Aprender de ellos

GUADALAJARA, JALISCO (03/DIC/2010).- Con una mirada al pasado, digamos hace tres décadas, acompañada de una simple reflexión, se hubiera visto imposible que pasara lo que está pasando, socialmente hablando; es decir, sentir que vivimos en una sociedad impaciente por decaer día a día; experimentar, por momentos, que nos movemos en una sociedad vacía de valores. La consignación cotidiana de ejemplos de intolerancia, de mentiras, de fraudes, de impunidad, persecuciones, prejuicios y crímenes indecibles, nos han sumido en tal estado de frustración y desconfianza que pocas esperanzas conceden a futuros de armonía y entendimiento.

Ante tal escenario es reconfortante enterarse que cuando más densas son las tinieblas, de pronto aparecen momentos de iluminación que conceden alientos. Tal es el caso del anuncio que se dio la semana pasada de la puesta en marcha de un movimiento ciudadano denominado: “Jalisco cómo vamos”, que aspira, fundamentalmente a convertirse en una especie de falansterio de alta credibilidad. El movimiento está formado, atinada e inteligentemente, por tres sectores básicos de la sociedad: empresarios, académicos y medios de comunicación, particularmente la Fundación Álvarez del Castillo, Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) y la asociación EXTRA. La organización está inspirada en un modelo colombiano que ha dado excelentes resultados en ciudades latinoamericanas con culturas similares a las nuestras. El trabajo de esta iniciativa consistirá en el análisis, serio y puntual de los comportamientos, desarrollos y rumbos que toman gobierno y sociedad y que se traducen en la calidad de vida de los ciudadanos.

Recojo con optimismo y esperanza dos puntos de la agenda que impactan directamente, ojalá así lo vean los directivos, en el tema de las personas con discapacidad: La educación cívica y La práctica ciudadana. Después de exponer, analizar y comparecer acerca de estos dos temas, se podrá estar en condiciones de reconocer y en consecuencia actuar, acerca de la evidente y reiterada inclinación a la indiferencia y desdén hacia este sector vulnerable y discriminado; ese desdén, que así calificaba Virgilio: non ragioniam dilor, ma guarda e passa: (no hablemos de ellos pero mira y pasa). Al evitar instalarnos en la cómoda posición de culpar de todo al gobierno, ni tampoco trabajar con intenciones políticas, mucho menos partidistas, aspiraremos a transformarnos, de una sociedad en completa ataraxia, en una sociedad perseguida por la obsesión de mejorar.

Tal vez llegó el momento de asumir que la grave crisis en la vida social no está sólo en los malos gobiernos y su cauda de corrupción e impunidad, sino en las condiciones morales con que asumimos nuestra responsabilidad como ciudadanos.

La historia nos ha enseñado que muchas de las graves crisis de carácter social que se han padecido pueden ser fecundas. “Jalisco cómo vamos”, puede ser un instrumento que permita aspirar a la prosperidad, justicia, concordia y paz. Que su trabajo y resultados lleguen a ser elevados a rango de creencia; no olvidándose que la discapacidad, en ciertos momentos, es la reserva espiritual de la humanidad. Sinceramente deseamos que estemos ante un caso de buena puntería histórica, Amén de los amenes.