Jueves, 02 de Enero 2025
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El puente grande de Puente Grande

Una construcción llena de historia se renueva ante los ojos de los viajeros

Por: EL INFORMADOR

Puente Grande, maravilla de diseño y de ingeniería, construido en tiempos de la colonia… ¡increíblemente sigue estando en servicio! EL INFORMADOR / J. Monroy

Puente Grande, maravilla de diseño y de ingeniería, construido en tiempos de la colonia… ¡increíblemente sigue estando en servicio! EL INFORMADOR / J. Monroy

GUADALAJARA, JALISCO (17/MAY/2015).- Quizás sea prudente aclarar que desde siempre, el que ha sido el verdadero y bien llamado “Puente Grande”, es el majestuoso y bello puente (patrimonio nacional) que fue construido por los años del 1718 —o sea hace casi 300 años— en las cercanías del pueblo de Tololotlán;  para que peatones, recuas, cabalgaduras y carretas de aquellos tiempos, pudieran cruzar el Río Grande de Santiago, por el camino que pasaba sobre los firmes y bien plantados arcos de cantera de formidable estética y diseño.

No sucede igual en el caso del  ingrato penal instalado en las inmediaciones de la misma población; que al haber adoptado el mismo sobrenombre o apellido de “Puente Grande”, ha venido acarreando incómodas y molestas consecuencias —por obvias razones— para el antiguo pueblo colonial; prestándose a chascarrillos y malentendidos con los que sus habitantes continuamente tienen que lidiar.

Valgan estas líneas para suplicar a las autoridades que —en beneficio de los habitantes y nativos de esta población— realicen la sencilla gestión burocrática de ordenar que el centro penitenciario sea llamado, apellidado o apodado, de cualquier otra manera que no exista relación alguna, ni con el antiguo puente colonial, ni con la población de “Puente Grande” (antes Tololotlán),  que penosamente y sin culpa alguna, vive con el estigma de llevar el mismo nombre que su vecino incómodo.

Pudiera ser  llamada algo así como … “Penal de Río Santiago”…  por ejemplo. Sería más neutral y nada gravoso para ninguna de las partes. Estamos seguros que sus gestiones serán más que bien recibidas por la digna y orgullosa gente de Puente Grande (un buen ejemplo pudiera ser el de Ayo el Chico, que cambió su nombre por el eufemístico Ayotlán para beneplácito de sus pobladores). Es muy curioso que algunas cosas tan simples, pueden ser tan trascendentales.

Pero volviendo al famoso Puente Grande, maravilla de diseño y de ingeniería, construido en tiempos de la colonia… ¡increíblemente sigue estando en servicio; resistiendo, con grave riesgo, el intenso tráfico de los vehículos actuales!… y además soportando la carga muerta de un metro y treinta centímetros de pavimentos y cimentaciones, que le han sido agregados para que transiten automóviles y camiones modernos.

Ironía de la vida es el hecho de que nuestras autoridades a cargo del dichoso puente… en vez de cuidar sus estructuras y sus canteras viejas… solo se ocupen del estado de la cinta asfáltica que pasa sobre de él, sin reparar en el abandono del edificio mismo (ver foto).

Las furias torrenciales, las altas y bajas, o las sequías características de nuestro vapuleado Río Grande de Santiago, pueden pasar a segundo término ante los ingratos compromisos de trabajo carretero que actualmente le han sido asignados. Esperemos que por su admirable valor histórico, su belleza, y su ejemplar calidad de ingeniería, las autoridades se avoquen a protegerlo antes que sea muy tarde.

Ahora bien; otra prueba más de nuestro México surrealista, es que las autoridades en turno, en vez de reparar y rehabilitar el puente —tema de todo este contexto— se están dedicando (loablemente sin duda alguna) a restaurar ¡… la garita que está al lado…!

Si bien es patente nuestro gusto por los elefantes blancos, ciertamente habrá que aclarar que la garita (donde se pagaba por pasar el puente) que es una bonita y antigua edificación que por fortuna está en manos expertas y sabedoras de su oficio,  quizás pueda ser útil algún día, dependiendo si le lata o no a la próxima “autoridad” o a quien quede a cargo de ella. Si pero… ¿y el puente grande? El Puente Grande está soberbio, señorial… y descuidado.

Quizás sea otra más de las joyas coloniales que posiblemente estén enredadas entre las marañas de la burocracia; pero hacemos votos por que el valiosísimo puente tenga la suerte de caer —como le sucedió a la garita— en manos conocedoras, expertas y entregadas… que pongan manos a la obra antes de que sea muy tarde.

Nunca fue diseñado, ni tan siquiera imaginado, para realizar los trabajos que en la actualidad le están siendo exigidos…
Vale mucho la pena rescatar ¡ahora! el valioso puente grande de Puente Grande

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