CIUDAD DE MÉXICO (19/ENE/2017).- La terapia en pareja puede salvar tu matrimonio, siempre y cuando ambos estén preparados. A veces, sin importar el problema más crítico de la relación, la ayuda externa podría no ser suficiente… pero no ese no será tu caso si tomas nota de estas recomendaciones.Piénsalo bien: ¿Estás lista para luchar por este matrimonio, aunque sea doloroso, te rete y vaya a incomodarte muchísimo? Porque es súper importante que sepas que será difícil… más difícil de lo que te imaginas.No esperes mucho tiempo: Muchas parejas toman terapia 6 años después de lo necesario, y el trabajo que deberán llevar a cabo es, por supuesto, mucho más complicado. Aún así, vale la pena hacerlo, así que no esperes una señal, ¡hazlo!Busca un experto con el que te sientas cómoda: Entrevista 3 ó 4 terapeutas antes de tomar una decisión final. Este será todo un recorrido para ambos, así que es primordial elegir a una persona que transmita confianza y que pueda escucharlos al 100 por ciento.Pon límites con tus amigos: Pídeles su apoyo, a veces no sólo para hablar contigo, sino también para respetar su privacidad. Diles la verdad y sé honesta; si lo que están haciendo no te está ayudando, sino que te hace daño, evítalos lo más posible. No es su decisión, es la tuya.Dile al terapeuta si quieres luchar o terminar: Si quieres terminar la relación, dilo. Esto redefinirá el término de “terapia exitosa” y mejorará tus probabilidades de terminar de manera adecuada. Luego, trabajarán juntos en terminar esa relación, en lugar de reparar y tratar de seguir algo que ya no te hace feliz.Está bien ir a terapia si lo que quieres es terminar tu matrimonio: Esto quiere decir que existe una pequeña esperanza de un cambio como resultado de esta intervención. Habrá mucho tiempo tiempo para el divorcio, así que deberás estar 100% segura de querer hacer esto. Por ahora, necesitas estar abierta al proceso y a las nuevas posibilidades.Las relaciones románticas son como aventarse de un paracaídas; tienes que echarle ganas y prepararte para el momento.Luego tienes que brincar del avión y confiar. No puedes tener esa felicidad y adrenalina si no estás dispuesta de disfrutar del momento y confiar en que el paracaídas va a abrirse.En conclusión, tienes que preguntarte: ¿En verdad quiero volar? Y si tu respuesta es “sí,” échale ganas. Luego toma un respiro y lánzate del avión.