Sábado, 23 de Noviembre 2024
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Contra los mitos de Cervantes

Una nueva biografía desmonta los tópicos sobre el escritor y ayuda a entender mejor la conexión entre su vida y su obra

Por: EL INFORMADOR

'El caballero con la mano en el pecho'. Esta obra de El Greco se ha atribuido a la imagen verdadera de Cervantes, pero no es él. ESPECIAL / El greco

'El caballero con la mano en el pecho'. Esta obra de El Greco se ha atribuido a la imagen verdadera de Cervantes, pero no es él. ESPECIAL / El greco

GUADALAJARA, JALISCO (12/ABR/2015).- Ese rostro de Miguel de Cervantes Saavedra que todo el mundo tiene en la cabeza y que recuerda al 'Caballero de la mano en el pecho', de El Greco, no es él. O era él, pero en la fantasía que hizo realidad el pintor sevillano Juan de Jáuregui. Ya se sabía, pero es una de las pistas falsas más populares e inmortales que vuelve a desmontar Jorge García López en su biografía 'Cervantes. La figura en el tapiz (Pasado & Presente)'.

Y tras ese retrato idealizado, la confirmación de otras falsedades: Cervantes (1547-1616) no fue un hombre ni tan heroico, ni tan desdichado, ni con tan mala suerte, ni gran intelectual, como ha trascendido, pero tampoco fue un ingenio lego. En cambio, fue alegre, cínico, meditativo, metódico, con carácter, y con una gran autoestima. Se sabía buen escritor, todo el día estaba pensando en sus historias en continua reescritura. Aunque al final no fue lo que soñó ser y llegó y quedó con algunas espinitas: no haber sido considerado un gran poeta y no haber podido seguir su carrera como dramaturgo.

'Cervantes. La figura en el tapiz' es uno de los primeros libros sobre la vida y la creación del autor de 'El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha' que se esperan en este año cervantino 2015-2016, que conmemora el cuarto centenario de la publicación de la segunda parte de su obra maestra (noviembre de 1615) y de su muerte (1616). El volumen es un compendio de los últimos estudios y hallazgos de un personaje del que aún hay pocos datos. Sin embargo, García López los aprovecha para ayudar a comprender mejor su obra y sus conexiones con la realidad de su vida personal e histórica entre los siglos XVI y XVII. La literatura de Cervantes, explica García López, “responde a los retos del humanismo finisecular del Quinientos, más conectados con el cinismo, el escepticismo y la revolución científica, que con el de Erasmo”.

Como tantos genios de las artes, su vida está espolvoreada de brillos mitológicos y legendarios, de voces que han querido exaltar su creación y ofrecerla como resultado de una existencia que no se corresponde con la gloria que les esperaba. Uno de los principales pecados alentados por el cervantismo clásico, afirma el profesor de Literatura española e hispanoamericana de la Universidad de Girona, “es haber aislado al Quijote de su contexto histórico e incluso analizarlo con los ojos de cada presente que lo revisaba y acomodarlo a esa mirada”. Lamenta que otros biógrafos y expertos hayan mirado a Cervantes casi “como a un extraterrestre. Hay que verlo con las corrientes intelectuales de su tiempo, donde aparecen novedades como el escepticismo o el descubrimiento del helenismo”.

La principal aportación de esta biografía, según su autor, es esa perspectiva bifronte del libro que enmarca su obra con los datos conocidos de su vida, es decir su vivencia cotidiana y de la época: “Tenía un salario digno y su matrimonio con Catalina Salazar y Palacios, que era mucho menor que él, es bastante normal para la época. Lo enmarco en la cotidianidad de tal manera que, por ejemplo en su testamento ella le deja su ajuar privado ‘por el mucho amor que nos hemos tenido’, dice. Eso desmonta la idea de que Cervantes se separa y va a Andalucía por exigencias profesionales”.

Dentro de ese panorama de comprensión histórica, García López recuerda la realidad que pudo haber empujado a Cervantes a dejar el teatro y dedicarse a la prosa hasta dar con El Quijote. Es una confluencia de varios factores. “Por cuestiones personales y laborales debe abandonar el teatro al ser nombrado funcionario real como Comisario del Rey, entre los años 1587 y 1601. Son sus años andaluces, es entonces cuando escribe más prosa, más relatos, y empieza a explorar, como los autores de la época”.

Cuatrocientos años después, Miguel de Cervantes Saavedra sigue esquivo, rodeado de enigmas. Uno se sitúa en sus años juveniles de los que poco se sabe. De su presencia en la batalla de Lepanto (1571), donde un trozo de plomo afectó los nervios de su mano izquierda y la dejó inutilizada; y de su cautiverio en Argel, al que sobrevivió después de cinco años, asoman momentos heroicos.

Maestría en su creación y sombra en su vida que, según García López, “debe permitirnos sortear tópicos casi inmortales sobre Cervantes o planteamientos simplistas y prejuicios añejos, juicios poco equilibrados, perspectivas sentimentales o falsamente modernas, atrevidas y rupturistas”.

Grandes sucesos

Nace en Alcalá de Henares el 29 de septiembre de 1547.

En 1571 participa en la batalla de Lepanto donde un trozo de plomo le inutiliza la mano izquierda.

En 1575 es capturado y llevado a Argel. Ahí permanece cinco años.

En 1584 se casa con Catalina de Salazar y Palacios en Esquivias.

En 1604, publica la primera parte de El Quijote. La segunda en 1615.

Muere el 22 de abril de 1616, en Madrid.

Con información de El País

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