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Aprender de ellos

El dedo en la llaga

Por: EL INFORMADOR

GUADALAJARA, JALISCO (24/SEP/2010).- “El dedo en la llaga”, así considera Rosa Chávez Cárdenas, una mujer de implacable lucidez, el articulo: “Cómplices, todos, de una injusticia”, que quien esto escribe publicó el 3 de septiembre, referente al deshonroso y repugnante trato que se da a los enfermos mentales internados en El Zapote; ver EL INFORMADOR sección local, septiembre 3 “APRENDER DE ELLOS.

Rosa, escritora de varios libros: “Discapacidad, encontrarle sentido al dolor”, 2003; “Ciencia y filosofía de la homeopatía”, 2008; “Los padres malabaristas”, 2009; que a través de sus obras demuestra que opta por enfrentar luchas y verdades en lugar de abrazar utópicas ilusiones, abunda en el tema con escalofriantes testimonios. Cito textualmente: “El gran problema de El Zapote, es la población de pacientes abandonados y de indigentes. Desde hace muchos años, las familias al darse cuenta que tenía un trastorno mental (un pariente), lo internaban en el psiquiátrico, daban un domicilio mientras lo atendían, se cambiaban de casa y hasta de ciudad y nunca regresaban por él. Así se encuentran desde niños hasta adultos en ese lugar que es su casa; la falta de presupuesto, la atención, el hacinamiento, la sobre población, en fin... fueron complicando el problema. El área de los niños es de dar tristeza, la mayoría fuera de la realidad, otros amarrados, desnudos que no toleran la ropa… en el área de mujeres, te pedían: 'díganle a mi familia que venga por mi', y varias veces les seguí el juego, ellas me dictaban la carta que yo escribía y luego les preguntaba el domicilio, me decían, 'esta por una calle que tiene un árbol y luego da vuelta a la derecha, bla, bla, bla'. Hace unos años ya separaron los agudos en San Juan o en Zoquipan y los crónicos en El Zapote. Otro de los problemas es que en San Juan, los padres (sacerdotes) a todos les daban electroshock; un amigo psiquiatra me comentó que no los mandaba por esta causa, que él dejaba instrucciones y los padres hacían lo que querían”.

Patéticas y reveladores los testimonios de Rosa Chávez. Resulta increíble que gobierno y sociedad, en pleno siglo XXI, tolere tales injusticias con personas que padecen algún tipo de trastorno mental, pero que antes que nada siguen siendo personas. Hay que señalarlo con toda claridad, esta condición de no humanidad se presenta debido al atávico posicionamiento de gobierno y sociedad que ejercen una actitud de continuo fingimiento.
Por otra parte, da cuenta de la cultura de altruismo que practicamos, un altruismo que condiciona su ejercicio a la presencia de cámaras y fotógrafos. Lo peor del caso es la situación generalizada de estos fenómenos, estamos viviendo en un país donde la indiferencia social no es la excepción, es la regla y pensándolo bien, quizá no resulte extraño este fenómeno, si sabemos que ha triunfado la prevalencia de valores materiales por encima de principios morales. Finalmente, cualquiera que sean los motivos y consecuencias, que conductas tan vergonzosas, dañinas y malas. Amén de los amenes.

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