Martes, 26 de Noviembre 2024
Suplementos | Por: José Luis Cuéllar de Dios

Aprender de ellos

Lorena, Rafa y Maquiavelo

Por: EL INFORMADOR

GUADALAJARA, JALISCO (30/JUL/2010).- No siempre hacer referencia al florentino Nicolás Maquiavelo, resulta maquiavélico;  menos ahora que me refiero a dos jóvenes deportistas de excelencia y proyección mundial que han decidido, desde hace tiempo, dedicarse a obras altruistas que mucho los distingue y enaltece. El título de la presente colaboración queda influido porque nunca más comprobado: el fin justifica los medios (Maquiavelo dixit) que ahora con motivo del evento social que tanto Lorena Ochoa, la mejor golfista del mundo -así este en el retiro-, y Rafael Márquez, el mejor defensa del mundo -así ya pronto se retire-, organizaron en días pasados con el objeto de recaudar fondos y anunciar la alianza de sus fundaciones para atender la educación de niños en estado vulnerable.

No resulta extraño, mucho menos coincidencia que dos personajes del mundo deportivo cuyo esfuerzo a lo largo de su trayectoria fue ejemplar, decidan apoyar la educación. Son personas convencidas que educar es construir futuros mejores.

Con inusitado ahínco estos dos seres humanos llevan a cabo acciones sociales de carácter altamente humanitario. No es sencillo tomar la tarea de la solidaridad social y convertirse en verdadero filántropo; la filantropía escogida como modo de vida fatiga, exige, se impone y en ocasiones hasta devora.

Lorena y Rafa convocaron a un sector de la sociedad tapatía a participar en un evento meramente social: una cena con un menú de manjares, famosos grupos musicales y personalidades de la farándula y de la sociedad. Las secciones de sociales de los diarios de la localidad dieron cuenta puntual del evento. El resultado ha sido exitoso, enhorabuena, pero queda la pregunta -a veces nuestro juicio debe ponerse a prueba- de si los asistentes se han dejado invadir por un genuino espíritu altruista ante el ejemplo de los dos anfitriones, o solamente aprovecharon la inigualable oportunidad para que, a partir de cierta manipulación sutil, se presentara la ocasión de alimentar egos sociales.

Nuestra sociedad se distingue -señalo, no acuso- por la práctica de un altruismo intermitente, contradictorio y muy espaciado; resulta difícil que se involucren en las ansiedades, miedos y angustias de aquellos colectivos en franca desventaja. Duele decirlo pero el ambiente que priva en este tipo de eventos resulta ser un espejo deformado de una sociedad solidaria y justa. La vanidad es incita a nuestra condición humana -señalo, no acuso-, sin embargo, cuando a esté implícita vanidad se le suma el protagonismo frívolo, es entonces cuando se deja poco espacio para la siembra de la semilla que florece como auténtico altruismo, porque habremos de reconocer que ayudar una vez no es ayudar.

También es justo reconocer que el mejor maestro es el ejemplo y que en este tipo de eventos suele ocurrir que el mensaje, de dicho y de hecho, que mandan Lorena y Rafa se convierte en ejemplo, y alienta caminar el recorrido de la solidaridad social. Lorena Ochoa y Rafael Márquez apoyan grupos vulnerables de niños por convicción propia; que su ejemplo sirva para convencernos que la solidaridad da forma al alma y nutre la vida. Como haya sido el fin justificó los medios; amén de los amenes.

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