Suplementos | Personaje: Felipe Calderón Hinojosa El 'hijo desobediente' y la crisis del PAN La lealtad más que la capacidad es para el Presidente el gran principio de la política, de la cual no se retira aunque su Gobierno tiene fecha de caducidad Por: EL INFORMADOR 8 de julio de 2012 - 03:55 hs El Presidente de México, Felipe Calderón Hinojosa. / GUADALAJARA, JALISCO (08/JUL/2012).- "Tu naturaleza, tu temperamento es ser desconfiado hasta de tu sombra. Si te dejas llevar por ése, entonces no te asustes de no contar ni con tu sombra: ella misma se dará cuenta que es sombra, pero que no es tuya; será sombra para sí, no contigo, no tuya”. Esto le escribió Castillo Peraza, padre político de Calderón poco antes de que el michoacano asumiera la dirigencia nacional del PAN. En esta carta, donde Castillo Peraza le escribe a Felipe Calderón con la intimidad que sólo puede lograr un padre y un hijo, salen a la luz muchos rasgos de la personalidad del pocos años después Presidente de la República. No deja de ser una paradoja la Presidencia de Felipe Calderón Hinojosa: es, posiblemente, el producto más acabado de aquel panismo doctrinario y tradicional, profundamente antipriista; y al mismo tiempo un jefe político al estilo de los viejos cánones del Partido Revolucionario Institucional (PRI): limitó la autonomía de Acción Nacional (PAN) al punto que la agenda partidista estaba sometida a la voluntad de Los Pinos; fue lo suficientemente pragmático para validar cualquier acuerdo político que tuviera rentabilidad electoral como la alianza con Elba Esther Gordillo o con el Partido de la Revolución Democrática (PRD) en varios estados, e impuso, con alto nivel de eficacia, un nivel de obediencia poco antes visto a los miembros de su gabinete presidencial. Así, el primer Presidente verdaderamente panista, surgido de las enseñanzas de su padre natural Luis Calderón Vega y su padre político, Carlos Castillo Peraza, recreó muchas de las prácticas del antiguo sistema político, muchos de los mecanismos de mantenimiento y reproducción del poder que caracterizaron al "priato". Para encontrar respuestas a estas contradicciones ideológicas, es fundamental hurgar en la historia del “hijo desobediente”, título de uno de sus libros y apodado por el pragmatismo político que demostró en la relación con sus antecesores políticos. Felipe Calderón es de cuna eminentemente panista: hijo de Luis Calderón Vega, prominente militante panista que perdió ocho elecciones a diputado contra el PRI y que sufrió las elecciones fraudulentas que caracterizaron al México del siglo XX. Calderón Vega fue un apasionado creyente de la doctrina panista, un hombre conservador en materia moral y con ideas progresistas en materia económica. Incluso, el matrimonio de Calderón Vega con la madre de Felipe, María del Carmen Hinojosa, fue apadrinado por Manuel Gómez Morín y Efraín González Luna, fundadores eméritos del blanquiazul. La lucha democrática que representó el PAN durante siete décadas, nutrió los años de juventud de Felipe Calderón, quien siempre fue visto como uno de los cuadros más prometedores al interior del PAN. Más fieles que capaces Abogado por la Escuela Libre de Derecho de la Ciudad de México, Felipe Calderón tuvo un despegue político muy importante a partir de los años ochenta y noventa cuando fue la mano derecha de otro panista insigne, y su padre político, Carlos Castillo Peraza. En esos años Calderón fue construyendo una base de poder considerable al interior del PAN, que incluso lo llevó a romper con Castillo Peraza, cuando llegó a la dirección nacional del partido. Desde ahí, se dedicó a construir una presidencia nacional que colocó los cimientos fundamentales que posteriormente lo llevarían a conquistar la candidatura presidencial del PAN: la concreción de un grupo de políticos jóvenes cercanos a él (los tecnócratas del PAN); acuerdos fundamentales con los panismos más tradicionales del Bajío-Occidente del país, y una estructura política sólida en la capital del país. En este contexto se enmarca uno de los rasgos más característicos del Presidente de la República: su desconfianza. En el lenguaje de la ciencia política clásica podemos argumentar que Felipe Calderón es un “hobbesiano” (en alusión al pensador inglés contractualista y realista, Thomas Hobbes), no confía en nadie externo a su grupo más cercano de leales; tiene poca capacidad para delegar representación política, asume todas las