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Aprender de ellos

Universidad de Guadalajara y discapacidad

Por: EL INFORMADOR

GUADALAJARA, JALISCO (01/ABR/2011).- Es indudable que comunitariamente hablando, a partir del establecimiento y el ejercicio de valores morales se contrarresta la moderna y dañina tendencia hacia esa cultura individualista con todas sus graves consecuencias sociales que impactan negativamente en nuestra vida comunitaria. La Universidad de Guadalajara ha emprendido un movimiento social cuya esencia es precisamente este ejercicio de valores; por lo tanto muy digno de tomarse en cuenta y de apoyar incondicionalmente. Consiste en ayudar a grupo sociales que viven en el desaliento, la ansiedad y la depresión; me refiero concretamente al colectivo de la discapacidad.

Apoyados en la Unidad de Servicio Social de la propia Universidad de Guadalajara se ha puesto en marcha una iniciativa acertadamente bautizada como “Programa Uniendo Corazones”, que básicamente consiste en auxiliar instituciones ya establecidas dedicadas al apoyo de grupos de personas con algún tipo de discapacidad: down, parálisis cerebral, autismo, discapacidad intelectual y algunas. La estrategia consiste en la participación activa y directa de especialistas como médicos, psicólogos, enfermeras y trabajadoras sociales que acuden y/o reciben a maestros y alumnos de los centros de educación ya en marcha para diagnósticos, diseños de programas, estrategias de manejos y un sin fin de conocimientos alrededor del reto de la discapacidad.

La iniciativa resulta indispensable sobre todo para todas aquellas instituciones nacidas desde la necesidad de padres de familia que ven cerradas las puertas de Escuelas de Educación Especial por la sencilla razón de que la existencia de estas es prácticamente nula, instituciones que por cierto trabajan con un común denominador: la desesperante escasez de recursos económicos. Baste un dato para dibujar el oscuro panorama: en el área metropolitana de Guadalajara se estima en 90 mil personas las que padecen algún tipo de discapacidad intelectual, de dicha cantidad tan solo 15 mil cuentan con algún tipo de apoyo institucional; terrible dato irrefragable.

La plausible idea de La Universidad de Guadalajara debe tomarse como punto de partida para que se amplíe el programa de Escuelas Barriales que por ejemplo tiene establecido y puesto en marcha la Fundación Santa Marta y que apoya especialmente a niños y jóvenes con discapacidad que viven en zonas marginadas combatiendo así el terrible sedentarismo que acompaña la vida de estos chicos. “Uniendo corazones” es una iniciativa nueva, porque se trata de otro tipo de apoyos, incluso me atrevo a sugerir que la Unidad de Servicio Social de la UdeG promueva con los padres de familia la formación de grupos que se vean beneficiados por lo menos para saber que hacer con sus hijos en casa.

Tomando en cuenta la membresía de alumnos que tiene la Universidad de Guadalajara, tanto en el aspecto cuantitativo como cualitativo, considero que esta feliz iniciativa se había convertido en impostergable y vital. Decisión inteligente y profunda solidariamente hablando porque se podrá afirmar que la universidad usa la solidaridad como arma de subversión. Se abre así la posibilidad de que por esta vez y en esta lucha venzan los vencidos. Amén de los amenes.

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