¡Auxilio! Nos grita la selva amazónica

GUADALAJARA, JALISCO (28/JUL/2013).- Esto no es de broma!  El Congreso de Brasil está por ratificar un  infame proyecto para que… ¡una buena parte de la selva amazónica sea convertida en pastizales, carreteras y campos de cultivo!

Un descomunal porcentaje de la cuenca del Amazonas —llamada “el pulmón del mundo”, de la que siempre hemos oído hablar casi con veneración, imaginándola como un lugar portentoso y fantástico— intenta ser destruida para convertirla en pastizales ganaderos y cultivos perecederos, con toda la parafernalia necesaria para el comercio de los “bienes” ahí  producidos; y que las maderas obtenidas sean vendidas como material de construcción, triplay y páneles, o celulosa para el papel y sus derivados.

No quisiera ser alarmista, ni pasar de ecoloco, pero ¡Esto que les estoy platicando es de a de veras! Acabamos de estar ahí en la selva y con la gente que la habita… y la emergencia es patente.

La Amazonía, puede quedar convertida —si los ciudadanos del mundo nos descuidamos— en pastizales inocuos que, aunque de momento alimentarán ganados perecederos, más tarde, dado el alto grado de acidez, se convertirán en yermas e inhóspitas tierras, cómo ya hemos visto que ha sucedido en muchas partes del planeta.

Los beneficios, claro está, serán para unas cuantas personas que buscan su personal beneficio momentáneo, sin reparar en el futuro de las próximas generaciones.

El área que se planea deforestar es, nada menos que unas cuatro veces el tamaño de Portugal.

El “tumba, roza y quema”, nos consta que ha sido —en los últimos cien años— el espeluznante creador de varios de los actuales desiertos del mundo. Nada menos que 160 mil  kilómetros cuadrados de bosques han sido talados y… abandonados, en los años recientes.

“Tumba, roza y quema”, pareciera ser la nefasta bandera: siembra y cosecha cualquier cosa que sea; se agota la tierra… cambia de lugar y… la cosa se vuelve a empezar”.

Habrá que comprender los bosques del Amazonas son los responsables del 20% de la humedad y el oxígeno que respiramos los que vivimos en el planeta, independientemente del escondido lugar donde estemos.

Curioso es que la cuenca del Amazonas y sus cientos de afluentes (debido a su vegetación arbórea) contiene el 30% del agua dulce del mundo: el resto se encuentra entre los ríos, lagunas y glaciares de diferentes partes del globo. El agua de los océanos, que ocupa la mayor parte del planeta, por más que desde el espacio luzca azul muy brillante, no la podemos beber.

Por otra parte, es muy importante apuntar que los científicos últimamente han descubierto que las plantas del Amazonas generan los “novedosos” medicamentos que se están aprovechando para controlar algunos de los males de la Humanidad: el temible cáncer es uno de ellos.

Un sinfín de bondades, que aún no conocemos, están a punto de perderse para siempre si dejamos que ese bosque se destruya por la errónea visión de las autoridades.

Está muy lejano… quizás pensemos. Dejen que allá en el Brasil tan lejano se discutan las cosas que no nos atañen, pero… ¿No has notado que los veranos están siendo más calurosos? ¿Y que los océanos están inundando algunas ciudades? ¿Y que ciertas especies de plantas y animales están desapareciendo? ¿Y que la próxima especie en extinción es el hombre? ¿Y que mucho se debe a que los mismos “homo sapiens” hemos descuidado la casa en donde vivimos?  

Escribe a  fsaviolo@openlink.com.br  para, que con tu apoyo juntos podamos gritar ¡Auxilio..!, y evitar que el Congreso brasileño lleve a cabo este nefasto proyecto. Manda tu nombre para que sea agregado a los millones que en el mundo entero nos oponemos a tal intención.

Juntos ¡Seguro lo detendremos…!

P.D.: Y pensándolo bien… ¿Qué no podremos hacer algo así para conservar nuestro Bosque La Primavera —aquí tan cercano— que igualmente y por el mismo motivo, también nos da gritos de auxilio?

deviajesyaventuras@informador.com.mx