decisiones importantes, y prefiere a personajes más fieles que capaces. La lealtad es para Felipe Calderón el gran principio de la política. No confía más que en pocos; no quiere delegar, sino encargarse de todos los asuntos, y no puede encontrar su “alter ego” (su otro yo), porque no le permite a sus subalternos destacar, sacar la cabeza y enfrentarse a los problemas políticos de su jefe partidista. Aludiendo a esta característica clave en su carácter, el círculo de sus cercanos durante su Presidencia se redujo dramáticamente. Se deshizo de los lejanos: Josefina Vázquez Mota fue removida de la Secretaría de Educación Pública a través de un proceso cuestionable, y Calderón únicamente la apoyó hasta bien entrada la campaña presidencial; Fernando Gómez Mont pagó los platos rotos del pragmatismo presidencial, Francisco Ramírez Acuña sólo estorbaba el encumbramiento de su verdadero amigo, Juan Camilo Muriño. Así el gabinete de Calderón siempre fue reflejo de sus actitudes sospechosistas: Gerardo Ruiz Mateos pasó por todas las áreas de la administración federal; Ernesto Cordero llenó el profundo hueco que dejó Muriño y Javier Lozano se convirtió en uno de sus principales defensores. El Jefe de... Partido Más que de Jefe de Estado, la mejor cara de Calderón es la de ser Jefe Político, líder de partido. Lo demostró desde las primarias presidenciales del PAN. Calderón luchó contra Santiago Creel, quien era la imposición presidencial. Lo venció en el trabajo de tierra, en las alianzas en provincia y en la extraordinaria operación política de uno de los hombres que mejor conoce al PAN desde sus entrañas. Esta figura adoptó desde Los Pinos, Calderón nunca estuvo lejos de la batalla electoral, los cálculos políticos, antes que programáticos o de Gobierno, son su pasión. Su anhelo por detener al dinosaurio del pasado, a ese PRI contra el que su padre y él mismo lucharon, sumergieron al PAN a la órbita de la agenda presidencial. Germán Martínez y César Nava, dos ex presidentes del PAN, fueron los artífices de la estrategia calderonista que llevó al PAN a una crisis de identidad política: una maquinaria de búsqueda de votos sin cimientos ideológicos o reivindicaciones que excedan la contienda electoral. Actualmente, bien a bien, no sabemos si el PAN es un partido conservador clásico; un partido con agenda liberal económica, como algunos de sus padres fundadores; un partido demócrata cristiano con una agenda moderada, pero sumamente rígido en temas morales, o un partido centrista que impulsa plataformas de modernización política. Así, la brújula extraviada del panismo se debe a muchos factores, pero el peso del calderonismo sin lugar a dudas, tiene un lugar de honor en esta explicación. Desde la cooptación del partido por parte del Presidente hasta los acuerdos políticos con la cúpula del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), pasando el excesivo pragmatismo electoral, lo cierto es que la herencia de Felipe Calderón, como la de Vicente Fox, tiene al PAN en una de sus crisis históricas más profundas. Por mucho tiempo, se ha pensado que la peor pesadilla que aquejaba a Felipe Calderón, tras las elecciones del domingo pasado, era entregarle de regreso la banda presidencial al PRI. Su biografía no desmiente esta versión. Sin embargo, el domingo vimos, tal vez por primera vez desde su elección en 2006, a un Jefe de Estado por encima de las rivalidades partidistas, su discurso fue demócrata y de reconciliación. A partir del primero de diciembre Calderón dejará Los Pinos, y su lugar de residencia sigue siendo un enigma; sin embargo, aunque no estará más Calderón, el Jefe de Estado y de Gobierno; no queda duda que llega Calderón, el Jefe de Partido. División internaSola Santiago Creel reconoció que su partido (PAN) atraviesa por una crisis electoral debido a la “división interna” que arrastra desde hace algunos años, producto de contiendas no resueltas y discusiones que aún no han terminado. Uno de los que más acompañó en su campaña a Josefina Vázquez Mota, afirmó que hubo momentos en que los ella se vio sola, “y creo que esto no habla bien del partido ni de los liderazgos”. Temas Felipe Calderón Tapatío El Personaje Lee También Sociales: Christian y Bruno, festejo retro trendy entre amigos El Zumbido del Miedo Los secretos ocultos de “El Principito” Una ópera joven con conciencia: “Amahl y los visitantes nocturnos” Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones