: ni una palabra de regular armas. Y, de la misma manera, tiene acceso a personalidades como el polémico actor Charles Heston que se ha definido como un defensor a ultranza de la Segunda Enmienda. Tras la masacre en Connecticut, como cada vez que sucede una tragedia humanitaria de esta magnitud, las alarmas sobre la poca regulación del mercado de armas en Estados Unidos se han encendido. En un principio la NRA guardó silencio, la respuesta vino algunos días después: pidió la puesta en marcha de un programa nacional para la protección armada de todas las escuelas en EU a partir de enero próximo. Los niños son el grupo más vulnerable de la sociedad “pero los dejamos sin defensa, y los monstruos y los depredadores del mundo lo saben y lo explotan. Eso debe cambiar”, dijo Wayne LaPierre, vicepresidente y principal ejecutivo de la NRA. Obama también respondió ante el lamentable hecho y señaló que en enero mandará a la Cámara de Representantes una iniciativa para racionalizar la venta de armas en Estados Unidos. Una auténtica batalla está por comenzar, los republicanos no están dispuestos a ceder ni un centímetro en estos terrenos. Así, la primera colisión de Obama tras su reelección será con un hombre como David Keene que envuelto en la bandera de los Estados Unidos se ha erigido como el defensor de la pureza identitaria de la América de las libertades y como un hombre que está dispuesto a ir hasta las últimas consecuencias antes que ver cualquier insinuación de regulación del que él llama “el supremo derecho de los americanos”. Frase: “La única cosa que frena a un tipo malo con una pistola es un tipo bueno con una pistola”.Wayne LaPierre, vicepresidente de la NRA. La segunda enmienda Siendo necesaria una milicia bien ordenada para la seguridad de un Estado Libre, no se violará el derecho del pueblo a poseer y portar armas”, es a cita textual de la Segunda Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos de América. El párrafo, con una redacción más apta para finales del siglo XVIII que para los tiempos actuales, causa una polarización política sin comparación en la sociedad estadounidense. Literalmente, la nación más poderosa del mundo se divide cuando se trata del “derecho a portar armas”: el metropolitano, pujante y liberal Noreste apuesta por regulación de armas y dejar atrás “el complejo histórico” de creer que la identidad nacional de Estados Unidos está atada a la defensa de las armas. Sin embargo, por el otro lado, el Sur y el centro del país identifican en la defensa de la Segunda Enmienda una causa nacional histórica, no hacerlo significaría renunciar a las libertades consagradas en la ley. No hay salidas fáciles, el debate sobre las armas en Estados Unidos está lleno de tabúes, prejuicios, señalamientos y descalificaciones. Temas Tiroteo Tapatío El Personaje Lee También Así fue el nuevo ataque del cártel que aterrorizó a Zitácuaro, Michoacán El Zumbido del Miedo Los secretos ocultos de “El Principito” Este es el permiso de la Sedena para enfrentar al crimen en Guanajuato Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones