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El rector que sigue en el Paraninfo

Historia. A 76 años de la muerte de Enrique Díaz de León

Por: EL INFORMADOR

Cimiento. Su labor como impulsor de la educación, político y promotor cultural continúa como uno de los pilares de la institución.  /

Cimiento. Su labor como impulsor de la educación, político y promotor cultural continúa como uno de los pilares de la institución. /

GUADALAJARA, JALISCO (29/DIC/2013).- Miles de personas lo han visto sin reconocerlo o siquiera notarlo, aunque el primer rector de la era moderna de la máxima casa de estudios de Jalisco esté siempre en la calle, estoico, visible para cualquiera. El monumento a Enrique Díaz de León reposa afuera del Paraninfo de la Universidad de Guadalajara (UdeG) como un recordatorio a su prócer: un maestro, político y promotor de la educación universitaria, científica y tecnológica en Jalisco y México.

A finales de enero de este 2013, el entonces rector Marco Antonio Cortés Guardado anunció la mudanza de la Rectoría del edificio conocido como Paraninfo para otorgar todo el espacio al Museo de las Artes (Musa). Se pensó que él sería el último rector en despachar ahí, pero la realidad es que Enrique Díaz continúa presente, si bien no dentro del inmueble, al menos inmediatamente afuera: en el busto en su honor así como en la avenida que lleva su nombre. Donde está más vigente que nunca es en el espíritu de la universidad.

La Universidad de Guadalajara, cuyo primer antecedente data de la época colonial, existía antes de que Enrique Díaz de León naciera el 8 de septiembre de 1893, en Ojuelos, Jalisco. No obstante, su etapa moderna se da hasta su refundación después de la Revolución Mexicana, en1925, aprobada por el Congreso del Estado con la expedición de su Ley Orgánica durante la gubernatura de José Guadalupe Zuno. A partir de ahí la casa de estudios ha funcionado de manera ininterrumpida bajo su lema “Piensa y Trabaja”.

De niño, Enrique ingresa a la Escuela de Artes y Oficios del Espíritu Santo en Guadalajara. Después realiza sus estudios superiores en el Seminario Conciliar de San José, de donde es expulsado por sus ideas liberales, según indica la “Enciclopedia histórica y biográfica de la Universidad de Guadalajara” en un artículo publicado por el semanario universitario La Gaceta. Posteriormente se inscribe en el Liceo de Varones, donde forma amistad con otro grupo de muchachos que se autonombraron “Los bohemios”, entre los que se encontraba el mismo José Guadalupe Zuno y el pintor José Clemente Orozco. En todo ese tiempo, ejercita su pasión por la lectura, la cultura y la política.

Uno de los aspectos por el que es recordado es su habilidad como orador, reconocida no sólo por Zuno, sino también por el ex gobernador Manuel M. Diéguez. Tenía el magnetismo para atraer la atención de los estudiantes, los gobernantes, los intelectuales y los artistas por igual.

Su carrera como maestro en la Escuela Preparatoria de Jalisco inicia en 1914. A partir del término de la Revolución, los años venideros para Enrique Díaz de León serán bastante productivos aunque inestables, con múltiples puestos tanto en la academia como en la política.

En abril de 1921 se hace cargo de la dirección de la Biblioteca Pública del Estado, permanece apenas cuatro meses. A finales de noviembre de 1922 es elegido diputado local por el cuarto distrito,
Tlaquepaque.

En 1924 se desempeña como director de la Escuela Preparatoria de Jalisco y más tarde en ese mismo año, se convierte en el primer dirigente de la Escuela Politécnica, la primera academia de educación técnica en el país con la intención de ofrecer una alternativa de preparación para las clases trabajadoras.

En junio de 1925, el entonces gobernador José Guadalupe Zuno convoca a un grupo de profesores, intelectuales y profesionistas para moldear el sentido y la organización de la nueva era de la UdeG, que había suspendido operaciones desde 1860. En ese entonces, se aglutinan 11 dependencias universitarias: la Escuela Preparatoria de Jalisco, la Preparatoria para Señoritas, la Facultad de Farmacia, la Facultad de Ingeniería, la Facultad de Medicina, la Facultad de Jurisprudencia, la Facultad de Comercio, Normal Mixta, el Observatorio Astronómico y Meteorológico del Estado y la Biblioteca Pública del Estado.

Finalmente, el 12 de octubre de 1925 se llevó a cabo la ceremonia oficial de inauguración en el Teatro Degollado, de acuerdo con lo publicado en EL INFORMADOR al día siguiente, ante la presencia del entonces secretario de Educación Pública, José Manuel Puig Casauranc, en representación del Presidente de México, Plutarco Elías Calles, así como rectores de las universidades de México, Salamanca, París y California.

En aquella ocasión, Enrique Díaz de León hizo gala de sus habilidades como orador y se llevó los aplausos del auditorio. Su discurso, en el que expuso los objetivos de la universidad, fue reproducido en la edición del día siguiente de este periódico:

“Claro está que no podemos asegurar que salga de estas aulas, como sería nuestra más vehemente esperanza, el que haga enmudecer eternamente a la esfinge; pero sí queremos y en nuestras manos está hacerlos, formar hombres en el sentido a que hacía referencia, es decir, en el mejor sentido; hombres de lucha”.

Apenas llevaba cuatro meses como rector cuando pasó la estafeta a Fernando Banda Iturrios. Sin embargo, Díaz de León regresó para un segundo periodo en abril de 1927 concentrándose en consolidar la normatividad institucional, incluyendo la discusión y aprobación del Reglamento General de la Universidad y la adecuación de planes de estudios, lo cual implicó la modificación de la Ley Orgánica. Finalizó su segunda rectoría en septiembre de 1928.

Su labor en la promoción de la educación y el desarrollo continúa al ocupar la presidencia del Consejo Nacional de la Educación Superior y la Investigación en 1936, el antecedente del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

El 28 de diciembre de 1937, muere en la capital del país. Sus restos están ahora en la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres.

A 76 años de su fallecimiento, las palabras con las que culminó aquel discurso de inauguración son incorregibles: “Jóvenes estudiantes: vosotros sois la médula de esta obra. Sois el fin y sois el principio de ella. Sois la Universidad”.

Tapatío

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