Aprender de ellos

GUADALAJARA, JALISCO (06/AGO/2010).-Vicente del Bosque, el entrenador de la selección española de futbol que recién llevó al campeonato del mundo a su equipo, le dedicó el título a uno de sus hijos; un joven con síndrome Down que vivió la celebración con enorme sencillez y verdadera alegría. Todos los que vieron algún partido de la justa mundialista pudieron percatarse que, como parte del protocolo, previo al inicio de cada juego los equipos desfilan hasta el centro de la cancha llevando cada jugador a un niño tomado de la mano; debemos suponer que son chicos nacidos en el país anfitrión.

Al mirar, una y otra vez este desfile y enterarme del hijo Down del señor del Bosque, se me ocurre que pudiera establecerse como norma que en cada partido de las ligas futboleras que compiten por todo el mundo, se siga este protocolo, y que el equipo anfitrión haga su presentación y desfile con chicos en discapacidad.

Ratifiqué la idea con motivo de la inauguración del estadio de las Chivas, hoy hace una semana, inauguración que hubiera sido un maravilloso escenario para practicar la inclusión de la discapacidad. Estos serían eventos convertidos en ceremonias de halago y justicia a los pequeños con discapacidad, que requerirían de un mínimo esfuerzo y mucha generosidad.

Las razones de la inclusión son múltiples y de todo jaez, todas estas razones son algo mas profundo que la simple lógica. Al tomarlos en cuenta, ellos podrán contar sus propias historias y habrán renacido. Además, cada evento, con esa simplicidad de esfuerzo se convertirá en un merecido homenaje a las familias de los discapacitados, familias que sufren, lloran y luchan, pero que sobre todo tienen esperanzas. Tomarlos en cuenta, acercarnos a ellos, convivir con ellos, no requiere de justificación, por lo contrario, es evitar que mueran como ahora viven: pobres y solos.

El futbol se ha convertido en un espectáculo de enorme popularidad en todo el mundo, muchos de los jóvenes deportistas de pronto se ven convertidos en famosos que trascienden las canchas de juego, si estos famosos otorgan un pequeño espacio de sus apariciones publicitarias para asociarse con algún joven con discapacidad les habrá abierto puertas de libertad y justicia jamás imaginadas. Todo es cuestión de caminar de la contemplación a la acción.

La magia que otorga la solidaridad puede operar a favor de un cambio en nuestra actual cultura filantrópica, asunto, en el fondo, de reprimir nuestros afanes de lucro y notoriedad. Es altamente probable que la caridad sea una de las vías rápidas a la lucidez social tan perdida -o deformada- en estos convulsos tiempos.

Ver a la discapacidad aliada con el deporte más popular del mundo es mandar a toda la sociedad imágenes de verdaderos actos de inclusión mas dignas de crédito que mil palabras de buenas intenciones. El esfuerzo, que por cierto no es tan pesado, sería en cambio un acto de la más elemental justicia social al que bien vale la pena dedicar fuerza, entusiasmo, en fin, todos los afanes.

Habrá que esperar quien compone la letra para escuchar una nueva canción. Amén de los amenes.