Suplementos | La Peluquería Fénix forma parte del paisaje del Centro Histórico de la ciudad Cuando cortarse el pelo tiene solera La Peluquería Fénix forma parte del paisaje del Centro Histórico de la ciudad; dentro hay elegancia y memoria que enriquecen un simple momento de arreglo personal Por: EL INFORMADOR 9 de febrero de 2014 - 02:55 hs Tijeras, navajas afiladas y batidillo de jabón son infaltables en la Peluquería Fénix. / GUADALAJARA, JALISCO (09/FEB/2014).- Una peluquería es, hoy día, sinónimo de tradición. Si desde que uno entra a un local de este tipo, de esos que siguen operando en el Centro Histórico de la ciudad, la primera impresión que ofrecen el mobiliario y el instrumental es la de un viaje atrás en el tiempo y la posibilidad de atestiguar cómo se ejerce un oficio que, diría Jorge Villegas, encargado de la conocida Peluquería Fénix, constituye “un arte que se está perdiendo”. Quizá así sea. El hecho es que, desde el principio, la espera de turno es una evidencia de civilidad; llegar al asiento y ser preparado para un corte de cabello, la marca de nuestra educación. Cortar el cabello y “hacer” la barba, dentro de las diversas necesidades para mostrar una apariencia de higiene y arreglo personal, es ocupación antigua y, como establecimiento destinado a ello —y a otros servicios similares—, la peluquería es asimismo lugar de encuentro, espacio para la charla y la discusión de cuanto acontece (a nivel personal o social). No es extraño, por ello, que haya revistas y diarios en los asientos de espera; o una televisión encendida. Todo parece de otra era, si se compara con el “moderno” concepto de lo que se conoce como “una estética o salón de belleza”; aquí puede sonar una rasuradora, como en aquellos sitios, pero también hace coro la tijera maestra y la navaja de larga hoja, el batidillo de jabón a punto de turrón y el crispante contacto del metal cortante con las mejillas o el cogote (previa preparación de la superficie con la toalla caliente, anuncio de la futura solución de alcohol que atempera la piel cuando termina el proceso). De orígenes y mudanzas La Peluquería Fénix, señala Villegas, surge con el hotel del mismo nombre (en calle Madero 160), alrededor de 1950, como parte de los servicios para sus clientes varones; conforme se sucedieron las modificaciones en dicha empresa, fue cambiando de lugar hasta quedar —desde hace 11 años, tras más de medio siglo ligada al hotel— donde se sitúa en la actualidad, en la calle Prisciliano Sánchez (entre las calles Ramón Corona y Maestranza). Perteneciente a un linaje de tres generaciones de peluqueros, fue el padre de Jorge quien “por azares del destino” se hizo con el negocio y, de ese modo, “desde niño me traían, sin que abandonara los estudios, para que yo aprendiera un oficio. Este aprendizaje, comúnmente, comenzaba en la infancia; el niño —o ‘chícharo’— se encargaba del aseo y, a veces, lustraba el calzado de los clientes. En los tiempos libres, se le entrenaba en el corte de cabello”. Por un tiempo, Villegas abandonó el oficio para trabajar en otras cosas —por un tiempo, en un banco— pero, después, “las circunstancias de la vida me hicieron regresar de lleno, hace más de 20 años, a lo que me enseñó mi padre. Para auxiliarme, entré a una escuela, pero actualmente se enfocan más en el estilismo, para atender a otro mercado”. Las marcas del tiempo Enfocado en el corte de pelo y encargado ahora del local, la opinión de Jorge es que las peluquerías han sufrido “una evolución; porque me tocó el cambio que se dio con al auge de las estéticas y la diversificación de las herramientas. Además, con el crecimiento de la ciudad y la abundancia de estéticas ha aminorado la clientela; aunque tal vez hay razones que yo no puedo precisar”. Para el peluquero, quien acude hoy día a un local como el suyo es —independiente de la edad— alguien “conservador”, en el sentido de que, por referencia de los clientes, “el oficio se considera un arte, manual, en el que se hace uso de herramientas tradicionales, como la tijera y la navaja. Además, otra tradición implica que los padres traigan a sus hijos a su corte de cabello y, aunque pase un periodo en el que van a otros sitios, luego la nostalgia —quizá— los conduce de nuevo a este lugar”. Con una historia tan rica y prolongada, Peluquería Fénix ha dado cabida en su espacio a diferentes personalidades de la comunidad, practicantes de las más diversas disciplinas y personajes de diferentes épocas; “tengo la fortuna de que me ha tocado atender a personas importantes, entre políticos, periodistas, empresarios, comerciantes, incluso gente del medio artístico”, en un listado que cuenta funcionarios, cantantes (como Facundo Cabral) o actores (como César Bono); del ámbito periodístico de antaño, recuerda que cuando niño, “me tocó conocer a Don Ernesto Corona Ruesga, quien fue cliente de mi padre, así como a Don Armando Morquecho, y a su hijo Héctor”. Parte de la historia Para Villegas, la Peluquería Fénix es un retazo “de la historia de la ciudad, forma parte del Centro Histórico; de hecho, siguen viniendo personas que son clientes desde hace muchos años, y ellos lo dicen”; esto, admite, le hace sentir bien pero también “con un sentido de responsabilidad, obligado a mejorar en todo”. Con una formación que conjunta lo mejor de la tradición y lo contemporáneo, Villegas considera que uno de los atractivos de su oficio es que “se hace de manera artesanal, y lo digo no sólo porque lo haya estudiado sino porque los propios clientes lo refieren como una de las razones para venir, creo que ellos aprecian esto como un arte”. De frente y al pie del cañón En opinión del peluquero, hay actualmente una “tendencia hacia lo artesanal” que podría garantizar que esta clase de empresas subsista, “incluso algunos establecimientos se anuncian hoy como de ‘alta peluquería’. Creo que existe interés en que este concepto permanezca; por mi parte, te aseguro que si hubiera niños dispuestos a aprender el oficio, yo les transmitiría lo poco que sé. Estoy a favor de conservar esta tradición para las nuevas generaciones, para que no se pierda. Aunque haya destellos de que renace, hay que impulsar más este auge”. Siempre “al pie del cañón” para atender al cliente, Villegas sabe de la importancia de la calidad en el servicio y, de manera particular, es un convencido de lo trascendente que resulta la memoria que se construye día a día, lo mismo desde una plática que repasa los asuntos públicos o personales que en el asentamiento de un filo que asegura los detalles en un corte. Aquí todo entra en juego. FRASE "Las circunstancias de la vida me hicieron regresar de lleno, hace más de 20 años". Jorge Villegas, peluquero. Temas Tapatío Guadalajara Centro Histórico Lee También Clima en Guadalajara hoy: el pronóstico para el viernes 10 de octubre de 2025 Cine al aire libre en Guadalajara: Cartelera del 9 al 12 de octubre ¿Cómo llegar en camión o tren a la Romería 2025? Clausuran centro de rehabilitación en Tonalá por posibles delitos Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones