Apuesta por la equidad

GUADALAJARA, JALISCO (17/FEB/2014).-Radicado en la Ciudad de México, el arquitecto chileno Rodrigo Díaz González estuvo en la ciudad para ofrecer una conferencia en la Escuela Superior de Arquitectura ( ESARQ); el egresado de la Universidad Católica de Chile y doctorado por el MIT de Boston (Estados Unidos) y especialista en cuestiones de urbanismo, relata que su vocación en esta materia tuvo “un origen un tanto casual, porque mi interés fue la ciudad pero en Chile no existía la carrera de urbanista y por eso estudié arquitectura; con el tiempo me especialicé en urbanismo y concretamente en vivienda”.

Llegado a México, trabajó por tres años en INFONAVIT, sin embargo, dice, “las políticas en este ámbito me impulsaron a entrar en un entorno más amplio y políticas de movilidad; así, me di cuenta que el gran problema de México en vivienda se debe a enfocar el problema como un asunto meramente hipotecario y no urbano, interesaba proveer créditos pero no ver cómo se incluían esas casas en un entorno mayor y cómo se moverían las personas que ahí vivirían”.

De esa forma, destaca que se padece un gran problema de “vivienda abandonada” en el país —casi cinco millones de casas en el abandono—, a lo que no es ajena la zona metropolitana (en especial en Tlajomulco e Ixtlahuacán), lo que “se debe en buena medida a que las personas que compraron, cuando lo hicieron se dieron cuenta de que tardaban demasiado en llegar a sus fuentes de trabajo, con transporte malo y gastando a veces hasta el 25 por ciento de sus ingresos en moverse; lo que no es sostenible ni para la familia ni para las ciudades, es un modelo intensivo en energía y tiempo que daña la productividad y genera múltiples emisiones”.

En este sentido, se ha interesado en los temas de movilidad y fomento al transporte público, lo mismo que la bicicleta; en sus palabras, “las ciudades se hicieron para el intercambio humano, de experiencias y conocimiento; somos seres urbanos y, sin embargo, creadas para el gozo, las ciudades se tornan padecimiento, consolidando un modelo muy inequitativo, porque los beneficios no caen a todos por igual”.

Lo anterior, revela, le llevó a interesarse aún más por lo urbano, “porque entiendo que la profesión de arquitecto y la de urbanista, debe estar marcada por un fuerte componente social”; así, ahora con residencia mexicana, asegura que llegar a la capital “fue un choque brutal, se da uno cuenta que lo que se sabe debe aprenderse de nuevo. El DF apabulla, pero también ofrece conocimientos y despierta los sentidos como urbanista; tiene enormes desafíos en movilidad, transporte y participación ciudadana, aún sigo aprendiendo y con asombro”.

Díaz González ha transitado por diversas organizaciones y ONG’s en este país y, tras su paso por INFONAVIT, ha regresado a ese campo y actualmente trabaja para el World Resources Institute, además de mantener un blog (Pedestre) muy visitado que aborda estos temas; así, comenta que la movilidad, desarrollo sustentable y los asuntos urbanos “son ahora temas —a diferencia de hace unos años— que la gente aborda mucho en las redes sociales; en parte se da por necesidad, nuestras ciudades ya no se mueven, porque los grandes traslados, el aire irrespirable y el deterioro del espacio público afectan la calidad de vida, y hay que hablar de ello. A esto se suman la aparición de muchos grupos de la sociedad civil que, con ingenio y tenacidad, han puesto el tema sobre la mesa, lo que es un gran logro”.

Tras estar “de acuerdo en el diagnóstico”, sostiene, “lo que nos falta es estar de acuerdo en las herramientas; pero al menos tenemos un mismo lenguaje. No se pueden ignorar los problemas y hay que actuar, el mundo nos demanda eso y, creo, hay razones para un relativo optimismo, aunque se deba a un marcado deterioro”.