Viernes, 29 de Noviembre 2024
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Cuentos de amor, de locura y de muerte

Desembocando en el horror

Por: EL INFORMADOR

GUADALAJARA, JALISCO.- A pesar de mi pésima memoria, recuerdo la mañana en la escuela secundaria, cuando la maestra de español repartió las copias para la tarea de la siguiente semana. La miel silvestre, versaba en la parte superior, escrito por un uruguayo llamado Horacio Quiroga. La actividad consistía en leer el cuento y realizar un breve comentario.

La semana pasó y me olvidé completamente de la tarea. Tal descuido me costó sacar un ocho en español, pero eso era lo último que me importaba, estaba muy atareada consiguiendo y leyendo más cuentos de este escritor.

Fue como en un rayo fulminante (no sólo por identificarme de inmediato con el protagonista y temblar con su final, sino por la perfección del relato) me convertí en una lectora voraz de su obra. No había escapatoria.
Se preguntarán, de qué trataba este cuento. Y aunque igual que ustedes detesto a las personas que cuentan los libros, me arriesgaré y en esta ocasión lo haré. Así que si no quieren conocer el resumen de este cuento, les recomiendo brincar el párrafo.

En pocas líneas: Benincasa, (que al igual que yo en esa época era un acérrimo admirador de la obra del novelista francés Julio Verne) quiere poner en práctica un poco de sus lecturas y se interna en el monte (lo que nosotros pudiéramos entender como selva). Este contador citadino, con nula experiencia en la naturaleza se pierde sin remedio. En el camino encuentra un panal lleno de suculenta miel… Me arrepiento, no les contaré el final, eso ya lo hizo de manera magistral el uruguayo.

La miel silvestre es parte de la antología reunida en 1917 por su autor, y nombrada Cuentos de amor, de locura y de muerte, dudo que exista un título más exacto para definir su contenido. Otros textos son los escalofriantes relatos como El almohadón de plumas y La gallina degollada, y que ha marcado no sólo a lectores de secundaria (como en mi caso) sino a nuevas generaciones de escritores latinoamericanos y de otros puntos del mundo.

Cualquiera que sea lo suficientemente atrevido para internarse en la selva de palabras y terrores de estos textos, nunca olvidará su experiencia. Y aunque la mayor parte está situado en un contexto selvático, no se topará con finales felices de animales parlantes o mundos paradisíacos. Advertencia, le espera encontrarse con un grupo de cuentos breves, cada uno perfecto y único a su manera, que encierra un mundo de nostalgia, de tristeza y terror. Un pequeño círculo dantesco.

Este grupo de cuentos (y en general su obra) están llenos de personajes sombríos y tristes, que se encuentran al borde de las circunstancias. Peones que jamás sospechan los peligros asechantes en el bosque, madres que desprecian a sus hijos, niñas de bucles que algunos confunden con plumas, contadores devorados por hormigas, damas de sociedad muertas por una pluma... El lector sabe desde la primera línea que no aguarda nada bueno en la siguiente línea: el horror, la muerte o la absoluta perdición, las posibilidades son casi infinitas.

Los conocedores se han encargado de divulgar las influencias de nuestro autor uruguayo: Edgar Allan Poe, Guy de Maupassant y Rudyard Kipling. Y aunque es clara la influencia de estos tres monumentos de la literatura universal, Quiroga desarrolla su propio estilo, moviéndose en distintas corrientes de su época: modernismo, realismo y criollismo, para convertirse en un maestro latinoamericano de la literatura de horror.
Nadie se asuste con mi breve descripción de la obra del uruguayo. Los textos de Horacio Quiroga no son laberínticos párrafos filosóficos (destinados a lectores agudos y experimentados), todo lo contrario. Sus cuentos son breves, directos y fríos, que nunca se enredan en datos superfluos, cada palabra tiene un valor y una justificación en el papel y en la historia.

El lector no tiene escapatoria, de inmediato cae en la redes de la historia y no puede soltar el libro hasta desembocar en el horror. La invitación está abierta, todos podemos ingresar al festín de los diálogos parcos, palabras gauchas y peligros en la selva, al mundo de Horacio Quiroga.

Erika Marcela Zepeda Montañez

Más libros
de Horacio Quiroga

(1901) Los arrecifes de coral.
(1904) El crimen del otro.
(1907) El almohadón de plumas.
(1908) Historia de un amor turbio.
(1917) Cuentos de amor, de locura y de muerte.
(1918) Cuentos de la selva.
(1920) El hombre muerto.
(1920) El salvaje.
(1920) Las sacrificadas.
(1921) Anaconda.
(1924) El desierto.
(1925) La gallina degollada.
(1926) Los desterrados.
(1926) Pasado amor.
(1931) Suelo natal.
(1935) Más allá.
(1937) El sillón del dolor.

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